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Imaginando lo inimaginable: ¿qué hará la OTAN si Putin utiliza armas nucleares?
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Marta García Aller

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Imaginando lo inimaginable: ¿qué hará la OTAN si Putin utiliza armas nucleares?

No está claro cómo respondería Washington al uso de un arma nuclear por parte de Putin. Ni siquiera está claro que hubiera acuerdo entre los miembros de la OTAN de qué hacer

Foto: El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. (Reuters/Pool/John Macdougall)
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. (Reuters/Pool/John Macdougall)
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Desde que Putin anunció el mes pasado que ponía las fuerzas nucleares rusas en preparación especial para el combate, la amenaza de guerra nuclear ha dejado de ser impensable, pero sigue siendo inimaginable. Da tanto miedo pensarlo que no nos lo tomamos del todo en serio. Tampoco ya da risa que haya quien sí lo haga. Salvo que nos acordemos de la historia viral de ese ‘prepper’ que llevaba tiempo preparándose para el fin del mundo y, cuando se dio la oportunidad de comprobar si su refugio funcionaba en caso de catástrofe, durante el gran apagón de Texas hace unos meses, no pudo abrir su comida porque el único abrelatas que se había llevado era eléctrico. Tal y como está el mundo, lo mismo sirve de chiste que de consejo.

Las amenazas de ataque nuclear o armas químicas eran un riesgo olvidado en Occidente desde la Guerra Fría. Y cuando una catástrofe es poco familiar, porque nunca ha sucedido o porque hace varias generaciones que no se repite, a menudo nos resulta inimaginable. Es la misma inercia psicológica que durante semanas nos llevó a creer que la pandemia no nos afectaría. Dar por hecha la normalidad es un sesgo optimista muy práctico para vivir tranquilos. Tenernos que angustiar por cada riesgo potencial sería agotador. Lo difícil es saber cuándo nos toca empezar a imaginar lo inimaginable porque se vuelve plausible.

Foto: Imagen de un test nuclear a cielo abierto

La reunión que Biden mantendrá esta semana con los demás miembros de la OTAN es uno de esos momentos cruciales. Tendrán que imaginarse los escenarios más terribles con el fin de prevenirlos. En la agenda de la OTAN está estudiar la reacción de la Alianza si Rusia da un paso más hacia el abismo y emplea armas químicas, biológicas o nucleares, tal y como la Inteligencia norteamericana lleva tiempo avisando que Putin podría hacer en la invasión de Ucrania. Cuanto peor le va al frente ruso, más probable ven que intente algo a la desesperada.

¿Cuánto horror pueden tolerar los países occidentales sin intervenir directamente en Ucrania? ¿Qué pasa si Rusia escala el conflicto deliberadamente o por error? ¿Y si Putin opta por una provocación con armamento nuclear? No es mucho consuelo, pero las armas nucleares que tienen tanto Rusia como Estados Unidos son mucho menos destructivas que las de Hiroshima y Nagasaki. Es lo más parecido a una buena noticia. La mala es que precisamente por ser más pequeñas, su uso tras la invasión de Ucrania ha pasado a ser una posibilidad que muchos expertos en defensa ya no se atreven a descartar.

Foto: potencia-nuclear-rusa-amenaza-otan

El PIB de Rusia es poco mayor que el de España y su presupuesto militar no llega ni al 8% del conjunto de los países de la OTAN. Sin embargo, si Putin da tanto miedo desde la invasión de Ucrania, que hasta que se produjo también resultaba en gran medida inimaginable, es porque para el tirano ruso el uso de las armas nucleares no es algo impensable, sino una herramienta más con la que intimidar a sus enemigos. Que Rusia sea una potencia nuclear es lo que ha disuadido a los países vecinos de intervenir directamente en la defensa de Ucrania, para evitar una escalada catastrófica del conflicto. Si esta se produjera y el tabú nuclear desaparece, ningún escenario es tranquilizador.

No está claro cómo respondería Washington al uso de un arma nuclear por parte de Putin. Los escenarios de los expertos consultados por 'The New York Times' abarcan desde disparos de advertencia a múltiples represalias con resultado catastrófico. Ni siquiera está claro que hubiera acuerdo entre los miembros de la OTAN de qué hacer.

En el estudio ‘Preventing Escalation in the Baltics’, elaborado en 2018 para asesorar a la OTAN en caso de conflicto militar con Moscú, uno de los escenarios de crisis plantea la posibilidad de que Rusia detonase una bomba nuclear en una zona remota del mar del Norte como advertencia. Ulrich Kühn, experto nuclear de la Universidad de Hamburgo, pronosticaba en ese estudio que los aliados de la OTAN podrían no ponerse de acuerdo en cómo responder y las diferencias internas podrían debilitar la Alianza en pleno conflicto. Este informe de 87 páginas es uno de los que podrían estar sobre la mesa de esta cumbre de Bruselas.

Foto: El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (Reuters/Sergey Guneev) Opinión

Más inquietante es otra simulación de la Universidad de Princeton que plantea qué pasaría si Moscú disparase un arma nuclear como advertencia y la OTAN respondiera con un pequeño ataque proporcional. El vídeo de cuatro minutos muestra con un simple intercambio de flechitas cómo a las pocas horas se producirían más de 90 millones de muertos.

En 2019, cuando el Programa de Ciencia y Seguridad Global (SGS) elaboró este estudio, los expertos en armas nucleares consideraban plausible la simulación y lo hacían como advertencia. Su proyecto buscaba resaltar las consecuencias potencialmente catastróficas y cómo estaba aumentando el riesgo de guerra nuclear desde que EEUU y Rusia comenzaron a usar nuevos tipos de armas nucleares y ampliaron las circunstancias en que podrían usarse.

Para prevenir lo inimaginable, a veces hay que imaginárselo.

Desde que Putin anunció el mes pasado que ponía las fuerzas nucleares rusas en preparación especial para el combate, la amenaza de guerra nuclear ha dejado de ser impensable, pero sigue siendo inimaginable. Da tanto miedo pensarlo que no nos lo tomamos del todo en serio. Tampoco ya da risa que haya quien sí lo haga. Salvo que nos acordemos de la historia viral de ese ‘prepper’ que llevaba tiempo preparándose para el fin del mundo y, cuando se dio la oportunidad de comprobar si su refugio funcionaba en caso de catástrofe, durante el gran apagón de Texas hace unos meses, no pudo abrir su comida porque el único abrelatas que se había llevado era eléctrico. Tal y como está el mundo, lo mismo sirve de chiste que de consejo.

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