Segundo Párrafo
Por
Feijóo, contra el espejo de la lechuga
Resulta desconcertante que tantos dirigentes populares hayan salido estos días a explicar que las bajadas de impuestos que proponen no tienen nada que ver con el fiasco del plan de Truss
En un giro insospechado de los acontecimientos, cuando el PP empieza a flojear en las encuestas, de pronto se ha puesto a hacerle oposición a Liz Truss. Empieza a parecer que el líder de la oposición en España tiene más necesidad de distanciarse de la ex primera ministra británica que su propio sucesor en el cargo.
Al tiempo que Liz Truss abandonaba Downing Street, el coordinador general del PP, Elías Bendodo, insistía en Al Rojo Vivo, de La Sexta, en que el plan fiscal del PP es completamente diferente al de la ex primera ministra, que duró en el poder menos que una lechuga y a la que en su propio partido ya han olvidado. En el PP, sin embargo, la seguían teniendo muy presente el día de su despedida. Bendodo le dedicó más tiempo a Truss que Rishi Sunak en su primer discurso como premier británico.
Lo de compararse con Truss todo el rato más bien parece una trampa argumental de Ferraz en la que los populares se han dejado caer
Resulta desconcertante que tantos dirigentes populares hayan salido estos días a explicar con una sospechosa insistencia que las bajadas de impuestos que proponen no tienen nada que ver con el fiasco del plan de Truss. A cualquiera que no se le hubiera ocurrido establecer paralelismo alguno entre lo mal que les va a los conservadores británicos y la oposición en España ya no habrá tenido más remedio que planteárselo. Es tan mala idea que más que una estrategia de Génova, lo de compararse con Truss todo el rato, más bien parece una trampa argumental de Ferraz en la que los populares se han dejado caer, aunque ambas opciones no son incompatibles.
Feijóo también decía este fin de semana que, a diferencia de Truss, su partido nunca ha propuesto una bajada masiva de impuestos, "sino una rebaja selectiva a rentas medias y bajas". Es de suponer que en lo de rentas medias y bajas no se refiere a los que tienen 700.000 euros (sin contar con la vivienda habitual), que es a los que el presidente andaluz, Juanma Moreno, suprimió el impuesto de patrimonio hace un mes, aplaudido por su partido, e inaugurando la racha de nuevas rebajas fiscales a las que luego se sumaron varias comunidades, entre ellas Galicia y Murcia.
El fiasco de Truss parece haber apagado el furor por las bajadas masivas de impuestos. El PP insiste en que su plan es mejor, porque su partido también apuesta por una bajada del gasto público. Sin embargo, no termina de concretar cuál. “No se puede mantener este aparato administrativo de 22 ministros”, argumentó Bendodo, sin aclarar cuánto pueden ahorrarse realmente las cuentas públicas degradando unos cuantos ministerios a secretarías de Estado.
En las semanas que el PP ha dedicado a plantear las rebajas de impuestos como argumento central para impulsar la economía española, el llamado efecto Feijóo se ha ido diluyendo. Según el análisis de Ignacio Varela de la última oleada del Observatorio Electoral de El Confidencial, la ventaja que las encuestas daban al PP sobre el PSOE se ha reducido a la mitad.
Puede que este sea un momento arriesgado para insistir en que el dinero está mejor en el bolsillo de los españoles cuando, a medida que avanza la crisis, cada vez son más los españoles a los que no les queda dinero en el bolsillo. Los mensajes de las últimas semanas sobre los incontables beneficios de las bajadas de impuestos no tienen por qué ser la razón principal de que se esté desinflando el efecto Feijóo. Pero retractarse de pronto de ellos resulta aún más confuso.
Para terminar de liarlo del todo, Cuca Gamarra, que es otra de las dirigentes populares que han sentido urgencia en distanciarse de Liz Truss, ha dicho que la política fiscal del PP a lo que sí que se parece es a la que practican el primer ministro portugués y el alemán, ambos socialdemócratas. ¿En qué quedamos entonces?
Difícilmente va a ayudar al Partido Popular a recuperar impulso frente al PSOE mirarse en el espejo conservador más roto de toda Europa, aunque sea para distanciarse. Pero menos aún le ayudará meterse en un juego de espejos imposibles. En el mejor de los casos, el PP no está sabiendo explicar su estrategia. En el peor, no la tiene clara.
Algo no funciona bien en el argumentario del PP si necesita explicar constantemente que su plan económico no es como el de Liz Truss a unos votantes que seguramente no saben ni quién es Liz Truss. Y de esto sí que no tiene la culpa la ex primera ministra británica.
En un giro insospechado de los acontecimientos, cuando el PP empieza a flojear en las encuestas, de pronto se ha puesto a hacerle oposición a Liz Truss. Empieza a parecer que el líder de la oposición en España tiene más necesidad de distanciarse de la ex primera ministra británica que su propio sucesor en el cargo.
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