Sánchez con Biden no es la foto de esta cumbre de la OTAN

El presidente Biden, tras reunirse con Pedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa, aseguró que España es desde hace 40 años un “aliado indispensable” con el mismo entusiasmo que si pidiera una Whopper con queso. Seguramente ni siquiera era la reunión más importante que Biden había tenido ese día, en que llegaba a España para la cumbre de la OTAN después un largo día que empezó de buena mañana sentándose con Olaf Scholz, Emmanuel Macron y Boris Johnson en la cumbre alemana del G-7. Sí era la reunión más importante del día para el presidente Sánchez, que llevaba año y medio tratando de reunirse con él.

Una cita de una hora con el presidente Biden está por ver que vaya a arreglarle a España alguno de los “retos de la inmigración irregular en el norte de África”, uno de los compromisos de ambos países de la declaración conjunta. Mucho más tangible del encuentro Sánchez-Biden fue el acuerdo de aumentar los buques de guerra de la Armada estadounidense en Rota, aunque no sabemos cuánto contribuirá exactamente a la seguridad atlántica. Pero lo que seguro ha logrado el encuentro entre ambos es que por lo menos durante unas horas en España se deje de hablar de la muerte de decenas de jóvenes en el intento de cruce de la valla de Melilla hace unos días que tanto estaba incomodando al Gobierno. Y, de paso, que se deje de hablar también un rato del efecto Feijóo.

La visita de Biden a España es noticia, claro. Es la primera reunión que celebran ambos presidentes desde que el demócrata llegó a la Casa Blanca, si exceptuamos aquellos 20 metros de pasillo que recorrieron en la anterior cumbre de la OTAN. ¿Dónde fue, por cierto, la anterior cumbre? Ni en Bruselas, que la acogió, seguramente lo recuerden ya.

Como para acordarse entonces de que justo antes de aquel encuentro de 50 segundos de Sánchez con Biden de hace un año, habían hablado por teléfono el secretario de Estado, Antony Blinken, y la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. También hablaron, como ahora Sánchez y Biden, de inmigración. Y, como ahora, el compromiso de EEUU fue entonces trabajar para que las migraciones se produzcan de “una manera segura, ordenada y humana”. Este año han cambiado el orden de las palabras y dicen “segura, ordenada y regular”. No está claro qué cambia realmente esa cooperación migratoria recién anunciada, si es que cambia algo, pero toda foto necesita un titular.

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Desde Moncloa insisten que la de Biden y Sánchez “no ha sido una reunión más”, como recoge Iván Gil en su crónica. Desde la Casa Blanca no consta que opinen lo mismo. No es fácil encontrar en ninguno de los principales periódicos estadounidenses referencia alguna al encuentro de Biden con Sánchez. Esa no es la noticia de la cumbre. Tampoco Biden lo es.

La foto más importante de esta cumbre de la OTAN, lo mismo que el titular, no tiene que ver con Sánchez y Biden. Hay otra imagen que sí retrata un antes y un después en la política internacional, en un momento especialmente convulso en Europa. Una que le quita al anfitrión de la cumbre el tan ansiado protagonismo y se la devuelve a la cumbre.

La foto de la que parece la reunión más importante de la cumbre tiene como protagonistas a Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, junto a la primera ministra de Suecia, Magdalena Andersson, y el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö. También están los ministros de Exteriores y el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, que ha mediado en las negociaciones. Juntos han conseguido que Turquía levante el veto a Suecia y Finlandia para iniciar su ingreso en la OTAN.

La entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN, o el inicio de su trámite al menos, no solo marca una de las expansiones más importantes de la Alianza en varias décadas. También constata el fracaso del objetivo de Putin de debilitar la OTAN, que tras la invasión de Ucrania ha hecho virar a la opinión pública de dos países tradicionalmente neutrales y los ha echado en brazos de la OTAN. Además, con esta cumbre se fortalece la inversión de los socios en defensa.

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Así que la cumbre de Madrid ya es un éxito en su objetivo de dar una imagen de unidad en una Europa en guerra. En la tarde previa al inicio de la cumbre, mientras Sánchez y Biden se veían y dejaban ver en Moncloa, la cumbre de Madrid estaba haciendo historia tras una larga negociación a puerta cerrada. En la foto del acuerdo final para la posteridad en que Turquía levanta el veto a los nórdicos sale tanta gente que ha quedado un poco batiburrillo, pero relevancia y fotogenia no siempre van de la mano.