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La chapuza de las vacunas a los futbolistas
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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La chapuza de las vacunas a los futbolistas

Habrá a quien le parezca más importante vacunar a Morata que al pollero de su barrio y quien defienda que es una vergüenza. De lo que no hay duda es del 'sobrelamarchismo' que marca la gestión de la pandemia

Foto: Sergio Busquets. (EFE)
Sergio Busquets. (EFE)

Si algo revela la decisión de último momento de vacunar a los futbolistas de la Selección española cinco días antes de empezar la Eurocopa, más que un conflicto moral, es una chapuza. Otra. Sirve para dejar claro, por si alguien albergara aún alguna duda, que la clave que está marcando la gestión de la pandemia en este país está siendo el ‘sobrelamarchismo’.

El anuncio de la vacunación de urgencia del equipo nacional, tras el positivo del capitán, Sergio Busquets, supone al Ejecutivo cambiar en el último momento el Plan Nacional de Vacunación, aunque ya ni siquiera dé tiempo a los jugadores a llegar inmunizados al comienzo del torneo. Es el último exponente de la improvisación constante. Bueno, el penúltimo. El último sería la rectificación de las últimas restricciones a la hostelería, tras reconocer el Gobierno que en realidad no eran, como dijo la semana pasada, de obligado cumplimiento. No, un momento. Bien pensado, el lío de las vacunas con los futbolistas sería la antepenúltima rectificación de las últimas 48 horas en la estrategia frente al covid. También está la 'confusión' en la frontera con Portugal, que ha llevado a España a aclarar que finalmente no exigirá PCR en la frontera, pese a que lo dijera el BOE.

Foto: Busquets atiende a las explicaciones de Luis Enrique. (EFE)

Todo esto, claro, queda en segundo plano cuando lo que está en juego es el fútbol. Si cada español lleva dentro un seleccionador, después de un año y medio de pandemia, también alberga un epidemiólogo. Y la decisión de vacunar o no a los futbolistas prioritariamente, igual que se ha vacunado también al equipo olímpico, puede dar lugar a discusión. Habrá a quien le parezca más importante vacunar a Morata que al pollero de su barrio y quien defienda, por el contrario, que es una vergüenza que todavía haya personas con alguna patología que no han recibido su dosis, pero sí tengan acceso a ella los convocados por Luis Enrique.

Puede argumentarse, como ha hecho el ministro de Cultura y Deporte, Rodríguez Uribes, que es necesario vacunar a los jugadores de la Selección española porque “nos representan a todos” y que apartar una veintena de dosis para proteger del covid a la Selección nacional no trastoca ningún calendario de vacunación. Lo que no tiene discusión es que decidirlo seis días antes de que empiece el campeonato, tras el susto por un brote en el equipo cuyas dimensiones siguen sin estar claras y cuando la inmunización solo hará efecto para cuando ya estén de vuelta, es una chapuza inapelable.

El Gobierno lleva diciendo toda la pandemia que, más que rectificar, cuando cambian las circunstancias, se adapta a la nueva realidad. Una máxima que va mucho más allá de la polémica con la Eurocopa, y más allá de la pandemia, y que básicamente resume un 'modus operandi' para justificar lo que mejor le venga en cada momento. Es mejor presumir de la facilidad para adaptarse que reconocer una total incapacidad de planificar ni adelantarse mínimamente a las situaciones más previsibles. Ni siquiera a una que, como la Eurocopa, lleva en el calendario prevista desde el aplazamiento de marzo de 2020. Antes de saber que habría vacunas ya sabíamos los días en que se celebraría la Eurocopa este mes de junio, ¿por qué se ha esperado al último momento?

Es mejor presumir de la facilidad para adaptarse que reconocer una total incapacidad de planificar y adelantarse a las situaciones más previsibles

Uribes explicó que Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, le pidió vacunar a los futbolistas el viernes 4 de junio, durante el amistoso contra Portugal en Madrid. A continuación, trasladó esta solicitud a la ministra Darias, que le solicitó que se la cursara a Sanidad por escrito. No sé si consuela o desespera saber que entre ministros tampoco se libran de los papeleos.

Según Uribes, “se hizo en el tiempo que teníamos”. Como si no hubiera podido decidirse todo esto el 25 de mayo, cuando se supo la lista de convocados, para tener así tiempo suficiente para desarrollar la inmunidad, descartar efectos secundarios y evitar los contagios en la concentración (en la que, por cierto, a nadie parece habérsele ocurrido que salir a cenar todos juntos el domingo a un restaurante de Torrelodones podía ser un riesgo añadido).

Foto: El seleccionador español, durante el entrenamiento del 3 de junio. (Reuters)

Haber anunciado a mediados de mayo la vacunación prioritaria de los futbolistas, sin embargo, habría aumentado el debate sobre la pertinencia de este privilegio. Aún se estaba empezando a vacunar a los menores de 60 y había más gente de riesgo desprotegida. Además, tener claras las prioridades en las decisiones políticas conllevaría molestarse en explicarlas. El ‘sobrelamarchismo’, sin embargo, permite saltarse buena parte de las aclaraciones a la opinión pública aprovechando que unas rectificaciones se van superponiendo atropelladamente con otras.

Otros países vecinos, como Portugal, Italia y Francia, vacunaron a sus jugadores a finales de mayo, con tiempo de sobra de que lleguen inmunizados a la Eurocopa. Algunos son países que ya tienen abiertas las citas sin restricciones de edad. Desde la semana pasada, en Italia puede vacunarse cualquier persona mayor de 12 años. En Alemania, han eliminado esta semana la necesidad de pertenecer a los grupos prioritarios. Y Francia abrió la veda a todos los adultos el 12 de mayo. A lo mejor alguien pensó que eliminando los tramos de edad podrían hacerse excepciones como estas de los futbolistas evitando dilemas morales.

Foto: Vacunación contra el covid-19 en la Comunitat Valenciana. (EFE)

Algunos epidemiólogos ven conveniente acelerar la vacunación sin restricciones de edad, sin distinciones entre los menores de 50, precisamente para priorizar a los jóvenes. Son el grupo que más socializa y, por tanto, el que más riesgo de contagio tiene. Entre alguien sano de 40 y alguien sano de 20 años, no ven especial diferencia en lo que al riesgo por covid se refiere. Esto, claro, como el once inicial del lunes frente a Suecia, también es debatible. No hay unanimidad entre los países europeos.

El Gobierno sueco, igual que el de Dinamarca y Finlandia, no ha querido hacer distinciones y los futbolistas deben seguir el calendario según su grupo de edad. También la selección inglesa está sin vacunar, porque hasta esta semana no ha empezado a inmunizarse a los menores de 30. Todo esto son decisiones políticas con las que se puede estar más o menos de acuerdo, pero que en otros países, a diferencia del nuestro, se tomaron con tiempo.

Otros gobiernos más previsores, en vez de un problema, han visto en la vacunación de los futbolistas una ventaja añadida en la campaña de vacunación. El Gobierno galo había pedido indirectamente a principios de mayo a Mbapé, en una entrevista en 'Le Parisien', que sirviera como ejemplo para animar a los más jóvenes a vacunarse, con la idea de que estos van a escuchar más a “deportistas, raperos y actores” que al presidente de la República. Tres semanas más tarde, el jugador del PSG compartía en su Instagram una imagen de su brazo con la tirita nada más recibir su vacuna que tiene ya más de tres millones de 'likes'.

Foto: El entrenador de la Selección, Luis Enrique. (EFE)

Aunque hay que reconocer que actuar con previsión, sin embargo, no vacuna necesariamente contra la polémica. Y menos en el fútbol. A mediados de mayo, el Gobierno belga también decidió que su selección podría vacunarse antes del 2 de junio para llegar inmunizados a la Eurocopa. Sin embargo, casi la mitad de los jugadores seguían esta semana sin su dosis porque rechazaron la dosis de Pfizer. ¿El motivo? Unos temían que los efectos secundarios afectaran sus posibilidades de ganar, otros alegaron que tenían suficientes anticuerpos. También varios jugadores de Países Bajos han rechazado la vacuna.

Van a disculparme, pero, según escribo esto, llega una nueva rectificación. El último 'sobrelamarchismo'. Al final, la Comisión de Salud Pública no cambiará el Plan de Vacunación para incluir en él la excepción de los futbolistas porque no lo considera cosa suya. Aunque el ministerio había dado a entender que este organismo aprobaría la modificación, los directores generales del ministerio y los responsables de las comunidades autónomas creen que la inmunización de los futbolistas no es una cuestión sanitaria sino política y, por tanto, tendrá que tomarla el propio Ministerio de Sanidad. Y será, como siempre, en el tiempo de descuento.

Si algo revela la decisión de último momento de vacunar a los futbolistas de la Selección española cinco días antes de empezar la Eurocopa, más que un conflicto moral, es una chapuza. Otra. Sirve para dejar claro, por si alguien albergara aún alguna duda, que la clave que está marcando la gestión de la pandemia en este país está siendo el ‘sobrelamarchismo’.

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