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Quién se acuerda ya de la cesta de la compra
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Marta García Aller

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Quién se acuerda ya de la cesta de la compra

¿Quién se acuerda ya de la urgencia en cómo ayudar a pagar la cesta de la compra? ¿No era el debate más urgente del momento? Ya no lo parece. Esa es una polémica de hace tres semanas. Aunque el problema siga aquí

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Fernando Villar)
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Fernando Villar)
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Al precio que está todo, lo único que podemos consumir por encima de nuestras posibilidades son las polémicas. No damos abasto. Hace no tanto era la cesta de la compra la protagonista indiscutible del debate público. También el impuesto a la banca y las eléctricas tuvo su momento de gloria. Luego llegó el anuncio de la bajada del impuesto de patrimonio en Andalucía y lo inundó todo. Desde entonces, lo que se lleva es echarse los impuestos a la cara.

Sin embargo, la subida de precios de primera necesidad en la cesta de la compra sigue siendo un problema no resuelto. La polémica parece solventada, pero más bien lo que ha es desaparecido. Últimamente, más que de resolver problemas, esto va de resolver polémicas. Agotada una, vamos a la siguiente.

La última es de qué hablamos cuando hablamos de clase media. Le dijo la ministra María Jesús Montero a Carlos Alsina en 'Más de uno' que la clase media es la que abarca al 99% de los ciudadanos, luego rectificó al 98%, que tampoco hay que exagerar. No queda claro qué es la clase baja entonces. Tampoco lo está quiénes son los ricos, pero sí que les va a tocar pagar más.

El Gobierno presume de que la reforma ayudará a todos los que cobran menos de 21.000 euros. Pero no es del todo así

La reforma fiscal del Gobierno ha pasado de amenazar al 0,1% de la población con una subida a dejarla en el 0,01%. Con lo que recauden de las grandes fortunas esperan compensar lo que dejan de recaudar con el anuncio de la reducción en el IRPF para las rentas de hasta 21.000 euros. Las cuentas no está claro que vayan a salir, pero, por lo menos, en este último planteamiento sí hay un esfuerzo por intentar compensar las bajadas de impuestos a las rentas bajas con un impuesto a fortunas de más de tres millones de euros y una subida de IRPF a las rentas de capital de más de 200.000 euros. Ya es más de lo que proponen los que solo propugnan bajar impuestos de manera general sin explicar de dónde van a recortar luego.

El Gobierno presume de que la reforma ayudará a todos los que cobran menos de 21.000 euros, que son la mitad de los trabajadores. Pero no es del todo así. La reforma amplía el umbral hasta los 21.000 euros. Solo tendrá efecto, por tanto, sobre la gente que cobraba entre 18.000 y 21.000 (menos del 20% de los contribuyentes). Tiene razón la ministra en que esta reforma ayuda más a las rentas bajas, pero no a todas. No termina de quedar claro cómo espera el Gobierno ayudar a los que cobran un euro más de 21.000 o menos de 14.000. No constan ayudas nuevas para ellos en esta reforma fiscal.

Al pero de a cuánta gente ayuda el plan y si es lo suficientemente amplio hay que sumarle el pero del plazo. La nueva reforma fiscal ni siquiera llegará a tiempo de echar una mano a las rentas bajas este año, ya que no entra en vigor aún. El alivio fiscal, que puede rondar entre los 400 y 800 euros anuales para una parte de las rentas bajas (las que no estaban exentas ya), y el resto de paquetes de medidas anunciadas no entrarán en vigor hasta el año que viene. Es decir, no sirve para que las familias más humildes sobrelleven la inflación a corto plazo.

La reforma fiscal profunda que nos exige Bruselas sigue pendiente y no se resuelve en dos semanas de improvisaciones y anuncios encadenados

La ministra le descartó a Alsina bajar el IVA de algunos alimentos básicos, porque no quieren contribuir al "vaciamiento de las arcas públicas". Así que, mientras el Gobierno anuncia su última reforma de impuestos, lo de cómo pagarán el encarecimiento de los alimentos las rentas más bajas sigue en el olvido.

A todo esto, la reforma fiscal profunda que nos exige Bruselas sigue pendiente y no se resuelve en dos semanas de improvisaciones y anuncios encadenados a golpe de telediario para acallar una polémica con otra.

¿Pero, entonces, quién se acuerda ya de la urgencia en cómo ayudar a pagar la cesta de la compra? ¿No era el debate más urgente del momento? Ya no lo parece. Esa es una polémica de hace tres semanas. Aunque el problema siga aquí.

Al precio que está todo, lo único que podemos consumir por encima de nuestras posibilidades son las polémicas. No damos abasto. Hace no tanto era la cesta de la compra la protagonista indiscutible del debate público. También el impuesto a la banca y las eléctricas tuvo su momento de gloria. Luego llegó el anuncio de la bajada del impuesto de patrimonio en Andalucía y lo inundó todo. Desde entonces, lo que se lleva es echarse los impuestos a la cara.

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