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Greta Thunberg y la energía del pene pequeño
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Marta García Aller

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Greta Thunberg y la energía del pene pequeño

En internet, son muchos los que, como Andrew Tate, presumen de que contaminar es de tipos duros. Esto de la masculinidad tóxica es cada vez más literal. Y más desconcertante

Foto: Greta Thunberg. (EFE/EPA/Christine Olsson)
Greta Thunberg. (EFE/EPA/Christine Olsson)
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Justo antes de que acabara el año, Greta Thunberg alcanzó a escribir uno de los mejores tuits de la historia. Uno de esos que hacen replantearse si no merecerá la pena quedarse un poco más en esta plataforma y posponer de nuevo la siempre tentadora resolución de año nuevo de darse de baja en esta red llena de hostilidad y trolls en busca de casito. Aunque al final, después de darle vueltas, la conclusión es otra.

Esta historia incluye una activista climática aspirante al Nobel de la Paz riéndose de un pene, un negacionista del cambio climático comiendo pizza vestido de Versace y su posterior detención por la policía rumana. Es difícil decidir cuál es la mejor parte. La peor, sin embargo, está cada vez más clara.

Todo empezó cuando Greta Thunberg, la activista climática más famosa, respondió un tuit de Andrew Tate, un activista online de la misoginia (no el más famoso, porque este ranking es mucho más disputado).

Foto: Andrew Tate, en uno de sus vídeos. (Cobratate)

Que Greta Thunberg reciba muestras de acoso online no es noticia, la noticia fue su respuesta. “Hola @GretaThunberg. Tengo 33 coches. (...) Dame tu e-mail para que pueda enviarte una lista completa de mi colección y sus enormes emisiones”, le escribió este exkickboxer profesional de forma jactanciosa adjuntando una foto con su Bugatti en la gasolinera.

Presumir de sus enormes emisiones de CO₂ es una extraña manera de entender la virilidad, pero más extraño es que sea tan celebrada entre los millones de seguidores de este influencer de 36 años que se dedica precisamente a vender cursos online de masculinidad.

Greta Thunberg le respondió: “Sí, por favor, ilumíname. Envíame un correo electrónico a smalldickenergy@getalife.com”. Una cuenta de correo paródica que espero que alguien haya registrado ya y que podría traducirse como “energíadepichapequeña@buscateunavida.com”. A casi cuatro millones de tuiteros les ha gustado esta publicación.

Pero no es esta la mejor parte de la historia. Ni siquiera lo fue la respuesta inicial del machito ofendido: “Cómo te atreves”. Esa primera reacción de Andrew Tate dejaba ver su desconcierto. Y no debería ser tan fácil ofender a alguien que ha sido expulsado repetidamente de las redes sociales por comentarios ofensivos (Twitter cerró su cuenta en 2017 por decir que las mujeres deberían asumir su parte de responsabilidad al ser violadas).

La agresividad de este sujeto no solo es retórica. Antes había sido expulsado de la versión británica de Gran Hermano por golpear a una mujer con un cinturón. De hecho, incluso se mudó a Rumanía hace cinco años, según él mismo explicaba en un vídeo de YouTube, porque allí creía menos probable que la policía investigara las denuncias de agresión sexual que se le acumulan.

Para ganarse la vida con la notoriedad que consigue de la provocación, Andrew Tate no parece muy acostumbrado a que le respondan y menos que lo haga una joven de 19 años, que por cierto es la edad que él considera ideal para una mujer. Según cuenta en sus cursillos online para machitos, las prefiere así porque es cuando son más impresionables. Muy impresionada Greta no quedó, desde luego, a juzgar por su siguiente tuit.

Disconforme con su primera respuesta, luego grabó un vídeo para responder a Greta. Aparece en él fumando con una bata de Versace y pidiéndole a alguien que le traiga pizza: "Asegúrate de que estas cajas [de pizza] no se reciclen", dice en lo que parece una autoparodia involuntaria para dejar claro que contaminar es de tipos duros. Esto de la masculinidad tóxica es cada vez más literal. Y más desconcertante.

Y ahora viene la mejor parte de la historia, la que pasa fuera de Twitter, que es cuando después de tuitear el vídeo de la pizza, la policía rumana detiene a Andrew Tate. Según algunos medios rumanos, fue gracias precisamente a las pistas en las cajas de la pizza del vídeo a Greta que la policía lo pudo encontrar. Lo detuvieron acusado de trata de personas y violación. Cuando trascendió su detención, Greta Thunberg escribió otro tuit ya legendario: “Eso es lo que pasa cuando no reciclas tus cajas de pizza”. Más de 3,5 millones de Me gusta lleva ya.

¿Es entonces esta una historia para recuperar la fe en Twitter o para perderla definitivamente? A Greta hay que darle las gracias muy fuerte por la audacia y el buen humor con que ridiculiza a uno de los líderes del machismo online. Pero, con permiso de la policía rumana, Andrew Tate consiguió gracias a sus tuits lo que buscaba, más notoriedad.

Cuanto mejores eran las respuestas de Greta Thunberg, más personas que no teníamos ni idea de que Andrew Tate existía lo descubrimos. La mayoría seguramente para reírnos de él y esa masculinidad tan tóxica como la huella de carbono de la que presume en sus redes. Sin embargo, gracias al eco de la respuesta de Greta Thunberg, seguro que también le descubrieron algunos de sus futuros e impresionables clientes, deseosos de pagar para parecerse más a él.

Cuanto mejores eran las respuestas de Greta Thunberg, más personas que no teníamos ni idea de que Andrew Tate existía lo descubrimos

Este influencer, que afirma ganar millones vendiendo sus cursos online en una comunidad llamada Hustlers University, se ha hecho popular en entornos de extrema derecha repitiendo mensajes como que las mujeres pertenecemos al hogar y no deberíamos conducir. Su comunidad de pago tiene más de 168.000 usuarios activos, algunos de solo 13 años (sin duda, más impresionables).

La peor parte de esta historia ni siquiera es que Andrew Tate sea ahora más popular todavía gracias a Thunberg. Ni siquiera lo peor es que antes de la polémica con ella ya fuera el influencer favorito entre los menores de 18 años, según una encuesta de un banco de inversión (el tercero es Kanye West). Por más que muchos no supiéramos que existía, su nombre este verano ya era más buscado en Google que el de Donald Trump, Kim Kardashian y la propia Greta. La peor parte de esta historia, en realidad, es constatar que en internet hay muchos Andrew Tate.

Justo antes de que acabara el año, Greta Thunberg alcanzó a escribir uno de los mejores tuits de la historia. Uno de esos que hacen replantearse si no merecerá la pena quedarse un poco más en esta plataforma y posponer de nuevo la siempre tentadora resolución de año nuevo de darse de baja en esta red llena de hostilidad y trolls en busca de casito. Aunque al final, después de darle vueltas, la conclusión es otra.

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