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El efecto Feijóo a la hora de la siesta
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Marta García Aller

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El efecto Feijóo a la hora de la siesta

Lo más difícil que consiguió Feijóo en su primer cara a cara con Sánchez fue que el indicador económico más sonado del día fuera uno de los pocos que dejan bien al Gobierno

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Alvarado)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Alvarado)
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Del primer encuentro en el Senado entre Sánchez y Feijóo salió perdiendo, claramente, Twitter. Ni una estridencia, ni un ‘tontopollas’, ni siquiera una impresora que llevarse al 'trending topic' como en los mejores tiempos del peor Rufián. Feijóo y Sánchez se recibieron con un apretón de manos antes de empezar. Una nube de fotógrafos rodeó el paseíllo del presidente cuando iba camino de saludar al líder de la oposición. Creó muchísima expectación el momento de cordialidad y los 'flashes' dejaban constancia para la posteridad de que a veces la política la protagonizan dos adultos comportándose como tales.

Poner el primer encuentro entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición a la hora de la siesta era ya una declaración de intenciones. A las cuatro de la tarde no se puede usar el taladro ni levantar la voz sin que se quejen los vecinos. Lo mismo pasa con los votantes. A lo mejor en eso consiste realmente el efecto Feijóo, en demostrar que España con él podría dormir tranquila durmiéndola. De dónde vendremos para tener que agradecerles que la política vuelva a ser aburrida, que hagan su trabajo y no nos despierten si no es importante. Benditas sean las comparecencias que no buscan el retuit compulsivo del ruido.

El líder del PP preguntó a Sánchez por la inflación y le pidió que bajara los impuestos. El presidente le reclamó que renovara el CGPJ y presumió de cogobernanza. Feijóo le habló de su plan fiscal y de que las familias españolas están molestas con el triunfalismo del Gobierno mientras sufren la inflación en sus bolsillos. Sánchez presumió de los 14 acuerdos alcanzados en el diálogo social. Todo deliciosamente convencional. Ideal para la siesta. Tenso pero moderado. Aburrido, al fin.

Con quien más duro fue Feijóo en su primera comparecencia en la Cámara Alta fue con Pablo Casado: “Yo no he venido aquí a insultarle, vengo aquí a hacerle oposición”, le dijo a Sánchez, dejando claro que en eso consiste la principal novedad desde que ostenta el cargo de líder de la oposición. “Quiero reivindicar la política útil. Desde la distancia, he visto muchos insultos y pocas propuestas”, insistió el gallego. A su predecesor no lo nombró, claro. Ya es Casado más tabú en el PP que la Gürtel. Solo el PSOE trata de evitar que caiga en el olvido, se ve que son los únicos que le echan de menos en la oposición.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Fernando Alvarado)

De hecho, lo más duro que Sánchez le dijo a Feijóo es que sigue en la línea de Casado. Lo más halagador, que le estorbaba. Ahí Sánchez no estuvo fino. Estorbar al presidente es el trabajo de la oposición. De lo que sí podía haber acusado a Feijóo, de haber estado el presidente más entrenado en el noble oficio de escuchar a otros y no solo a sí mismo, es de no tener clara la prima de riesgo en España.

Fue la vicepresidenta de Asuntos Económicos la que luego se encargó de afearle a Feijóo ante los medios el mayor error de su estreno en el Senado. Confundió la prima de riesgo con el tipo de interés cuando reprochó al Gobierno que ahora está “a 250 puntos, la más alta desde el verano de 2014”. Teniendo en cuenta que la estrategia de Feijóo pasa por centrarse en la economía y prometer mayor pericia en la gestión de las cuentas que el Gobierno actual, estrenarse dando datos incorrectos no fue la mejor manera de demostrarlo. El expresidente de la Xunta no hacía oposición desde hace más de una década y ahí se le notó.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Alberto Nuñez Feijóo. (EFE/Pool/David Corral) Opinión
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La vicepresidenta recomendó a Feijóo que se rodee de mejores asesores económicos, como si lo mejor que le hubiera pasado al Gobierno en el primer cara a cara con el líder de la oposición no fuera ese lapsus. En realidad, la prima está a poco más de 100 y ni siquiera en ese verano de hace ocho años llegó a los 250, como también se apresuró a recordar Calviño en los pasillos.

Meter el dedo en la llaga de la economía es una buena forma de hacer oposición, solo falta que Feijóo se lleve aprendidos los datos correctos para que la próxima vez resulte más creíble. El cambio en las formas se agradece. El fondo tendrá que esperar. Al final, lo más difícil que consiguió el líder de la oposición en su primer cara a cara con Sánchez, a su pesar, fue conseguir que el indicador económico más sonado del día fuera uno de los pocos que dejan bien al Gobierno. No era fácil, desde luego. Y así fue como Twitter encontró la anécdota en la que regocijarse en cuanto fue despertando de la siesta.

Del primer encuentro en el Senado entre Sánchez y Feijóo salió perdiendo, claramente, Twitter. Ni una estridencia, ni un ‘tontopollas’, ni siquiera una impresora que llevarse al 'trending topic' como en los mejores tiempos del peor Rufián. Feijóo y Sánchez se recibieron con un apretón de manos antes de empezar. Una nube de fotógrafos rodeó el paseíllo del presidente cuando iba camino de saludar al líder de la oposición. Creó muchísima expectación el momento de cordialidad y los 'flashes' dejaban constancia para la posteridad de que a veces la política la protagonizan dos adultos comportándose como tales.

Alberto Núñez Feijóo
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