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La década de los 'selfies' y los indignados: del narcisismo a la polarización
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Marta García Aller

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La década de los 'selfies' y los indignados: del narcisismo a la polarización

Esta década empezó glorificando la indignación y el poder de las redes sociales y ambas cosas se le han ido de las manos. Mejor recordar cuanto antes los errores si queremos arreglarlos

Foto: El presidente de E.E.U.U. Barack Obama haciéndose un 'selfie'.(EFE)
El presidente de E.E.U.U. Barack Obama haciéndose un 'selfie'.(EFE)

Hace diez años no existían ni Podemos ni Vox y Ciudadanos era un partido irrelevante. Bueno, este 2020 tiene pinta que se va a parecer bastante a 2010. Empezaba aquel 1 de enero la conjunción planetaria de Barack Obama en la Casa Blanca y Zapatero al frente de la Unión Europea.

En 2010, Donald Trump presentaba un 'reality show' y en EEUU se hablaba de la América post-racial. España impulsaba el multiculturalismo con la Alianza de Civilizaciones, que llegó a sumar un centenar de países, incluido EEUU, sin que jamás quedara claro para qué. Hace diez años empezaban también los presuntos brotes verdes que solo veía la ministra Salgado. Poco después, el país se hundiría en su peor crisis económica hasta quedar al borde del rescate y bajo la vigilancia de los hombres de negro. El país entero estaba a punto de aprender lo que era la prima de riesgo; Caja Madrid aún no se había convertido en Bankia y que la presidiera Rodrigo Rato aún parecía una buena idea. Sacarla a bolsa, también.

placeholder Donald Trump. (EFE)
Donald Trump. (EFE)

No puede ser casualidad que esta última década haya coincidido con la peor crisis económica y con la explosión de la corrupción con el fin del bipartidismo. Los ERE y la Gürtel empezaron siendo cuatro golfos y dos trajes. Luego llegaron las tarjetas 'black' y los papeles de Bárcenas. Los billetes para asar una vaca y el Jaguar en el garaje. Y todo esto hubo que tragárselo en los años de la austeridad que ahora Mariano Rajoy comenta echándose unas risas en El Hormiguero. Y todavía habrá quién se pregunte cuándo empezó la crisis del sistema.

2010 también fue el año en que Artur Mas se estrenaba como 'president' de la Generalitat y CiU aún era un partido político. Aún no se hablaba del 3% ni de la autodeterminación. A lo más que había llegado Carles Puigdemont hace diez años era a dirigir la Casa de Cultura de Girona y el 'Catalonia Today', un periódico subvencionado por la Generalitat que luego heredaría su mujer. A Quim Torra lo habían despedido ya de la aseguradora suiza para la que trabajaba y hacía sus pinitos xenófobos escribiendo contra el castellano y lo español en 'El Matí'.

Hace diez años no sabíamos lo que era un 'selfie'. La Fundeu la incluyó como palabra del año en 2014, por delante de 'postureo'. También eligió amigovio, aunque afortunadamente de esta no quede rastro, espero, en 2020. Un año antes, en 2013, habíamos aprendido con Ada Colau lo que era un 'escrache' y a decir 'whatsapear'. Pablo Iglesias por entonces todavía era un profesor de Políticas que salía en Intereconomía como “simpatizante del 15-M” y veía 'Juego de Tronos' con su amigo Errejón. Los indignados estaban de moda.

Hace una década tampoco sabíamos lo que era Twitter. Creo que me abrí la cuenta cuando David Bisbal se declaró en su cuenta consternado por lo poco transitadas que estaban las pirámides de Egipto. Empezaba entonces la primavera árabe. Con ella los movimientos sociales se vinieron arriba y los gobiernos descubrieron que tenían que tomarse en serio las redes sociales, el resto nos echábamos unas risas aprendiendo lo que era un viral.

En 2010, cuando Aron Sorkin estrenó La Red Social, Mark Zuckerberg todavía llevaba sudaderas con capucha. Diez años más tarde, un tercio del planeta está en Facebook y las redes sociales han dejado de verse con optimismo. Creíamos entonces que serían la gran esperanza para democratizar Oriente Próximo y han pasado a convertirse en una de las principales amenazas de la democracia occidental. Mira que ya lo advirtió el primer capítulo de 'Black Mirror' en 2011.

En 2020, los expertos en geopolítica no solo alertan contra las campañas de desinformación, ya sean internas o impulsadas por potencias extranjeras

A las redes se las responsabiliza del auge de los populismos (palabra de 2016) y de las 'fake news' (palabra del 2017). También de aumentar la crispación, los discursos de odio y la xenofobia. Lo que empezó siendo una plataforma para rastrear viejos amigos del colegio se ha convertido en un poderoso gigante tecnológico que da barra libre a los grupos políticos para que mientan lo que les dé la gana con tal de que paguen por anunciarse.

En 2020, los expertos en geopolítica no solo alertan contra las campañas de desinformación, ya sean internas o impulsadas por potencias extranjeras, que es el eufemismo de la década para hablar de Rusia. Aumenta sobre todo la preocupación por la nueva amenaza de los 'deepfake', los vídeos manipulados que suplantan identidades. Temen que podrían intoxicar las próximas campañas electorales de los nuevos años 20 hasta límites desconocidos.

Foto: Allegra Mostyn-Owen, primera pareja de Boris Johnson, en Oxford en 1987

El Brexit que marcará 2020 no era una perspectiva hace una década. Ni siquiera existía como palabra. El término lo inspiró la amenaza del Grexit en tiempos de la troika. Ocho años después de los hombres de negro, en Europa avanza el euroescepticismo y la América postracial ha pasado a tener un presidente que define a los supremacistas blancos como “very fine people”. Hace diez años tampoco existía la AfD en Alemania.

Esta década empezó glorificando la indignación y el poder de las redes sociales y ambas cosas se le han ido de las manos. Ha acabado protagonizada por la mentira, el narcisismo y la polarización. Hemos aprendido lo que son los 'selfies', pero olvidado las ventajas de la moderación. El fin del bipartidismo que prometía regenerar la política ha traído un callejón sin salida al que le sobran indignados y le faltan soluciones. Es verdad que estos años también han traído cosas buenas, pero mejor recordar cuanto antes los errores si queremos arreglarlos. Felices años 20.

Hace diez años no existían ni Podemos ni Vox y Ciudadanos era un partido irrelevante. Bueno, este 2020 tiene pinta que se va a parecer bastante a 2010. Empezaba aquel 1 de enero la conjunción planetaria de Barack Obama en la Casa Blanca y Zapatero al frente de la Unión Europea.

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