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Los tres favores de la oposición a Sánchez
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Marta García Aller

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Los tres favores de la oposición a Sánchez

A Sánchez, todo lo que no fuera hablar de cómo va la economía le daba un respiro y tanto el PP como Vox salieron a echarle una mano

Foto: La portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra. (EFE/Kiko Huesca)
La portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra. (EFE/Kiko Huesca)
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Aunque era Cuca Gamarra la encargada de hablar en el debate sobre el estado de la nación en nombre del Partido Popular, a ratos parecía que a quien había escuchado Sánchez en el Congreso era a Isabel Díaz Ayuso. Si no, no se entiende que el presidente insistiera tanto en atacar los cheques escolares que acaba de anunciar la presidenta de la Comunidad de Madrid y permite ayudar a familias con más de 100.000 euros de renta a pagar sus matrículas en centros privados. No es que tenga mucho que ver con el estado de la nación, que es lo que se debatía. Pero qué le podía venir mejor a Sánchez que una excusa para cambiar de tema.

Anunciar días antes del debate sobre el estado de la nación esa medida de Ayuso, que le encanta a Vox e incomoda a muchos dirigentes del PP, es el primer favor que le ha hecho la oposición al Gobierno (y que Sánchez de paso le ha hecho a Ayuso recuperando esa confrontación directa que a ambos les encanta). Al fin y al cabo, esas ayudas públicas a las familias que suman rentas de más de 100.000 que propone el Gobierno madrileño son justo el enganche que el Gobierno de Sánchez necesitaba para reivindicar sus nuevas y efímeras becas a las rentas más bajas. Gamarra no dijo una palabra sobre educación ni aclaró si su partido está a favor o en contra de esas nuevas ayudas que acaba de anunciar Sánchez (100 euros mensuales extra a los estudiantes ya becados, pero solo de septiembre a diciembre, no hasta final de curso).

El verdadero regalo que sobre esto le hizo la oposición a Sánchez fue no darle réplica cuando el presidente les espetó: “Tras las becas para ricos, ¿qué van a plantear? ¿Un cheque de combustible para yates?”. Bien podrían haberle recordado que tal y como el Gobierno planteó hace tres meses los 20 céntimos de subvención al combustible, lo mismo ha valido para cargar Ferraris que furgonetas de reparto. Y seguirá valiendo, porque el Gobierno va a seguir subvencionando todos los tanques de gasolina, también los de los Ferraris y los yates.

Menos mal que el Gobierno ha anunciado nuevas medidas de ayudas al transporte, como los trenes de cercanías gratuitos hasta diciembre. Es buena idea, pero no es muy original, hace meses que otros países europeos ya están subvencionando el transporte público para incentivar la reducción de consumo energético. Llega tarde, pero algo es algo. Solo reduciendo la demanda de energía, no subvencionando su consumo incluso para desplazamientos de ocio, se podría frenar la inflación.

Foto: La portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra; acompañada del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo (EFE/Chema Moya)

El segundo favor que le ha hecho el PP a Sánchez ha sido no centrar su discurso en el deterioro económico e institucional del país, sino dedicar buena parte de sus ataques a ETA. La portavoz Cuca Gamarra inició su intervención recordando el asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997, con un minuto de silencio no previsto que toda la Cámara respetó. Gamarra cargó contra Sánchez por mentiroso y por intentar reescribir la historia de España con Bildu, también por los pactos del independentismo. Sonaba tanto a los tiempos del PP de Pablo Casado que además de callado, Feijóo de repente iba quedándose viejo en el escaño prestado.

No fue la única mano que la oposición echó a Sánchez, al que todo lo que fuera hablar de algo que no fuera la economía, lo mismo da el franquismo que el 'procés', le daba un respiro. Santiago Abascal también salió a la tribuna a darle oxígeno a Sánchez, puede que votos también. Cargó contra el aborto, la eutanasia y el cambio climático. Y, por supuesto, contra la inmigración. El mayor favor que le hizo a Sánchez fue recordar con insistencia que Vox gobierna con el PP en Castilla y León y espera hacerlo también en España.

Presumir de tener ya en las instituciones gobernantes como Juan García-Gallardo, que vincula la despoblación de la España rural con “la banalización del sexo”, tiene sus riesgos. Cada vez que Vox presume de estar en el Gobierno de Castilla y León, pone en bandeja recordar que el vicepresidente de la Junta lamentaba hace unos días que el sexo "sea un fin en sí mismo, olvidando que su finalidad es la de la procreación". Sánchez, claro, no dejó de recordárselo a Abascal en la tribuna. Prefiere hablar de sexo que de inflación.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal, en el Congreso (EFE/Mariscal)

Con la inflación por encima del 10% y después de presentar medidas que en el mejor de los casos la parchean, pero difícilmente la van a revertir, qué podría venirle mejor al presidente, en el momento más delicado de su legislatura, que Vox le dé la oportunidad de reivindicarse en el debate sobre el estado de la nación como el garante de derechos sociales, como el aborto y la ley de violencia de género, que tanto consenso generan en España y que solo Vox amenaza con derogar. Y qué mayor favor podría hacerle a la coalición de gobierno en sus horas más bajas que recordar a los partidos de izquierdas todo lo que les une.

Así que cuanto más le tendía Abascal la mano a Feijóo, que seguía el debate desde la tribuna, cuanto más insistía en que le necesitaría para construir “una alternativa real” al Gobierno de Sánchez, más tranquilo se iba quedando el presidente. Y cuanto más cargaba Abascal contra la Agenda 2030, que es cargar contra la erradicación de la pobreza y el cambio climático, entre otros objetivos esenciales que solo molestan a Vox, durante esos instantes, más hombre de Estado parecía Sánchez. Y mira que estando el país como está, no era nada fácil.

Aunque era Cuca Gamarra la encargada de hablar en el debate sobre el estado de la nación en nombre del Partido Popular, a ratos parecía que a quien había escuchado Sánchez en el Congreso era a Isabel Díaz Ayuso. Si no, no se entiende que el presidente insistiera tanto en atacar los cheques escolares que acaba de anunciar la presidenta de la Comunidad de Madrid y permite ayudar a familias con más de 100.000 euros de renta a pagar sus matrículas en centros privados. No es que tenga mucho que ver con el estado de la nación, que es lo que se debatía. Pero qué le podía venir mejor a Sánchez que una excusa para cambiar de tema.

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