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¿Por qué no explica mejor la ley trans, presidente?
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Marta García Aller

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¿Por qué no explica mejor la ley trans, presidente?

Que Sánchez dedique más tiempo del cara a cara con Feijóo al descrédito de la oposición que al crédito de sus leyes no ayuda a entenderlas

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)
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Sobre la A-68 entre Alcañiz y El Regallo, la ministra de Transportes tenía preparada en el Senado la réplica con detalles sobre el Bajo Aragón; preguntado por el déficit de la Seguridad Social de Girona, el ministro Escrivá sabía cuántos funcionarios se habían jubilado en esa oficina en los últimos siete años. Pero cuando Feijóo le preguntó a Sánchez por la ley del solo sí es sí, la respuesta del presidente fue reprocharle que abriera el primer hospital privado en Vigo cuando presidía la Xunta. Sí reconoció Sánchez que ha cometido errores, refiriéndose a la rebaja de penas de violadores, y que está empeñado en resolverlos. Lo que no explicó es cómo. De momento, las cuentas solo le salen con el apoyo del PP. Eso tampoco lo explicó.

Explicar, explicar, en realidad, Sánchez explicó poca cosa. El presidente del Gobierno no explicó tampoco la ley trans cuando Feijóo cargó contra ella, preguntándole si estaba de acuerdo en que todos los que estaban ahí pudieran ir a cambiar de sexo de repente. Y añadió, en lo que parece un intento de ganarse el voto de Carmen Calvo: "¿Está usted de acuerdo en cómo esta ley va a afectar a la paridad, a los espacios de intimidad, a los procedimientos de violencia machista, al deporte...? ¿En romper el feminismo clásico?".

Sánchez podría haber replicado al presidente del PP que desde que lleva vigente la ley tras no ha habido una avalancha de señores dispuestos a cambiarse en el Registro Civil, ansiosos por pasar a formar parte de uno de los colectivos más discriminados de la historia de la humanidad. Podría el presidente haber explicado también en su réplica que la nueva norma no implica cambios en la atención sanitaria de las personas trans ni regula los tratamientos hormonales o quirúrgicos para la reasignación de sexo, porque estos ya estaban incluidos en los servicios sanitarios, o que la mayoría de comunidades autónomas, también las gobernadas por el PP, cuentan desde hace años con legislación propia sobre autodeterminación de género sin que las mujeres hayamos desaparecido desde entonces.

Para tranquilizar a los ciudadanos preocupados por la hormonación a los menores trans, Sánchez podría haber dedicado unos minutos a detallar sobre este asunto tan complejo por qué el Gobierno considera que esta ley les mejora la vida. No hubiera estado de más recordar, por ejemplo, que la ley trans elimina el requisito de someterse durante años a un tratamiento hormonal para el cambio de sexo, por lo que esta ley favorecerá que haya no más sino menos. También simplifica el calvario burocrático y sella la despatologización que pide la OMS. Seguramente el señor Feijóo ya lo sepa, aunque haga como que no.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Chema Moya) Opinión

Aunque, por si acaso, mejor no dar por hecho lo que sabe o no Feijóo. Este fin de semana se mostró muy preocupado en un mitin cuando dijo: "¡Yo no soy un progenitor, soy un padre!". Como el líder del PP ya no ha insistido en esto en el Senado, es probable que ya se lo hayan aclarado, pero mejor insistir, no sea que siga inquieto. Igual que con la ley del matrimonio igualitario no desaparecieron los términos marido y mujer, que una pareja de lesbianas o una persona trans puedan inscribirse a partir de ahora como progenitor no gestante no cambia el Código Civil para el resto. El líder de la oposición puede estar tranquilo, sigue siendo padre en vez de progenitor no gestante. Menos claro está quiénes siguen siendo “gente de bien”, que fue una expresión que utilizó de manera desacertada, porque toda expresión que luego hay que explicar en los pasillos lo es.

Sánchez no puso ningún esfuerzo en explicar los detalles de la ley trans y la reforma del solo sí es sí, no ya a Feijóo, sino a los votantes, también de izquierdas, que todavía no tienen claras sus ventajas. A juzgar por el tiempo que dedicó a una cosa y a la otra, Sánchez se sentía más cómodo defendiendo la reforma de la ley del aborto de Zapatero que su ley trans.

Y teniendo en cuenta que el propio Gobierno reconoce ya abiertamente el grave error que cometió con la ley del solo sí es sí, que ha conllevado la rebaja de penas de más de 500 condenados por delitos sexuales, algo que desde la Moncloa negaron que se produciría, no vendría de más un poco más de esfuerzo y explicar mejor a los ciudadanos en qué consisten sus nuevas leyes para aplacar la polémica.

No es esto lo que pasó en el Senado. Feijóo iba empeñado en meter miedo con los supuestos efectos de la ley trans. Y Sánchez dedicó más tiempo del cara a cara a atacar a la oposición que a defender sus leyes. Al crédito de estas, desde luego, eso no contribuye mucho. Al de su Gobierno, tampoco. A ganar elecciones, ya veremos.

Sobre la A-68 entre Alcañiz y El Regallo, la ministra de Transportes tenía preparada en el Senado la réplica con detalles sobre el Bajo Aragón; preguntado por el déficit de la Seguridad Social de Girona, el ministro Escrivá sabía cuántos funcionarios se habían jubilado en esa oficina en los últimos siete años. Pero cuando Feijóo le preguntó a Sánchez por la ley del solo sí es sí, la respuesta del presidente fue reprocharle que abriera el primer hospital privado en Vigo cuando presidía la Xunta. Sí reconoció Sánchez que ha cometido errores, refiriéndose a la rebaja de penas de violadores, y que está empeñado en resolverlos. Lo que no explicó es cómo. De momento, las cuentas solo le salen con el apoyo del PP. Eso tampoco lo explicó.

Pedro Sánchez Transexual
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