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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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En las antípodas de Pedro Sánchez

El presidente del Gobierno tiene en las antípodas un espejo en el que parece mirarse para cambiar las cosas. Pero las estrategias como 'collage' de cortapegas no suelen funcionar

Foto: La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern. (Reuters)
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern. (Reuters)
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Pedro Sánchez ha vuelto del verano más optimista. Está convencido de que “España está mucho mejor que hace un año”. Eso dijo en el primer acto público de la temporada en Casa de América, con el foco puesto en la economía. Sin embargo, una cosa es tener confianza en el futuro y otra transmitirla. España es el segundo país europeo más pesimista sobre lo que tardaremos en recuperarnos económicamente tras la pandemia, según un estudio de Ipsos en 25 países. También estamos entre los europeos que menos confían en su Gobierno para lograr la recuperación.

Apenas un año después de que el Gobierno de Sánchez prometiera aquello de que saldríamos más fuertes, España está entre los países donde la ciudadanía cree que la crisis del coronavirus ha dividido más la sociedad (77%), según un estudio de Pew Research publicado en junio. España es también el cuarto país que más desconfía de sus instituciones, por detrás de Reino Unido, Japón y Rusia, según el barómetro de confianza de Edelman.

Los españoles no confiamos ni en la capacidad de nuestros líderes para aportar soluciones ni en la veracidad de sus mensajes

Los españoles no confiamos ni en la capacidad de nuestros líderes para aportar soluciones ni en la veracidad de sus mensajes. Al menos, no de momento. Aunque, para ser justos, el aumento de la desconfianza en la política y las instituciones es una epidemia generalizada. En la mayoría de los países no estamos saliendo de la pandemia ni más fuertes ni más unidos. Hay, al menos, una excepción en que la tendencia es justo la opuesta. Pedro Sánchez tiene en las antípodas un espejo en el que parece mirarse para cambiar las cosas.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
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En las antípodas de España

Nueva Zelanda es el país que mejor demuestra que en plena pandemia puede recuperarse la confianza en la política y las instituciones. Su líder ha conseguido que un amplio 75% de los neozelandeses diga que su sociedad está más unida que antes del covid, según Pew. Allí sí que están saliendo más unidos, o eso creen ellos. Tras varios confinamientos estrictos durante la pandemia, la población muestra más confianza no solo en la política, también en la policía, la ciencia, y más patriotismo (en Nueva Zelanda solo han muerto 26 personas por covid-19). Y eso que allí basta un solo caso de covid para bloquear las grandes ciudades como Wellington y Auckland por la estrategia de covid cero.

El éxito para lograr recuperar la confianza de la población se atribuye a la gestión eficaz de la primera ministra, Jacinda Ardern, que llegó al Gobierno en 2017. Una investigación de la Universidad de Victoria que cita 'The Guardian' cifraba en el 45% el escaso nivel de confianza en el Gobierno de la isla en 2016. Dos años después había aumentado 20 puntos y en algunos momentos de la respuesta al covid ha llegado hasta el 83%.

Foto: La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern (Reuters)

El estilo de comunicación de la mandataria de 41 años es una de las claves que destacan los expertos de ese estudio. Ardern recurre a menudo a la empatía y la cercanía en sus discursos como eje fundamental de su estilo. La palabra 'empatía' es tan icónica en su gestión que hasta da título a una de las últimas biografías que se han escrito sobre ella (‘ Jacinda Ardern: Leading with Empathy’). Otro de los rasgos del éxito comunicativo de Ardern es su insistencia en que los éxitos son fruto de la responsabilidad colectiva, y no solo del Gobierno, así como la imagen constante de cercanía. Todos estos rasgos resultarán familiares a quienes hayan estado atentos a la estrategia renovada de comunicación de Sánchez.

La receta de Ardern no es fácilmente exportable, pero está creando escuela. El Gobierno de Sánchez utiliza ahora la empatía hasta para hablar de la factura eléctrica. La insistencia en el 'éxito colectivo' es otra de las líneas recurrentes en las que más ha insistido últimamente. Muy ‘arderniano’ también.

La receta de Ardern está creando escuela. El Gobierno de Sánchez utiliza ahora la empatía hasta para hablar de la factura eléctrica​

Lo malo es que la importación de estrategias como 'collage' de cortapegas no suele dar buenos resultados. Si el presidente Sánchez de verdad se hubiera propuesto imitar la receta de Jacinda Ardern, con quien presume de tener una excelente sintonía, a ver si como ella logra recuperar la confianza perdida en su Gobierno, habría otras cosas más urgentes que incorporar al día a día que abusar de la palabra 'empatía'. Seguramente sea más esclarecedor centrarse en las políticas públicas, y haber evitado que colapse el sistema sanitario del país ha sido mucho más eficaz que ningún discurso para ganar credibilidad.

Ardern también ha logrado ganarse la confianza demostrando una falta de apetito por las guerras culturales y su empeño en anteponer el consenso a la confrontación. Resulta que resolver problemas en vez de azuzar polémicas contribuye a generar confianza en las instituciones. Pero el consenso, igual que la empatía, no parece funcionar solo con pronunciar muchas veces esa palabra.

Pedro Sánchez ha vuelto del verano más optimista. Está convencido de que “España está mucho mejor que hace un año”. Eso dijo en el primer acto público de la temporada en Casa de América, con el foco puesto en la economía. Sin embargo, una cosa es tener confianza en el futuro y otra transmitirla. España es el segundo país europeo más pesimista sobre lo que tardaremos en recuperarnos económicamente tras la pandemia, según un estudio de Ipsos en 25 países. También estamos entre los europeos que menos confían en su Gobierno para lograr la recuperación.

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