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Lo que la ofrenda floral al bolardo apócrifo revela de la república catalana
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Marta García Aller

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Lo que la ofrenda floral al bolardo apócrifo revela de la república catalana

No es una anécdota menor. O, al menos, no es menor el cachondeo que ha generado en redes este homenaje fallido. El independentismo catalán no solía cometer estos errores

Foto: Un hombre sostiene una estelada en Terrassa. (Reuters)
Un hombre sostiene una estelada en Terrassa. (Reuters)

El independentismo necesita urgentemente que salga ya la sentencia del juicio del 'procés' para devolver un poco de épica a sus reivindicaciones. Entre tanto, como pasó el otro día en Tarrassa, los defensores de la república catalana han de conformarse con rendir homenaje a un bolardo. Pero no a un bolardo cualquiera, algo que a estas alturas del 'procés' no debería sorprendernos tanto, sino al bolardo equivocado. Y eso sí que resulta revelador del actual desconcierto en Cataluña.

El diario independentista 'Nació Digital' convocaba el pasado jueves a la ciudadanía a conmemorar esa misma tarde los dos años del registro de Unipost en Tarrassa. Según explicaba el artículo, para hacer partícipe al lector de la trascendencia del aniversario, aquellos "hechos marcaron un antes y un después, tanto por el referéndum del 1 de octubre como por la situación de los presos políticos". El acto consistía en una ofrenda floral “ante un bolardo que los Mossos tuvieron que arrancar para poder salir, aquel 19 de septiembre de 2017”. El CDR de Tarrassa llamaba en Twitter a la “concentració i ofrenda floral a la pilona caiguda per la República”.

Foto: El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en el Parlament de Cataluña, en una imagen de archivo. (EFE)

La noche del jueves, a la hora convenida y formando un círculo, decenas de disciplinados egarenses se sumaron al sentido homenaje. Algunos portaban antorchas para iluminar la ofrenda. A juzgar por los murmullos que se aprecian en las grabaciones del evento, la velada se vivió con total solemnidad. Los vecinos acudían en silencio, de uno en uno, a depositar sus flores ante el bolardo convenido. Recordaban así el día en que la Guardia Civil se incautó de centenares de sobres embalados que debían servir para el referéndum ilegal del 1-O, mientras la gente reunida delante de Unipost protestaba cantando 'Els Segadors'. La única víctima de aquella acción policial fue la ‘pilona’ caída por la república. Dos años después, Terrassa no estaba dispuesta a olvidarla... O eso parecía. Hasta que revisando las imágenes de la conmemoración, alguien reparó días después en que la ofrenda floral había honrado al poste equivocado. Del verdadero, que estaba justo al lado, nadie se acordó.

No es una anécdota menor. O, al menos, no es menor el cachondeo que ha generado en redes este homenaje fallido. El independentismo catalán, que tiene más motivos para temer al ridículo que al rigor histórico, no solía cometer estos errores. Si había algo que al 'procés' siempre le había funcionado como un reloj eran las puestas en escena. Al menos, hasta que un bolardo desconocido se ha llevado injustamente el mérito de su heroico vecino de acera. Condenar a estos abnegados ciudadanos a la nostalgia perpetua de una república inexistente ya era bastante cruel, pero movilizarlos en vano para adorar al tótem metálico equivocado es de una torpeza impropia del 'procés'. Empieza uno cuestionándose una pilona apócrifa y acaba dudando de Wilfredo El Pilós.

'Indepes' contra el 'procés'

La confusión de la ofrenda floral de Tarrassa llega justo en un momento de máximo desconcierto para el sufrido votante que aspira a la república catalana. Atrás quedan ya los buenos tiempos en los que lo más parecido a una fisura en sus movilizaciones eran las protestas de los indepes veganos porque la ANC convocara en Vic butifarradas por los Jordis. Cuando se cumplen dos años del 1-O y a punto de salir la sentencia del juicio a los líderes del 'procés', el independentismo ya no puede ocultar sus divisiones internas.

Mientras en ERC se va imponiendo la renuncia a la vía unilateral, con Junqueras en prisión y Rufián ensayando en Madrid su pose de hombre dialogante, en la rival JxCAT crece la disputa interna y los fieles al huido Puigdemont se enfrentan por el poder a lo que queda del PDeCAT y la Crida de Jordi Sànchez. Además, está cristalizando una nueva escisión del independentismo moderado que rechaza sin tapujos el referéndum unilateral y reniega del “lo volveremos a hacer”. Este fin de semana se han reunido en el Monasterio de Poblet más de un centenar de catalanistas para gestar El País de Demà, una organización posconvergente opuesta al 'procés' de Puigdemont, que aboga por tener más paciencia en el camino a la independencia y hacerlo siempre a través del diálogo con el Estado. De momento, no es un partido sino una “plataforma transversal de la sociedad civil” que reniega de Òmnium y ANC. No les va a quedar más remedio que reconocer que no son ‘un sol poble’.

Este fin de semana, se han reunido en el Monasterio de Poblet más de un centenar de catalanistas para gestar El País de Demà

Entre tanto, la duda sigue siendo quién liderará el futuro del 'procés', si es que tal cosa existe. Lo único que parece claro es que nadie confía en el 'president' Torra para la tarea. Solo las movilizaciones contra la sentencia del juicio del 'procés', que se espera en la primera quincena de octubre, podrían devolver la imagen de unidad perdida. Y a lo mejor ni eso. Los Mossos, a las órdenes del Govern, ya han anunciado que tienen previsto usar gas pimienta para reprimir los previsibles altercados. Es posible que entre los CDR cunda entonces la duda de a favor y contra quién se manifiestan tras la sentencia, si los que les prometieron proclamar la república desde el Palau de la Generalitat son quienes ordenan reprimir las protestas. Contra los ‘piolines’ vivían mejor.

Era también más sencillo cuando el 'procés' se movía al unísono de una misma consigna. Que a votar, pues a votar. Que todos de amarillo, pues de amarillo. Que toca adorar el mobiliario urbano, pues allá que nos vamos con flores al bolardo. La lógica nunca había disuadido la magia de un ritual porque el nacionalismo nunca responde a la razón. Por algo presume de ser un sentimiento. También lo es, claro, el bochorno que ha cundido este fin de semana en las filas nacionalistas cuando 'e-Noticies' se hacía eco del fiasco en la ofrenda fallida de Tarrassa. Y un sentimiento sí que desactiva otro sentimiento. Lo mínimo que a estas alturas los 'indepes' podían esperar de los líderes del 'procés', a los que tanto han perdonado, es que no se equivocaran de bolardo. Ya ni eso.

El independentismo necesita urgentemente que salga ya la sentencia del juicio del 'procés' para devolver un poco de épica a sus reivindicaciones. Entre tanto, como pasó el otro día en Tarrassa, los defensores de la república catalana han de conformarse con rendir homenaje a un bolardo. Pero no a un bolardo cualquiera, algo que a estas alturas del 'procés' no debería sorprendernos tanto, sino al bolardo equivocado. Y eso sí que resulta revelador del actual desconcierto en Cataluña.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Oriol Junqueras CDR
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