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La gran amenaza para la universidad no es el covid, sino el nuevo plan de Google
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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La gran amenaza para la universidad no es el covid, sino el nuevo plan de Google

Mientras los universitarios aún esperan instrucciones para volver a las aulas, no es solo a adaptar las clases a la pandemia a lo que Manuel Castells está llegando tarde

Foto: Foto: Reuters.
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Más de millón y medio de universitarios siguen preguntándose en España cuándo y cómo volverán a las aulas en septiembre, tras cinco meses con los campus cerrados por el coronavirus. El ministerio de Manuel Castells ha esperado hasta la primera semana de septiembre para preparar con los rectores el inicio de curso, pero no es a la adaptación de las aulas a los tiempos del covid-19 a lo único que llegan tarde. Entre las cosas que seguramente no van a tener tiempo de abordar está la tendencia que desvela el nuevo plan de Google en educación. El mayor gigante tecnológico no busca revolucionar la enseñanza universitaria, sino acabar con ella.

Mientras el ministro de Universidades estaba de vacaciones y los alumnos aprendían la nueva normativa del ocio nocturno sin todavía saber cómo será este año su vuelta a clase, Google ha lanzado este verano un nuevo sistema de cursos profesionales con los que promete enseñar en seis meses las capacidades equivalentes a un grado de cuatro años. Y les promete formarlos en las habilidades más demandadas por el mercado sin necesidad de asistir a la universidad.

Google ha lanzado un nuevo sistema de cursos con los que promete enseñar en seis meses las capacidades equivalentes a un grado de 4 años

Según la propia compañía, los títulos de Google Career Certificates equivaldrán internamente a un grado universitario de cuatro años en las propias contrataciones que realice la compañía. Es pronto para evaluar la calidad de esta enseñanza que ofrecerán estos nuevos cursos, directamente pensados para competir con las universidades tradicionales (y que en Europa Google ha lanzado en Coursera), aunque de momento solo en materias tecnológicas concretas.

Por supuesto, la universidad tradicional es mucho más que unos cuantos títulos en áreas exclusivamente relacionadas con la programación y el 'big data', pero esto puede ser solo el comienzo. El órdago al modelo universitario tradicional va tomando forma y estos nuevos certificados de seis meses que aspiran equivaler a los grados oficiales resumen las claves para entender el mayor dilema del futuro de las universidades: para qué sirven.

Los centros educativos se preparan para la vuelta la semana que viene

La primera conclusión es que la enseñanza superior es un prometedor negocio en el que las ‘big tech’ llevan tiempo tomando posiciones para desplazar a los agentes tradicionales. Pero la aceleración de la demanda de clases 'online' debido a la pandemia ha acelerado también el interés por impulsarlo. Como ha pasado en otros muchos sectores, desde la banca a la industria del automóvil, tener a Google como competidor directo puede cambiarlo todo, incluido lo más difícil: la mentalidad de los usuarios. ¿Puede realmente un curso de Google sustituir un grado universitario en el imaginario colectivo? En Medicina, Derecho y Económicas, ni siquiera se plantea la duda. ¿Pero qué pasará con, por ejemplo, el Marketing Digital? ¿Y el Big Data? ¿Y las nuevas profesiones tecnológicas que aún no sabemos cómo se llaman pero Google las bautizará?

La segunda es que las universidades hace tiempo que han perdido el monopolio de impartir estudios, pero si este sistema triunfara y otras empresas siguieran su ejemplo, hay áreas en las que la enseñanza universitaria se arriesga a perder también el monopolio de los títulos. La empresas ya no solo tienen empleados, proveedores y clientes, también alumnos.

Foto: Apple alcanza un valor bursátil de un billón de dólares. (EFE) Opinión

No solo las universidades públicas tienen motivos para preocuparse, también los centros privados de enseñanza y muy especialmente los másteres 'online' de dudosa reputación. Google presume de que en los últimos cinco años ha capacitado con sus cursos a 70 millones de personas en todo el mundo (14 millones de europeos) y que durante el confinamiento la demanda de sus cursos se ha triplicado. Y Google sabe qué es lo que demandan las empresas y los estudiantes porque, claro, es en Google donde primero lo buscan.

En tercer lugar, hay otra tendencia en el lado de la demanda de titulados ahora que el coronavirus dificulta sacarle partido al valor añadido que ofrecen los campus con la enseñanza presencial. A medida que las multinacionales se inclinen por contratar al personal en función de sus habilidades, su carácter y su personalidad, y luego enseñarles los contenidos necesarios para trabajar en la empresa, las universidades tienen motivos para preocuparse.

¿Ayuda o amenaza?

Estos cursos de Google pueden parecer anecdóticos, porque abarcan un pequeño abanico formativo, pero son sintomáticos del problema que afronta la universidad. La novedad del anuncio de Google no está tanto en sus clases 'online', porque hace tiempo que muchas compañías tecnológicas ofrecen contenidos formativos (en España, Google tiene su propio programa, igual que Telefónica ofrece sus propios cursos en competencias tecnológicas). La verdadera relevancia de la noticia es la creación de ese nuevo título de Google Career Certificates que aspira a competir directamente con el mundo universitario.

Los cursos podrían rondar los 50 $ al mes. Es otro de sus ganchos, especialmente en un país como EEUU, en el que la universidad es más inasequible

Otro de los reclamos es que cada curso está diseñado e impartido por empleados que trabajan en los campos respectivos y ofrecen a los alumnos apoyo para encontrar empleo no solo en Google, también en empresas como Walmart, Intel y Bank of America. En Europa, promete asesorar en la búsqueda de empleo de sus titulados en asociación con bolsas de trabajo y agencias de empleo locales.

Google no ha aclarado exactamente cuánto van a costar a los usuarios estos nuevos cursos, pero podrían rondar los 50 dólares al mes (un curso de seis meses costaría entonces unos 250 euros). Ese es otro de sus ganchos, especialmente en un país como Estados Unidos, en el que la universidad es mucho más inasequible que en Europa.

A su favor, Google cuenta tanto con su marca (que aspira a sonar como el título de una universidad importante) como su potencial como empleador directo de sus propios titulados. En contra, que hasta que no se demuestre que realmente aumenta la empleabilidad de los jóvenes a los que aspira a abrir las puertas de un trabajo, es normal dudar de su verdadera eficacia, porque la red está llena de títulos de dudosa utilidad y ninguna relevancia.

Foto: El jefe de Recursos Humanos de Google pone en duda los tradicionales procesos de selección. (Google)

Más allá de su eficacia, hay muchos motivos para dudar de la conveniencia de dejar en las empresas, especialmente aquellas en el punto de mira por posibles prácticas monopolísticas, la formación de los jóvenes. Si la formación se convierte en una pieza más de su cuenta de resultados, puede resolverse un problema a corto plazo pero crear una dependencia peor en el medio y en el largo. Difícilmente un curso exprés de seis meses a medida del mercado redundará en la creación de una sociedad con espíritu crítico capaz de cuestionarse a sí misma y también, claro, a sus empresas.

Google no aspira a educar al ciudadano de la polis. Solo afirma que sus programas "equipan a los participantes con las habilidades esenciales que necesitan para conseguir un trabajo", sin que "se requiera un título o experiencia previa para tomar los cursos". En países como España en los que el paro juvenil ronda el 40%, suena como un reclamo atractivo. De momento, los interesados deben conformarse con puestos como gerente de proyecto, analista de datos y diseñador de UX (todos con un salario medio anual superior a los 50.000 euros).

Google no aspira a educar al ciudadano. Solo afirma que sus programas "equipan a los participantes con las habilidades que necesitan para lograr un trabajo"

Google Career Certificate ofrece algo mucho más cortoplacista (y monetizable) que el conocimiento: un certificado de seis meses que abra las puertas del mercado laboral a una juventud que va por la segunda crisis antes de cumplir los 35. Si realmente preparasen en medio año a los estudiantes “para encontrar trabajo de inmediato en campos profesionales bien remunerados y de alto crecimiento”, no solo estarán impulsando una nueva línea de negocio. También un lavado de imagen de Google ante las nuevas generaciones que purgue su imagen de inquietante gigante tecnológico.

Para que el plan de Google funcione, depende de que otras empresas sigan su ejemplo y valoren estos títulos como su eslogan promete. Si no, la enseñanza 'online' será otra vía más de ingresos para la compañía y de pérdida de tiempo para los demás. Pero si realmente esos títulos de seis meses pudieran competir en la práctica con titulaciones de tres o cuatro años, el mercado laboral no va a esperar a que las universidades terminen de reinventarse.

Y mientras está en juego el futuro de la educación a manos de las ‘big tech’ y el modelo entero está siendo puesto en cuestión, aquí los rectores discutirán a 15 días de que empiece el curso cómo organizar la presencialidad y las clases 'online'. La universidad se la juega y no es solo a adaptar las clases a la pandemia a lo que está llegando tarde.

Más de millón y medio de universitarios siguen preguntándose en España cuándo y cómo volverán a las aulas en septiembre, tras cinco meses con los campus cerrados por el coronavirus. El ministerio de Manuel Castells ha esperado hasta la primera semana de septiembre para preparar con los rectores el inicio de curso, pero no es a la adaptación de las aulas a los tiempos del covid-19 a lo único que llegan tarde. Entre las cosas que seguramente no van a tener tiempo de abordar está la tendencia que desvela el nuevo plan de Google en educación. El mayor gigante tecnológico no busca revolucionar la enseñanza universitaria, sino acabar con ella.

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