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De nuevo, ETA
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De nuevo, ETA

Este post no estaba previsto. Tampoco lo estaban el atentado de ayer en Mallorca que segó la vida de dos guardias civiles y produjo grandes daños,

Este post no estaba previsto. Tampoco lo estaban el atentado de ayer en Mallorca que segó la vida de dos guardias civiles y produjo grandes daños, ni el del miércoles en la Casa Cuartel de la Guardia Civil en Burgos que dejó 65 heridos leves, un paisaje dantesco y un susto que no se olvida mientras uno viva. Aunque algo previsibles sí que eran estos atentados: verano, Guardia Civil… y 50 años, que se dice pronto, de un Estado incapaz de atajar el terrorismo de ETA o controlar sus entornos.

Algo falló en la carnicería prevista en Burgos, estaba diseñada para ser un “Vic-2”, pero ayer nos mostraron su capacidad de reacción: lo bien organizados que están y cómo se pueden llegar a mover libremente por España. Será un lugar común, se repetirá hasta la saciedad, pero la primera obligación de un Estado es la de garantizar la vida y la integridad de sus ciudadanos. Por parte de los poderes públicos nada nuevo: las mismas declaraciones tópicas, la misma retórica… y la misma confusión de ideas en los máximos responsables en la lucha antiterrorista.

Julen Madariaga expresó hace poco su certeza de que el Gobierno estaba negociando con ETA de nuevo. Si fuere el caso, lo que está claro es que las conversaciones no están dando los resultados que ETA quiere y ha decidido poner las pistolas sobre la mesa. ¿Nos espera un verano “caliente”?

Negociación… ¿Es que no bastó la lección del parking de la Terminal 4 en el Aeropuerto de Madrid-Barajas? Y lo que hay que tener muy claro es que no importa lo que se haga, cuánto se conceda, los injustificables privilegios que se otorguen a unos y a otros, llegando incluso a la independencia del País Vasco: ETA siempre matará, porque ETA es sobre todo un negocio del que son accionistas principales cientos de presos y sus entornos. Y si no les gusta como va la negociación o se para, pues se mata. Con quien ha hecho del terror, el asesinato y el crimen su modo de vida, no hay nada que negociar. ¿O acaso negociamos con traficantes de armas y drogas, para ofrecerles una salida digna si abandonan el negocio?

ETA mata porque si no lo hace, se le acaba el negocio y los encarcelados y sus entornos se impacientan

ETA no mata porque esté en la lucha por liberar a un pueblo oprimido: ETA mata porque si no lo hace, se le acaba el negocio y los encarcelados y sus entornos se impacientan. Quienes trabajan para ETA y entes afines, están convenientemente remunerados, tienen el puesto asegurado, todos los gastos pagados, no dan un palo al agua y además ni pagan impuestos ni tienen que cotizar a la Seguridad Social. Eso sí: de vez en cuando hay que matar o hacerse notar, causando estragos, cuya reparación ya pagará el sufrido contribuyente.

El negocio de ETA es tan sumamente repugnante, que ellos mismos han de darle a sus sicarios alguna razón que justifique su actividad. Todos saben que es mentira: en el fondo ninguno de ellos se cree lo del pueblo vasco oprimido y la lucha armada para salvarlo. No se lo cree nadie, esa es la verdad, pero todos se apuntan al argumento. En las ikastolas se indoctrina y durante años se ha enseñado desprecio racista por quien no sea vasco y abertzale a la vez que a sacar partido al victimismo nacionalista.

Todo criminal desprecia a su víctima y todo crimen se comete por un interés, sea el que fuere: el placer de matar, la obtención de un lucro, la notoriedad calculada o la sed de venganza. En el caso de ETA, como en el de la mafia, asesinar y destruir es parte del oficio.

Mucho aficionado hay al burladero —y nunca mejor dicho— del nacionalismo. Ya lo dijo Arzallus: “Unos sacuden el árbol y otros recogen las nueces”. A recoger nueces se apuntan muchos, callando y consintiendo, o abiertamente apoyando a los encargados de sacudir el árbol.

Los resultados están ahí: por cada euro que contribuye el País Vasco, el resto les damos ocho, en un extraño caso de pufo fiscal, denominado “cupo vasco”. Y eso cuando no se condonan abultadas deudas tributarias a quienes han contribuido generosamente a “la causa”, abonando el preceptivo “impuesto revolucionario”, u otras “cuotas de colegios profesionales”, eso sí, con el eficiente asesoramiento de avispados juristas.

La mano dura exige una política de silencio por parte de los medios de comunicación, evitando dar al terrorismo ninguna publicidad gratis

Y en esa maraña de razones sin sentido, de mentiras que todos repiten aunque nadie se las crea, se han perdido unos gobiernos y otros. Mientras se pierde el tiempo en treguas y negociaciones, en acusaciones mutuas y el volver a replantear criterios y estrategias, otros crecen, se rearman, se financian y siguen reclutando personal, adeptos y simpatizantes.

Contra el crimen organizado sólo funciona una cosa: la mano dura. Firmeza, perseverancia, dedicación, suficiencia de medios, coherencia, claridad de ideas y unidad de criterio: son las claves. No hay atajos, ni es una política de partido, sino de Estado. Y es una vergüenza que en pleno siglo XXI un Estado Miembro de la Unión Europea sea incapaz de acabar con una panda de matones, mientras los desplazados dentro de su propio territorio, se cuentan por miles y miles.

La mano dura exige una política de silencio por parte de los medios de comunicación, evitando dar al terrorismo ninguna publicidad gratis. ETA no sería nadie si de sus hazañas sólo se informase escuetamente; y de sus declaraciones, ni caso. El nacionalismo sería irrelevante si los medios sólo se hiciesen eco de sus pronunciamientos extravagantes en proporción a la representación que de verdad tienen. Saldrían en portada dos días al año, que no sería injusto, sino recibir la atención que uno, exactamente, se merece.

Una parte notable de la sociedad vasca, con y sin uniforme,  ya no se conmueve ante el crimen y carece de interés para combatirlo. La piel, con los años, se hace gruesa… Cincuenta años de terrorismo son muchos, demasiados; tantos que uno a veces se preguntaría si es que habría algún interés en no acabar con él. Por eso hay que escribir lo que más escueza, sin tópicos ni mentiras balsámicas.

Y como siempre, esperamos sus comentarios, porque con ellos haremos nuestro Manifiesto.

Este post no estaba previsto. Tampoco lo estaban el atentado de ayer en Mallorca que segó la vida de dos guardias civiles y produjo grandes daños, ni el del miércoles en la Casa Cuartel de la Guardia Civil en Burgos que dejó 65 heridos leves, un paisaje dantesco y un susto que no se olvida mientras uno viva. Aunque algo previsibles sí que eran estos atentados: verano, Guardia Civil… y 50 años, que se dice pronto, de un Estado incapaz de atajar el terrorismo de ETA o controlar sus entornos.