¿El cambio climático te da igual? Probablemente seas un hombre

No depende de cómo de lejos vivas de las 350.000 hectáreas de tierra quemada en la Unión Europea por los incendios récord de este verano o de lo cerca de las costas donde el nivel del mar sigue subiendo. Por más evidentes que sean los desastres provocados por el cambio climático, todavía hay gente a la que le importan más bien poco sus efectos. ¿Y de qué depende? No tanto de su formación académica ni de su ideología como de otras dos variables que resultan ser fundamentales: el PIB y el género. Los que menos probabilidades tienen de preocuparse por el cambio climático son los hombres. En particular, los hombres de países ricos.

En general, una amplia mayoría de la población está concienciada con los riesgos del cambio climático. Pero, entre la minoría escéptica, los hombres son más proclives que las mujeres a responder que no les importa la amenaza climática, según un estudio reciente de la Universidad de Yale.

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El Confidencial

Los encuestados en los países pobres son los que más claro tienen que las sequías y los fenómenos climáticos extremos derivados del cambio climático les van a afectar más que a nadie. Sus países tienen menos recursos tanto para la prevención de las causas como para mitigar las consecuencias, por lo que están más expuestos a las olas de calor y las inundaciones, cada vez más frecuentes. Sin embargo, aunque menos evidente, la brecha de género en países ricos puede ser muy relevante a la hora de entender cómo hacer campañas de concienciación más efectivas.

Los motivos que hacen que los hombres sean los más despreocupados por el cambio climático y, por tanto, los más reticentes a las políticas de descarbonización son un asunto complejo al que cada vez más estudios están prestando atención. Entre las razones que destaca 'The Economist', que se ha hecho eco del estudio de Yale, está que los hombres de los países ricos tienen una huella de carbono mayor que las mujeres, por lo que pueden sentir que tienen más que perder con las políticas que limitan las emisiones.

Sea por una motivación económica o psicológica, lo que opinen los hombres de países ricos es determinante a la hora de poner en marcha ciertas políticas. Al fin y al cabo, este sigue siendo el perfil socioeconómico que más poder atesora. ¿Qué otro tipo de argumentos serían más efectivos para hacer llegar las conclusiones científicas a los hombres más escépticos?

A quienes el futuro del planeta a largo plazo no les conmueve, tal vez les funcione mejor replantearse sus intereses a corto. En un país como España, tan dependiente del turismo de sol y playa, urge plantearse seriamente qué pasará con el principal motor económico si cada vez es más frecuente que en el norte de Europa también tengan temperaturas de 40º, como ya está pasando este verano. Solo un ejemplo más de hasta qué punto el cambio climático nos afectará a todos, también a los que pueden permitirse tener todo el día puesto el aire acondicionado.

A medida que aumenta la urgencia de actuar para mitigar los efectos del cambio climático, tanto en el campo como en las ciudades, tanto para prevenir sequías e incendios como inundaciones, más relevantes son estas cuestiones. ¿Están enfocándose bien las campañas de concienciación? ¿O incidir en los efectos en los más vulnerables es menos necesario en un contexto en el que los más vulnerables son precisamente los que más claro tienen los efectos negativos?

En un estudio realizado en España sobre los consensos y las divisiones sobre el cambio climático, realizado por Esade Ec Pol, destaca que en España hay generalmente mucha preocupación por el cambio climático. Es uno de los tres problemas más importantes para una cuarta parte de la ciudadanía.

Los jóvenes en España atraen menos atención de los programas electorales que los mayores

También corrobora que las mujeres prestan más importancia al cambio climático, están más dispuestas a renuncias y asumen posiciones de política pública más favorables a la lucha del cambio climático que los hombres, especialmente en cambiar el propio estilo de vida y redirigir gasto público a este objetivo. Hay otros hallazgos interesantes en el estudio de Esade Ec Pol. Como que los menores de 35 no solo están más preocupados que los mayores por el cambio climático, también más dispuestos a hacer renuncias en la calidad de vida para combatirlo. Sin embargo, los jóvenes en España atraen menos atención de los programas electorales que los mayores, más numerosos (e influyentes) en las urnas.

Además, más allá de las brechas de edad y género, está la socioeconómica. La oposición a prohibiciones e impuestos concretos es más alta entre las clases medias trabajadoras y la oposición a prohibir coches diésel es mucho más alta en municipios de menos de 50.000 habitantes, aunque eso no tiene que ver con la concienciación, sino con la logística cotidiana. De hecho, los habitantes de municipios pequeños tienden a preocuparse más por el cambio climático que la gente de las grandes ciudades.

Los que más posibilidades tienen de sufrir las inclemencias del aumento de las temperaturas son quienes tienen menos poder adquisitivo

Todo esto importa. Importa entender los miedos que preocupan a cada uno para tenerlo en cuenta a la hora de pedir sacrificios y ofrecer compensaciones. Las últimas olas de calor han matado a más de un millar de personas en la península ibérica. Los que más posibilidades tienen de sufrir las inclemencias del aumento de las temperaturas son quienes tienen menos poder adquisitivo, que son las personas que viven en entornos con menos zonas verdes, tienen trabajos más precarios y viviendas peores preparadas. Sin embargo, estos no son normalmente los más influyentes a la hora de elaborar programas electorales.

Detectar quiénes son los grupos de población más concienciados y los menos a las políticas para hacer frente al cambio climático es fundamental para entender cómo combatirlo. Afectarnos, la subida de las temperaturas nos afecta a todos. Pero no todos somos igualmente vulnerables a corto plazo ni igual de influyentes políticamente en lo que los partidos adoptan como prioridades políticas en un año electoral como el que viene. Convencer a los escépticos de que el cambio climático también va con ellos ayudará a protegernos a todos.