Segundo Párrafo
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Elon Musk es un peligro para Ucrania y para el mundo
Al fundador de Tesla lo mismo le da por querer comprar Twitter que retractarse y ponerlo a caldo, que prometer enviar un millón de personas a Marte o hacer un túnel para circular a 1.000 km por hora
Elon Musk puede apagar internet en Ucrania. Y si una sola persona puede a capricho cortar buena parte de las telecomunicaciones estratégicas de un país en guerra es porque era él quien las hacía posible. Dejar grandes cuestiones estratégicas en manos de los arrebatos solidarios de milmillonarios tan ansiosos de negocio como de 'casito' está demostrando no ser una buena idea. Sobre todo si ese país está en guerra y ese milmillonario es Elon Musk.
Al fundador de Tesla lo mismo le da por querer comprar Twitter que retractarse y ponerlo a caldo, que prometer enviar un millón de personas a Marte o hacer un túnel para circular a 1.000 km por hora, que de pronto cambia su 'bio' por la de vendedor de perfumes. Al hombre más rico del mundo es posible verlo como símbolo del éxito empresarial, pero imposible no considerarlo un sujeto altamente inestable. Que su palabra no es de fiar bien lo saben los inversores en Twitter y en criptomonedas, por nombrar solo unos pocos de sus damnificados.
Como tantas otras cosas que terminaron no siéndolo, al principio parecía una buena idea que Ucrania dependiera de Musk. Aunque cada vez va estando más claro que lo que le parezca una buena idea al hombre que saca un perfume de lujo llamado Burnt Hair (Cabello quemado) no inspira mucha confianza.
Musk desplegó sus satélites Starlink en marzo teóricamente sin ánimo de lucro para echar una mano al país invadido. Acordó su cooperación por Twitter con el gobierno de Zelenski al principio de la guerra, lo que para muchos demostró que es mucho más eficaz la empresa privada y la filantropía que ningún organismo internacional de farragosa burocracia. Ahora que su último capricho puede poner en peligro la vida de miles de ucranianos al cortarle las comunicaciones la cosa cambia.
Ucrania ha recibido unas 20.000 unidades de satélite Starlink. Financiarlos a partir de ahora costaría unos 120 millones de dólares hasta final de año. ¿Pero cuánto ha reportado ya a Musk la promoción y la instalación de su tecnología, en lugar de ninguna otra, en el centro de la atención geopolítica del mundo? Sus satélites han sido claves para las tropas ucranianas, pero también para que los civiles en zonas en peligro pudieran comunicarse con sus familias y para que Zelenski pudiera hacer sus ruedas de prensa. Y, según ha podido saber la CNN, buena parte de los costes de despliegue de todos esos satélites de SpaceX también los han financiado EEUU, Reino Unido y Polonia.
Varias fuentes citadas por la CNN aseguran que el propio Musk ha dado a entender que ha estado en comunicación con el Kremlin
Los satélites de Musk se han vuelto estos meses fundamentales para conectar a las tropas ucranianas y, por tanto, para su supervivencia. Y ahora que los ha convertido en imprescindibles gracias a su implantación bajo el disfraz de la solidaridad oportunista, el hombre más rico del mundo pide dinero al Pentágono bajo amenaza de cortar la conexión del país entero.
Musk tuiteó la semana pasada lo que él llamó un "plan de paz entre Ucrania y Rusia" que recogía demandas sospechosamente similares a las que los funcionarios del Kremlin han hecho repetidamente en los últimos meses, incluida la cesión de Crimea a Rusia. Varias fuentes citadas por la CNN aseguran que el propio Musk ha dado a entender que ha estado en comunicación con el Kremlin. ¿Qué quiere Musk?
No hace falta ningún equipo de guionistas de distopías de Netflix para imaginar qué pasaría si dejáramos buena parte de internet en manos de este mismo sujeto. Es exactamente lo que está intentando que pase. Él mismo ha explicado que su intención al comprar Twitter es "crear X, la aplicación para todo". Su modelo a imitar es WeChat, la app china que lo mismo sirve para pedir comida a domicilio, que para pagar las facturas, enviar dinero, solicitar citas médicas y realizar trámites administrativos. También sirve para que el Gobierno chino tenga un férreo control de lo que hacen sus ciudadanos.
Qué podría hacer con ese nivel de control alguien que es capaz de amenazar a los ucranianos con apagarles internet en plena invasión. No está claro qué es lo que quiere Musk al pedirle dinero al Pentágono. Puede que dinero, sí, pero no solo. O no solo el que espera cobrar por los satélites.
De qué lado esté el hombre más rico del mundo en la guerra de Ucrania es más influyente que la decisión diplomática de muchos países. Seguramente solo esté del lado del dinero. También del que le pueda reportar compartir intereses estratégicos con China y Rusia.
Lo que pase con Starlink en Ucrania no es una anécdota más de las astracanadas de Musk. Es la enésima llamada de atención del riesgo extremo de concentrar tanta dependencia tecnológica en tan pocas manos. Cuando son las de un magnate caprichoso e inestable el problema es más evidente, pero no exclusivo.
Elon Musk puede apagar internet en Ucrania. Y si una sola persona puede a capricho cortar buena parte de las telecomunicaciones estratégicas de un país en guerra es porque era él quien las hacía posible. Dejar grandes cuestiones estratégicas en manos de los arrebatos solidarios de milmillonarios tan ansiosos de negocio como de 'casito' está demostrando no ser una buena idea. Sobre todo si ese país está en guerra y ese milmillonario es Elon Musk.
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