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Si en Madrid se acabara la cerveza
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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Si en Madrid se acabara la cerveza

A Madrid la cerveza llegó antes que la capitalidad y no ha faltado ni durante la Guerra Civil, pero ahora hay nervios por si escasea

Foto: Unos madrileños disfrutando de unas cervezas. (EFE/Kiko Huesca)
Unos madrileños disfrutando de unas cervezas. (EFE/Kiko Huesca)
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Hay en Madrid quien está empezando a preguntarse qué pasa si se acaba la cerveza. De momento lo preguntan en bajo. Debe de ser que en estos tiempos tan convulsos parece una frivolidad andarse preocupando por la cerveza, en plena guerra en Ucrania, con el precio del combustible por las nubes y una huelga de transporte que podría paralizar el país. Sin embargo, cómo no va a generar inquietud la idea de que escasee la cerveza en la capital.

A Madrid la cerveza llegó antes que la capitalidad, antes que la contaminación, antes incluso que la Plaza Mayor y que Velázquez. Al pintor lo trajo a la Corte Felipe IV, pero la cerveza había venido un siglo antes con Felipe el Hermoso. No parece justo que solo tengamos una estatua ecuestre en honor al primero. Madrid no sería Madrid sin El Prado y El Prado no sería El Prado sin Velázquez, pero qué sería Madrid sin la cerveza.

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(EFE/Mariscal)

El único momento que está registrado que ha faltado la cerveza en la capital fue durante un breve periodo en la Segunda Guerra Mundial porque la contienda impedía que se pudiera traer cereal del resto de Europa necesario para la fabricación. Los empresarios de la época se pusieron de acuerdo para traerse la cebada de Argentina y así consiguieron seguir produciendo mientras el mundo parecía derrumbarse.

En Madrid no faltó la cerveza ni durante la guerra civil y eso que estuvo Hemingway por aquí. Ni siquiera él se la pudo acabar toda. En ‘Muerte en la tarde’ contaba lo que le gustaba beberse la cerveza con unas gambas que le ponían en un bar de la calle del Príncipe, junto a la plaza de Santa Ana, que había empezado a conocerse como la plaza de la cerveza desde principios del siglo XX por todos los establecimientos que la servían. A Hemingway también se le veía a menudo bebiendo y escribiendo en la Cervecería Alemana que sigue estando en la Plaza, antes de irse a Chicote a seguir con sus negronis. Algún pedacito del Premio Nobel que ganó le debería tocar a Madrid.

Foto: Fachada del Museo Chicote.

Cuentan Enrique Ibáñez y Gumersindo Fernández en ‘Historia de la Cerveza en Madrid’ que la cerveza fue durante mucho tiempo vista como un producto extranjero, que ni siquiera estaba bien elaborado. Esta era tierra de vides, más que de cereales. Y, además, la cerveza solo se podía producir con permiso de la corona y hasta que no se liberalizó el sector, en el siglo XIX, no empezaron a aparecer las fábricas, más o menos precarias, que crearon competencia y ganando fama por toda la ciudad. La fábrica de Mahou, que es la cerveza más bebida en la capital, se fundó en 1891 en la calle Amaniel. La cerveza más madrileña tiene apellido alemán porque de allí procedía la familia que la fundó y porque, de toda la vida, aquí madrileño es el que quiere.

Foto: Botellas de La Caña de España en un escaparate de Madrid.

Y todo se lo debemos a Felipe el Hermoso, que menos mal que no era madrileño sino de Brujas y allí en el siglo XVI ya sabían mucho de cerveza. Y por eso cuando llegó a Madrid traía un imperio a medio hacer y dos barriles de cerveza, porque los reyes, cuando la corte todavía era itinerante, además de viajar con su séquito, viajaban con los vicios a cuestas. Luego su hijo Carlos I, además del imperio, fue perfeccionando la cerveza. Vino a España de su Flandes natal con los mejores maestros cerveceros de la época. Mucho más práctico, desde luego, viajar con los que saben hacer cerveza que cargar con los barriles por media Europa.

Si la cerveza llegó hace 500 años en dos barriles desde Flandes, malo será que la huelga nos deje ahora sin ella

Si la cerveza consiguió llegar a Madrid hace 500 años en dos barriles desde Flandes, malo será que la huelga del transporte nos deje sin ella ahora. En Madrid no va a faltar cerveza en los bares. Al menos, prometen desde el sector, no de momento. Más del 90% de la cebada que usan los cerveceros españoles es nacional, así que la guerra de Ucrania no es lo que les asusta. Les preocupa más que se prolonguen los problemas en el transporte. No tanto por surtir los bares de la cerveza ya hecha como por conseguir la materia prima para hacerla. La huelga de camioneros está dificultando conseguir que la cebada llegue a las fábricas. Y sin cebada no hay cerveza.

Curiosamente, cuando ha empezado la tensión por el miedo a la escasez, en Madrid la cerveza no es algo de lo que se haya estado haciendo acopio compulsivo. Será porque los bares no nos los dejan llevar a casa.

Hay en Madrid quien está empezando a preguntarse qué pasa si se acaba la cerveza. De momento lo preguntan en bajo. Debe de ser que en estos tiempos tan convulsos parece una frivolidad andarse preocupando por la cerveza, en plena guerra en Ucrania, con el precio del combustible por las nubes y una huelga de transporte que podría paralizar el país. Sin embargo, cómo no va a generar inquietud la idea de que escasee la cerveza en la capital.