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Zelenski, de Guernica y Porcelanosa a 'Bienvenido. Mr. Marshall'
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Marta García Aller

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Zelenski, de Guernica y Porcelanosa a 'Bienvenido. Mr. Marshall'

Parecía que estábamos esperando a que el país que sufre la guerra nos hiciera caso a los españoles cuando los que tenemos que hacerle caso somos nosotros a él

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (3d), escucha la intervención de Volodímir Zelenski. (EFE/Chema Moya)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (3d), escucha la intervención de Volodímir Zelenski. (EFE/Chema Moya)
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Pocas horas antes de que Zelenski compareciera por videoconferencia en el Congreso de los Diputados acordándose del bombardeo de Guernica, hubo otra mención a la península ibérica en medio de la guerra en Ucrania que pasó más inadvertida. La había hecho el expresidente ruso Dimitri Medvedev, destacando en Telegram que el objetivo actual de Rusia es “construir una Eurasia abierta, desde Lisboa hasta Vladivostok”. Justificaba así la mano derecha de Putin lo que el Kremlin llama “operación especial” en Ucrania y, salvo para China, Venezuela y poco más, el resto llamamos invasión ilegal y guerra cruel. El ruso dejaba clarito en su mensaje que Putin está pensando más allá de Kiev. Es justamente lo que Zelenski lleva 41 días advirtiendo en sus comparecencias en los parlamentos de todo el mundo pidiendo ayuda para frenarlo.

[Lea aquí la intervención de Zelenski en el Congreso de los Diputados]

“Estamos en abril de 2022, pero parece que estamos en abril de 1937, cuando el mundo se enteró del ataque a vuestra ciudad, Guernica”, fue la escueta referencia del presidente ucraniano a la historia de España ante un Congreso abarrotado, que nada más aparecer en la pantalla se puso en pie para ovacionarlo. Las imágenes de la devastación creada por la Legión Cóndor del III Reich durante la Guerra Civil española no viajaban entonces en tiempo real por todo el mundo, como está pasando ahora con la masacre de Bucha. Pero entonces, igual que ahora, nadie sabía cuánto podía durar aquella guerra, ni mucho menos que luego llegaría otra que devastaría todo el continente.

El presidente de Ucrania, con una traducción simultánea que hizo confusa a ratos su comparecencia, pidió a los diputados y senadores españoles más apoyo frente a Rusia, tanto en forma de armas como de sanciones. Pidió ayuda e incluso pidió perdón por un retraso de 17 minutos en su comparecencia porque se había alargado su intervención previa ante el Consejo de Seguridad de la ONU. En este otro discurso fue mucho más explícito y contundente al describir las atrocidades del Ejército ruso en Ucrania que en los minutos que se asomó al Parlamento español. Era también un discurso mucho más importante para los intereses de Ucrania.

Ante las Naciones Unidas, que era donde estaba la noticia internacional de la tarde, Zelenski calificó a los rusos de criminales de guerra y explicó que habían matado familias enteras en Bucha, violado mujeres frente a sus hijos y llenado pueblos de fosas comunes. También mostró un breve vídeo de los horrores de la guerra que conmovió a casi todo el auditorio, si excluimos a los representantes rusos, que los niegan, y a los chinos, que no los condenan.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), aplaude la intervención del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. (EFE/Chema Moya)
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Zelenski en Nueva York fue contundente también en lo político e invocó el Artículo 1 de la Carta de Naciones Unidas, que dice que su propósito es garantizar que se respete la paz. “Y, si la ONU no puede hacer eso, pregunta, ¿cuál es el punto de los otros artículos?”. Y añadió retando al Consejo de Seguridad: “¿Están listos para cerrar la ONU? ¿Creen que el tiempo del derecho internacional se ha ido? Si su respuesta es no, entonces deben actuar de inmediato”.

Ante su público en Madrid, sin embargo, el presidente ucraniano fue mucho menos vehemente. No echó broncas, solo pidió ayuda y buscó consensos. No afeó al Gobierno español que tardase más que otros socios europeos en enviar armas, ni que hubiera en él ministras de Podemos que abiertamente se hayan mostrado en contra de este apoyo militar al inicio de la guerra. También se libraron las formaciones independentistas presentes de que el líder mundial que más atención despierta en el mundo mencionara sus extraños vínculos diplomáticos con el Kremlin durante el 'procés', como se libraron los de Vox de que Zelenski les recordara lo buen amigo de Putin que es su buen amigo Orbán.

Foto: Escombros de Guernica tras el bombardeo del 26 de abril de 1937.

No fueron los políticos españoles los que se llevaron el tirón de orejas de Zelenski, sino varias empresas españolas a las que pidió directamente que dejaran de hacer negocios con Rusia. Igual que cuando compareció en la Asamblea Nacional de París, Zelenski afeó seguir en Rusia a Renault, Auchan y Leroy Merlin, en Madrid mencionó Maxam, Sercobe y Porcelanosa. Sin embargo, en Francia, además de a estas empresas, Zelenski también criticó a los políticos franceses “que esconden la cabeza bajo la arena y buscan dinero en Rusia”, en referencia a Marine Le Pen.

El de España fue un discurso solemne y conmovedor, pero sacado de una plantilla genérica. La tarde en que Zelenski compareció en Madrid, su discurso más importante había sido ya el de Nueva York. No estaba el ucraniano para nuestras rencillas de la política nacional ni para revisarse más referencias históricas que la de Guernica. Bastante tenía Zelenski con señalar la desesperación de esperar a que la ONU tome alguna medida contra Rusia, mientras con su puesto permanente en el Consejo de Seguridad mantiene el poder de veto.

Muchos en el Congreso se quedaron con ganas de más referencias culturales a España en el discurso de Zelenski, como en Reino Unido cuando parafraseó a Shakespeare o en Francia mencionó Verdún, el lema de la Revolución francesa y a Jean-Paul Belmondo. Echar de menos más relevancia de España en el discurso del presidente ucraniano, en este país siempre tan huérfano de casito internacional, nos recuerda que la referencia que mejor nos sigue retratando es el 'Bienvenido, Mister Marshall' de Berlanga. A ratos parecía que estábamos esperando a que el país que sufre la guerra nos hiciera caso a los españoles cuando los que tenemos que hacerle caso somos nosotros a él.

Pocas horas antes de que Zelenski compareciera por videoconferencia en el Congreso de los Diputados acordándose del bombardeo de Guernica, hubo otra mención a la península ibérica en medio de la guerra en Ucrania que pasó más inadvertida. La había hecho el expresidente ruso Dimitri Medvedev, destacando en Telegram que el objetivo actual de Rusia es “construir una Eurasia abierta, desde Lisboa hasta Vladivostok”. Justificaba así la mano derecha de Putin lo que el Kremlin llama “operación especial” en Ucrania y, salvo para China, Venezuela y poco más, el resto llamamos invasión ilegal y guerra cruel. El ruso dejaba clarito en su mensaje que Putin está pensando más allá de Kiev. Es justamente lo que Zelenski lleva 41 días advirtiendo en sus comparecencias en los parlamentos de todo el mundo pidiendo ayuda para frenarlo.

Conflicto de Ucrania
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