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La moneda de Facebook: ¿utopía liberal o distopía comunista?
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Marta García Aller

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La moneda de Facebook: ¿utopía liberal o distopía comunista?

La mayor red social del mundo ha anunciado que el año que viene va a lanzar su propia moneda, y hay mucha inquietud en la banca. Podría lograr lo que no ha conseguido todavía ninguna

Foto: Facebook anuncia su criptomoneda. (EFE)
Facebook anuncia su criptomoneda. (EFE)

Las criptomonedas han sido hasta ahora símbolos de privacidad y libertad, un desafío al sistema. Sin bancos centrales ejerciendo autoridad alguna ni papeleos que controlaran la identidad de los usuarios. Facebook, sin embargo, es a la privacidad lo que Rockefeller al socialismo. Y tiene de antisistema lo mismo que aquel.

La mayor red social del mundo ha anunciado que el año que viene va a lanzar libra, su propia moneda, y hay mucha inquietud en el sector financiero. Si bitcoin, la criptomoneda más famosa, no había preocupado seriamente ni a los bancos ni a los gobiernos, y solo un poco a regañadientes a la Agencia Tributaria, es porque nunca ha actuado realmente como una moneda. Resulta todavía demasiado volátil y compleja como para introducirse en los pagos de la vida cotidiana.

Foto: Facebook. (EFE)
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La libra de Facebook, sin embargo, podría lograr lo que no ha conseguido todavía ninguna otra criptomoneda. Para empezar, que pagásemos habitualmente con ella, ya que promete resolver tanto la volatilidad que asusta de bitcoin como la barrera tecnológica: usarla será tan sencillo como mandar un wasap (que pertenece a Facebook). Pero el verdadero cambio, lo verdaderamente ambicioso, es que lograse que nos refiriésemos al valor de las cosas en libras. ¿Un valor de referencia que no controla ningún Gobierno? Eso sí que desafía el sistema.

Si una gran parte de los 2.400 millones de usuarios de Facebook adoptara libra como sistema para comprar y transferir dinero, podría convertirse en la mayor entidad financiera del mundo. Algunos expertos afirman que la empresa ya está ofreciendo incentivos a tiendas y servicios para que acepten libras, así como desarrollando productos financieros propios que comercializaría solo con su moneda. Contará además con un monedero virtual llamado Calibra para que todo el que tenga un 'smartphone' pueda operar con ella.

¿Y quién gobernaría libra? No será un sistema descentralizado, pero sí exento hasta el momento de control gubernamental

¿Y quién gobernaría libra? No será un sistema descentralizado, pero sí exento hasta el momento de control gubernamental. Su valor y su gestión dependerán de una organización con sede en Suiza, controlada por Facebook y 27 socios (entre los que están Visa, Mastercard, Uber, Vodafone y Spotify). A falta de conocer su cuartel general, 'The Economist' sugería esta semana que la idea del consorcio suizo le recordaba a Spectre, aquella poderosa sede de los malos de James Bond.

Es tentador anticipar el potencial tecnológico de esta criptomoneda, que cuenta con una base potencial de más de 2.000 millones de usuarios de la red social en todo el mundo, desde la utopía liberal. Ya hay quien la celebra como un canto a la libertad que desafía el corsé de los bancos centrales, los gobiernos y los recaudadores de impuestos.

Sin embargo, es inevitable preguntarse por las consecuencias de que recaiga en estas pocas manos el poder de desestabilizar la economía mundial sin más interés que la rentabilidad ni responsabilidad alguna con el bienestar de los ciudadanos/votantes de ningún país. Y como le pasara en su día a Rockefeller, a Facebook también lo acusan de monopolio por dominar el 70% del mercado mundial de redes sociales. Una práctica, la monopolística, que no casa bien con las leyes del libre mercado y la competencia.

Y como le pasara a Rockefeller, a Facebook también lo acusan de monopolio por dominar el 70% del mercado mundial de redes sociales

Facebook ya tiene miles de millones de usuarios (y millones de empresas) que utilizan sus plataformas diariamente (incluyendo Instagram y WhatsApp). El sector bancario europeo reconoce estar preocupado y cada vez son más los banqueros que reclaman públicamente al regulador las mismas reglas para todos.

Por eso no es descabellado calcular que libra, como vaticinan algunos expertos, pudiera llegar fácilmente a tener 10 veces más clientes que JP Morgan, el mayor banco estadounidense, y contar con 500 millones de usuarios en todo el mundo. Y si cada uno de estos depositantes transfiriera una décima parte de sus ahorros bancarios a libras, su fondo de reserva valdría más de 2.000 millones de dólares, con el consiguiente peso en la estabilidad de los mercados de bonos y depósitos.

Queda, sin embargo, mucha regulación pendiente y mucha letra pequeña por conocer cómo funcionará libra. La más inquietante de todas seguramente sea la relativa a la privacidad. Un campo en el que Facebook tiene una letra tan pequeña, tan pequeña que varios gobiernos andan investigándola con lupa a raíz de varios escándalos.

Foto: Una carnicería que acepta pagos con Wechat (Foto: Reuters)

Que la mayor red social del mundo, cuyos algoritmos presumen de saber más de ti que tú mismo, sepa también en qué gastas tu dinero daría a este consorcio un conocimiento sin precedentes del comportamiento de los consumidores. Ni siquiera tendría que deducir cruzando los datos en qué vas a gastar tu dinero, lo sabría en tiempo real. Y ahí es donde la utopía liberal entra en conflicto con la distopía orwelliana del Gran Hermano que lo controla todo.

La criptomoneda de Facebook tendrá que enfrentarse antes de popularizarse a la barrera regulatoria y también a la de la desconfianza de unos usuarios cada vez más preocupados por la pérdida de privacidad. Esta cada vez preocupa más a medida que vamos perdiendo poco a poco la ingenuidad de cómo funcionan las 'apps' que comercian con nuestros datos. Mark Zuckerberg ha hecho propósito de enmienda desde el escándalo de Cambridge Analytica, que puso al descubierto el uso sin permiso de datos personales de millones de usuarios de Facebook por parte de la empresa, pero no está claro hasta qué punto ha cambiado su ética empresarial.

El modelo basado en pedir a los usuarios que aprieten el botón de aceptar las condiciones de uso sin hacerse muchas preguntas sigue funcionando

Sin embargo, tal vez no importe tanto la ética. El modelo de negocio basado en pedir a los usuarios que aprieten el botón de aceptar las condiciones de uso sin hacerse muchas preguntas sigue funcionando a mansalva. O bien no somos conscientes del riesgo que corremos regalando nuestros datos o nos compensa si a cambio nos dan suficientes servicios gratuitos. O las dos cosas.

Una criptomoneda como libra puede abaratar muchos servicios financieros. Y Facebook ha explicado ya que el monedero de Calibra nunca utilizará nuestros datos para vendernos algo. A no ser, claro, que le demos permiso para ello. ¿De verdad nos vamos a leer las condiciones de uso? Si Facebook ofrece un servicio gratuito, fácil de usar y completamente global, es probable que funcione.

El empresario Chris Hughes, uno de los fundadores de Facebook junto a Mark Zuckerberg, alertaba esta semana en el 'Financial Times' de que la creación de esta criptomoneda supondrá dar poder “a las manos equivocadas”. Cree Hughes que los reguladores han subestimado hasta ahora el poder de Facebook y que si libra llegara a funcionar, muchos gobiernos perderían el control de su masa monetaria, cuyo futuro pasaría a estar ligado al consorcio suizo. Un consorcio, además, con acceso indirecto al comportamiento 'online' al detalle de todos sus usuarios.

Las criptomonedas han sido hasta ahora símbolos de privacidad y libertad, un desafío al sistema. Sin bancos centrales ejerciendo autoridad alguna ni papeleos que controlaran la identidad de los usuarios. Facebook, sin embargo, es a la privacidad lo que Rockefeller al socialismo. Y tiene de antisistema lo mismo que aquel.

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