Segundo Párrafo
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Las trampas de la cesta de la compra
Como la gente tiene la costumbre de fijarse más en los precios del súper que en los del Eurostat, transmitir mensajes optimistas sobre la inflación puede ser especialmente arriesgado
Nunca la cesta de la compra había salido tan cara en España. Y nunca los españoles habíamos acumulado tanta pérdida de poder adquisitivo por la inflación. Estos dos datos son tan ciertos como que España fue en diciembre el país de la UE con una tasa de inflación menos elevada. Pero como la gente tiene la costumbre de fijarse más en los precios del súper que en los del Eurostat, transmitir mensajes optimistas sobre la inflación en este contexto puede ser especialmente arriesgado. Especialmente como reclamo electoral.
Desde el Ministerio de Economía no lo llaman optimismo, sino realismo. Y apelan a los datos. La ministra Nadia Calviño está insistiendo mucho en que las medidas del Gobierno funcionan. Algunos indicadores macro le dan la razón, pero hay que rebuscarlos. Sobre todo, ahora que se ha frenado la buena racha y la inflación general cerró enero en el 5,9%, una décima más de lo previsto.
El INE también guarda alguna buena noticia a la que el Gobierno apela para defender sus políticas antiinflacionarias. Las tablas muestran que en el último mes el precio de las frutas frescas, la leche y los huevos, entre otros productos, han empezado a descender tímidamente a raíz de la bajada del IVA. Otra cosa es que esto sea realmente significativo para las economías familiares. Supondrá un ahorro de unos 40 euros en todo el semestre (y un coste de 700 millones a las arcas públicas), según Fedea.
Así que la mayoría de cambios a la baja en el precio de los alimentos son prácticamente imperceptibles, al menos de momento. Y como la carne, el pescado, los yogures y el café cuestan cada vez más, que las legumbres hayan bajado este mes un -1,1% y el pan un -0,2% no parece llevar a la gente a brindar por la contención de la inflación. De hecho, brindar saldría un 12,8% más caro que el último año si se hace con refrescos (y un 2,7% más caro que en el último mes).
La bajada del IVA supondrá un ahorro de unos 40 euros en todo el semestre (y un coste de 700 millones a las arcas públicas)
Una de las medidas más redistributivas para aliviar la inflación en los hogares con menos renta está siendo el cheque de 200 euros. A diferencia de otras ayudas, como el descuento al carburante o la bajada del IVA, esta sí que está dirigida específicamente a los hogares más vulnerables, que es lo que hace tiempo que reclaman muchos organismos, incluida la Comisión Europea, para evitar que acaben siendo las rentas altas las más beneficiadas. Sin embargo, todavía es pronto para conocer sus efectos.
La cuestión ahora es determinar si, para atenuar la subida del precio de los alimentos, hacen falta medidas aún más específicas o con las tomadas hasta ahora puede ser suficiente; es cuestión de tiempo. El ministro Luis Planas ya ha descartado la bajada del IVA de la carne y el pescado que pide el PP y tanto la ministra de Hacienda como la de Economía han enfriado la idea de la bonificación del 14% de una cesta básica de alimentos que reclamaba Podemos.
Cuando Calviño aseguraba el viernes que el Gobierno tomará decisiones "basadas en un análisis serio de la realidad" para contener la inflación, está dando a entender elegantemente que las propuestas que llegan desde el ala morada de la coalición no lo son.
El riesgo que tiene para el Gobierno, sin embargo, que Podemos siga haciendo propuestas para frenar los precios de la cesta de la compra, por inútiles o contraproducentes que estas se vean desde la cartera de Economía o de Agricultura, es que cale la idea de que los socialistas no están haciendo nada.
En lo que se basa el optimismo del Gobierno es en que no va a ser una receta mágica, sino la suma de un mix de medidas estructurales, de la mejora de la productividad a los efectos la reforma laboral, lo que puede ayudar a paliar el alza de precios, también en la alimentación. Pero esto es más difícil de vender en un titular que una rebaja en la cesta de la compra. Las hojas de Excel no suelen ayudar a capitalizar resultados y menos en época electoral.
En lo que se basa el optimismo del Gobierno es en que no va a ser una receta mágica, sino la suma de un mix de medidas estructurales
De ahí que el ministro Planas se vaya a reunir el lunes con el sector de la distribución para analizar la subida de precios. Tanto él como Calviño han dejado caro que abogan más por la competencia en el sector que por el control de precios, que consideran que podría tener efectos distorsionadores en toda la cadena de alimentación, especialmente en el eslabón más débil de origen.
Aunque es improbable que el lunes se vaya a acordar ninguna media concreta con la distribución, mientras esperan a que el mix de medidas estructurales surtan efecto, necesitan visibilizar que se está haciendo algo.
Nunca la cesta de la compra había salido tan cara en España. Y nunca los españoles habíamos acumulado tanta pérdida de poder adquisitivo por la inflación. Estos dos datos son tan ciertos como que España fue en diciembre el país de la UE con una tasa de inflación menos elevada. Pero como la gente tiene la costumbre de fijarse más en los precios del súper que en los del Eurostat, transmitir mensajes optimistas sobre la inflación en este contexto puede ser especialmente arriesgado. Especialmente como reclamo electoral.