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Monago, síntoma de lo ocurrido y ojito derecho de Rajoy
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Melchor Miralles

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Monago, síntoma de lo ocurrido y ojito derecho de Rajoy

José Antonio Monago es el hombre de moda en el PP. Noche electoral. Calle Génova. Cuartel general popular. El despacho de Rajoy lleno de gente. Además

José Antonio Monago es el hombre de moda en el PP. Noche electoral. Calle Génova. Cuartel general popular. El despacho de Rajoy lleno de gente. Además de "el jefe" y su esposa, Viri, ahí están Soraya, María Dolores Cospedal, Esteban González Pons, Ana Mato, Pío García Escudero, Rodrigo Rato, Carmen Martínez Castro... La guardia pretoriana. Sólo falta, a ratos, Esperanza Aguirre, que sube y baja desde la primera planta. El éxito está ya acreditado. Sólo hay preocupación con el resultado de Ruiz Gallardón en Madrid, a quien esperan en la sede central. Todos los presentes celebran alborozados el éxito mientras Mariano Rajoy, descorbatado, mangas de la camisa recogidas, impasible, no se levanta de su mesa y no retira la mirada de la pantalla de su ordenador, escrutando resultados, atento a cada modificación del recuento y ajeno a la algarabía de los colegas. Victoria aplastante. De pronto, "el jefe” da un puñetazo en la mesa. Se hace el silencio. ¿Qué pasa? Y Rajoy habla: "Hemos ganado Extremadura, pero Monago no consigue por un escaño la mayoría absoluta". Otro puñetazo en la mesa. Cabreo formidable. "Que putada que el éxito quizá más importante se haya empañado".

Monago va a ser, pase lo que pase, un hombre importante en el PP. Es el niño mimado de Rajoy. Si consigue presidir Extremadura con la abstención de IU, porque entonces se convertirá en uno de los barones de peso. Pero si finalmente Fernández Vara se sale con la suya, cosa poco probable a día de hoy, Monago no dejará de ser el hombre en el que se ve reflejado Rajoy. El ganador al que una pinza PSOE-IU no deja gobernar. El corredor de fondo que hace posible lo que parecía inalcanzable. El luchador en la sombra. El hombre tenaz. El tipo callado que desde la modestia alcanza la cima. El tipo de político que le gusta a Rajoy. Además, responde al perfil de la nueva hornada que "el jefe" del PP está conformando en los liderazgos autonómicos mejor que nadie. Y es un hombre de Rajoy, fue el quien decidió auparle a la cabeza de cartel. Por eso el puñetazo en la mesa. Por eso el disgusto. Por eso ese "este tío es de primera, es uno de los nuestros. Hemos de poner en valor el mérito de su victoria en las urnas" que espetó Rajoy a los presentes en el akelarre victorioso del 22-M en Génova.

Lo que más admira Rajoy de Monago es su experiencia en el gobierno municipal pacense y su capacidad para, en la era de las redes sociales, haberse ganado la victoria pateando cada calle de cada pueblo extremeño, cada plaza, cada rincón de una Comunidad que lleva 28 años gobernada por el PSOE con  mano de hierro. En la época del I Pad se ha ganado la victoria destrozando la suela de los zapatos y mitineando a la antigua. Como hay que ganar en Extremadura.

Antes del martes 21 se sabrá si preside Extremadura

Nacido en Quintana de la Serena el 10 de enero de 1966. Preside el PP de Extremadura desde noviembre de 2008. Es senador también desde 2008, desde abril. Ha sido concejal y primer teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Badajoz desde 1991. Hijo de un guardia civil, se crió en Badajoz. Para poder pagarse sus estudios de Derecho ingresó en el Cuerpo de Bomberos, donde tiene rango de jefe de sección. Trabajó en los equipos de rescate que actuaron en Madrid en el famoso incendio de Almacenes Arias. Doctor en Derecho por la Universidad de Salamanca, es especialista en criminología, materia que le está siendo más que útil en este debate postelectoral que ya veremos si le lleva a la presidencia.

Monago como síntoma del éxito de la derecha y de la crisis formidable de la izquierda. Y de cómo hay veces en que los ciudadanos y los militantes se rebelan contra la dirección de los partidos pensando en el beneficio de los ciudadanos

El líder popular respira tranquilidad entre tanto ajetreo. Habla cada día con Pedro Escobar (IU)

Extremadura es, junto al País Vasco, la Comunidad Autónoma donde los pactos post electorales están generando mayores quebraderos de cabeza y más tensión política. Antes del próximo martes, día 21, va a saber si consigue presidir Extremadura. El PP tiene 32 escaños, el PSOE 30 e IU 3. A día de hoy, lo más probable es que lo haga. La dirección de una Izquierda Unida que vive una desunión que evidencia la crisis de la izquierda española, aún no ha tomado la decisión. Las bases de IU en la comunidad han hecho una suerte de referéndum en el que se planteaban tres alternativas: A) Votar al PSOE en implicarse con Fernández Vara en tareas de Gobierno; B) Votar al PSOE sin entrar después en el Gobierno y C) Abstenerse, posibilitando así que gobierne Extremadura el PP. Y las bases están siendo rotundas. Hasta la fecha, sin concluir la consulta, un 80% se ha inclinado por la alternativa C. Sí, C de cambio, porque la gente de izquierda en Extremadura, como en tantos sitios, está harta del PSOE. Especialmente críticos son los militantes de las zonas rurales.

El líder de la IU extremeña, Pedro Escobar, se siente ninguneado, excluido. En privado y en público habla de "28 años de gobierno socialista que han sido 28 años de agravios a la izquierda". Está convencido de que Extremadura necesita aire nuevo. Y en lo personal se considera maltratado reiteradamente. Me cuentan que en el último Debate del estado de la Región, el PSOE se negó a facilitarle la entrada a la Asamblea como público, y finalmente pudo acudir invitado personalmente por Monago, a quien tiene en buena consideración personal pese a sus diferencias ideológicas.

¿Y si la oposición preside el Parlamento?

Las espadas están en alto. Monago tiene claro que el martes 21 ha de estar resuelto el dilema. No está dispuesto a aceptar componendas. Ese día se constituye el Parlamento y después hay un mes de plazo para la investidura. El no va a negociar la mesa de la Asamblea si no hay una garantía absoluta de que IU le apoyara para investirle presidente. Si tiene la garantía al cien por cien y por escrito, se elegirá presidente y posibilitará la presencia de IU en la Mesa de la cámara. Si no, el PP ocupara los tres puestos que tiene garantizados y en ese escenario IU podría otorgarle la presidencia al PSOE garantizándose la presencia en la Mesa. Me consta que Pedro Escobar ha llegado a decir que no le parecería mal "que en Extremadura hagamos como en Gran Bretaña, donde es la oposición quien preside el Parlamento". Estos chicos de IU son estupendos.

El líder popular respira tranquilidad entre tanto ajetreo. Habla cada día con Escobar. Tiene cerrada una reunión con el ex presidente socialista Fernández Vara para mañana viernes. Tiene línea directa con la sede del PP de la calle Génova y si le hablas de sus posibilidades de futuro en el ámbito nacional, de la predilección de Rajoy por él, de lo bien visto que está en el alto mando popular, huye como de la peste: "Mi pasado, mi presente y mi futuro pasan por Extremadura y por los extremeños". Pero en Génova saben que está llamado a cotas mayores. Por eso quizá pronto tenga más de un enemigo que hoy ni imagina. ya se sabe que en la política, como en la vida, la envidia corroe a muchos. Va a tener más trabajo que cuando defendía la portería de la selección extremeña de balonmano con éxito de crítica y público.

Monago como síntoma del éxito de la derecha y de la crisis formidable de la izquierda. Y de cómo hay veces en que los ciudadanos y los militantes se rebelan contra la dirección de los partidos pensando en el beneficio de los ciudadanos. Porque quien puede salir escaldado de esta película extremeña es Cayo Lara, incapaz de capitalizar la debacle del PSOE y de ilusionar a los votantes de la izquierda, a quien se le rebelan las bases. Cayo Lara presiona a IU de Extremadura hasta límites muy poco democráticos para evitar que Monago presida el Gobierno. ¿Lo conseguirá? Los extremeños se tocan, que escribieron Pedro Muñoz-Seca y Pedro Pérez Fernández. Se me ocurre más de uno que podría ser Marcelino y más de dos que podrían hacer el papel de su compadre Pancorbo. Dejo a su imaginación quien sería en esta obra el turco Ali Benamal.

PS.- Otro a quien después de estas elecciones Rajoy tiene en buena estima es Carlos García, a quien llamó esta semana personalmente para felicitarle por su actuación en Elorrio, otorgando su voto a la candidata del PNV, a la que hizo alcalde, para evitar que Bildu se hiciera con ese consistorio. Le van a seguir con interés. Ha gustado su gesto, admiran su coraje y el PP quiere que se sienta apoyado en esa batalla por la defensa de la libertad frente a los violentos y los totalitarios.

José Antonio Monago es el hombre de moda en el PP. Noche electoral. Calle Génova. Cuartel general popular. El despacho de Rajoy lleno de gente. Además de "el jefe" y su esposa, Viri, ahí están Soraya, María Dolores Cospedal, Esteban González Pons, Ana Mato, Pío García Escudero, Rodrigo Rato, Carmen Martínez Castro... La guardia pretoriana. Sólo falta, a ratos, Esperanza Aguirre, que sube y baja desde la primera planta. El éxito está ya acreditado. Sólo hay preocupación con el resultado de Ruiz Gallardón en Madrid, a quien esperan en la sede central. Todos los presentes celebran alborozados el éxito mientras Mariano Rajoy, descorbatado, mangas de la camisa recogidas, impasible, no se levanta de su mesa y no retira la mirada de la pantalla de su ordenador, escrutando resultados, atento a cada modificación del recuento y ajeno a la algarabía de los colegas. Victoria aplastante. De pronto, "el jefe” da un puñetazo en la mesa. Se hace el silencio. ¿Qué pasa? Y Rajoy habla: "Hemos ganado Extremadura, pero Monago no consigue por un escaño la mayoría absoluta". Otro puñetazo en la mesa. Cabreo formidable. "Que putada que el éxito quizá más importante se haya empañado".

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