Segundo Párrafo
Por
La crisis de Silicon Valley Bank y la trampa del 'déjà vu'
Nos preparamos para las guerras, las epidemias y las quiebras pasadas. Pero la batalla anterior, la última que recordamos, no tiene por qué parecerse en nada a la siguiente
Los generales siempre se preparan para pelear la última guerra. Ese proverbio estadounidense viene al pelo para entender lo que está pasando en el sistema financiero con la quiebra de Silicon Valley Bank. En realidad, lo mismo sirve para los generales que para los inversores o para los epidemiólogos. Lo mismo para el fantasma de Lehman Brothers que para el de la gripe del 18 o el del general Patton.
Nos preparamos para las guerras, las epidemias y las quiebras pasadas. Pero la batalla anterior, la última que recordamos, no tiene por qué parecerse en nada a la siguiente. Cuando empezó la pandemia de covid, la primera recomendación fue lavarse las manos y prevenir el contagio por contacto, en vez de por los aerosoles, porque esa era la experiencia de las últimas epidemias de gripe. Se hubieran salvado muchas vidas si hace ahora tres años las primeras recomendaciones hubieran insistido más en la ventilación que en el gel hidroalcohólico. Pero inicialmente, mientras andábamos con guantes en el súper, el contagio por aerosoles se descartó de oficio. Se aplicaba lo aprendido en las últimas epidemias de gripe y se subestimaban los nuevos indicios.
Algo de eso ha estado pasando en la economía. El déjà vu puede ser muy mal consejero. No hay más que ver el susto que ha sobrevolado el sistema financiero en los últimos días, antes de que las bolsas volvieran a remontar aliviadas.
El temor al contagio era ahora el financiero. La repentina disolución de Silicon Valley Bank y Signature Bank, dos entidades estadounidenses, había puesto nerviosos a los inversores también en Europa. El recuerdo de Lehman Brothers de pronto estuvo muy presente. Sin embargo, las acciones de los mismos bancos que se habían desplomado el lunes volvieron a subir el martes. Inversores y bancos, por el momento, respiran más aliviados.
El temor a que las subidas de tipos pillaran con el pie cambiado a inversores y entidades ha estado menos presente. De ahí el susto inicial
¿Qué tiene que ver con todo esto la última crisis? Como la debacle financiera de hace 15 años fue un problema de hipotecas basura y falta de liquidez, es para esto que se habían guardado las espaldas los reguladores. El temor a que las subidas de tipos de interés pillaran con el pie cambiado a inversores y entidades, que es lo que le pasó a SVB, ha estado menos presente. De ahí el susto inicial. ¿Volvía el sistema financiero a estar con el pie cambiado?
La inflación tampoco ha sido una amenaza que se tuviera presente hasta que ya ha estado aquí. E incluso, una vez que llegó, se anticipó más pasajera de lo que está siendo. Los economistas e inversores menores de 50 años no han trabajado en un mundo en el que la inflación alta sea el principal enemigo a batir. Lo mismo nos pasa con las subidas de tipos de interés.
Es tan ingenuo no haberse preparado para el fin del dinero barato como lo era, cuando colapsó Lehman Brothers, no haber desconfiado de las hipotecas basura o pensar que el mercado inmobiliario nunca bajaría. Esa lección se aprendió con la Gran Recesión de la década pasada, pero los años veinte nos deparaban muchas sorpresas. Ahora son las criptos lo que colapsa y Meta la que hace despidos masivos en una crisis generalizada en el sector tecnológico que anticipa un cambio de modelo.
No solo la pandemia y la invasión de Ucrania, con la crisis energética e inflacionaria que ya conocemos. También la crisis tecnológica, que pone en cuestión un modelo entero de negocio. SBV se la jugó a unos tipos de interés bajos y un crédito barato tanto como a un ecosistema pujante para las startups, tuvieran o no claro su modelo de negocio. El encarecimiento del crédito cambia el panorama.
La buena noticia es que algo hemos aprendido de la crisis de Lehman Brothers. Las garantías de que las autoridades federales protegerán a los depositantes estadounidenses, aunque no exentas de polémicas, y el mensaje en Europa de que la banca no tenía problemas de liquidez ninguno han ayudado a calmar los nervios en el sector bancario. Al menos, de momento.
Pero la duda sigue siendo qué pasará con los tipos de interés, si continuará aumentándolos la próxima semana la Fed o se tomará una pausa. Ahora que el fantasma de un efecto dominó en la banca internacional parece disiparse, es momento de poner en cuarentena tanta tentación de déjà vu y prepararse no para la última, sino para la próxima batalla.
Los generales siempre se preparan para pelear la última guerra. Ese proverbio estadounidense viene al pelo para entender lo que está pasando en el sistema financiero con la quiebra de Silicon Valley Bank. En realidad, lo mismo sirve para los generales que para los inversores o para los epidemiólogos. Lo mismo para el fantasma de Lehman Brothers que para el de la gripe del 18 o el del general Patton.
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