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¿Es peor la mentira o la incompetencia?
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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¿Es peor la mentira o la incompetencia?

Si el Gobierno no sabe siquiera a quién espían sus espías, cómo va a saber que lo espían los de los demás. La coartada ya no es la transparencia, es la inopia

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (i), y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d). (EFE/Andreu Dalmau)
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (i), y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d). (EFE/Andreu Dalmau)
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Hace tiempo que se da por hecho con resignación que a la hora de votar, más que una opción ilusionante, la mayoría opta por el mal menor. La política del 'malmenorismo' empapa también las estrategias de los gobernantes. ¿Qué es menos malo para un Gobierno? ¿Reconocer sus mentiras o su incompetencia?

No van quedando más opciones que una de estas dos en la crisis del espionaje de ida y vuelta del caso Pegasus. Sabiéndose demasiado embarrado para salir indemne del embrollo, el Gobierno va dejando caer versiones, algunas en rueda de prensa y otras por lo bajini. Y como no termina de decidirse cuál es el mal menor, se superponen desmentidos sin ton ni son para que cada uno escoja, según el día, la opción que más le convenza o disguste.

Haber sido espiado por una potencia extranjera no es extraño para un Gobierno en estos tiempos, lo extraño es no enterarse en más de un año y, encima, reconocer públicamente detalles de la brecha de seguridad. Espiar a los cabecillas del independentismo a través del CNI tampoco puede extrañar demasiado, sobre todo cuando los altercados ardían en las calles de Barcelona y Tsunami Democràtic mandaba tomar el Aeropuerto de El Prat. Más extraño es elegir luego como socios parlamentarios a aquellos a los que se consideraba una amenaza para la seguridad nacional.

Es normal que los independentistas se sientan engañados al descubrirse investigados mientras negociaban con el presidente Sánchez

El espionaje del CNI a los 18 líderes independentistas, incluido Pere Aragonès, contaba con las autorizaciones pertinentes. Supone, sin embargo, una quiebra total de confianza con sus socios parlamentarios de ERC, que dudan de que el marco legal español ampare el espionaje con el 'software' israelí, un sistema que cede datos a una empresa extranjera. Ni a ERC ni a Junts les valen las excusas del Gobierno.

Es normal que los independentistas se sientan engañados al descubrirse investigados secretamente mientras negociaban con el presidente Sánchez. Este, sin embargo, no reconoce engaño alguno. La versión oficial, transmitida de manera oficiosa, es que Moncloa no tenía ningún conocimiento de que el CNI los estuviera espiando en pleno desafío de Tsunami Democràtic. Esto ya no es normal.

Desde el CNI, aseguraron a este periódico que advirtieron a Moncloa del riesgo de Pegasus un año antes del espionaje a los móviles del presidente, también sostienen que Moncloa estaba al tanto de la investigación a los líderes de Tsunami Democràtic. Sin embargo, hasta que empezó la crisis de Pegasus, Moncloa dice que no sabía que el CNI había espiado a los independentistas, igual que no sabía que habían sido 'hackeados' los móviles del presidente del Gobierno, la ministra de Defensa y a saber los de cuántos ministros más. El Gobierno sostiene que no se enteró de nada de esto.

Si el Gobierno no sabe ni siquiera a quién espían sus propios espías, cómo va a estar al tanto de que lo espían los demás

Cómo estarán las cosas para que la versión de la incompetencia se imponga como el mal menor. Sea o no la más verosímil, es la que más empeño está poniendo el Gobierno en mantener últimamente en la crisis de los espías. Prefiere decir que no tiene ni idea de lo que hace un organismo que depende del propio Ejecutivo a hacerse responsable de sus decisiones, aunque sean legales.

Si el Gobierno no sabe ni siquiera a quién espían sus propios espías, cómo va a estar al tanto de que lo espían los demás. La semana pasada, la coartada era la transparencia, ahora parece la inopia. El que no se entera de nada difícilmente puede ser transparente, porque nada tiene que reconocer el que nada sabe. A lo más que puede aspirar es a ser incompetente.

Hace tiempo que se da por hecho con resignación que a la hora de votar, más que una opción ilusionante, la mayoría opta por el mal menor. La política del 'malmenorismo' empapa también las estrategias de los gobernantes. ¿Qué es menos malo para un Gobierno? ¿Reconocer sus mentiras o su incompetencia?

Pere Aragonès Moncloa Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)