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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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La sequía de argumentos

Doñana se seca. El campo, también. Y no solo falta agua, también imaginación en nuestros rifirrafes políticos

Foto: Uno de los cultivos de fresas de los alrededores de Doñana. (EFE/Julián Pérez)
Uno de los cultivos de fresas de los alrededores de Doñana. (EFE/Julián Pérez)
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Este verano pusieron en marcha un curioso concurso en Gotland, la isla más grande de Suecia. Los vecinos competían por quién tenía el césped más feo de esta isla del Báltico. El más marrón de todos era el que ganaba. El jurado premió a Marcus Norström por "un césped realmente pésimo" y su "gran cuidado de nuestras aguas subterráneas comunes". También le agradecían con sorna su "pereza meritoria". En Gotland, ya se toman la sequía con humor y previsión. Ante el aumento del turismo en verano y la disminución de las lluvias, merman las reservas de agua subterránea, así que ya han empezado a concienciar a la gente de que reduzca su consumo.

Es interesante recordar este episodio ahora que en España afrontamos una de las peores sequías de las últimas décadas, viendo cómo se asfixia el campo español ante la falta de lluvias. Sorprendentemente, lo que más estamos discutiendo es si tiene o no sentido autorizar más regadíos en los alrededores de Doñana.

Foto: La sequía deja las reservas bajo mínimos. (EFE/Beldad)

A ampliar los regadíos en la zona del parque natural, como propone la proposición de ley que acaba de aprobar el Parlamento andaluz por la vía de urgencia, se oponen la Comisión Europea, el Gobierno central, la comunidad científica, el CSIC, el director del Consejo de Participación de Doñana y las asociaciones ecologistas. Todos están de acuerdo en que autorizar más cultivos pone en más peligro todavía el maltrecho ecosistema del parque natural, que tiene un ecosistema único declarado patrimonio de la humanidad.

Sin embargo, la discusión política va por otro lado. El mismo lado de siempre. El de la discusión partidista que prefiere acomodarse en las trincheras electorales frente a los dictámenes científicos y las soluciones constructivas. La ministra Teresa Ribera llamó señorito al presidente de la Junta por aprobar esa proposición de ley, y llevamos entretenidos toda la semana con el agravio. No solo falta agua, también imaginación en nuestros rifirrafes políticos.

El PSOE acusa al PP, no sin razón, de que aumentar regadíos legales pone en riesgo el ecosistema de Doñana. Y el PP se defiende, sin faltarle razón tampoco, recordando lo poco que hizo el PSOE cuando gobernaba por acabar con los regadíos ilegales de esa zona en los más de 30 años que gobernó en Andalucía. Como si la inacción de aquellos justificara la suya.

"Doñana se seca. Y en plena precampaña a los agricultores onubenses les prometen que van a poder seguir regando las fresas"

Entre tanto, el parque nacional, con una biodiversidad única en el mundo, continúa en estado crítico por la sobreexplotación de los acuíferos y la falta de lluvias. Doñana se seca. Y en plena precampaña, a los agricultores onubenses les prometen que van a poder seguir regando las fresas que en la región llaman el oro rojo y del que dependen 80.000 puestos de trabajo.

Huelva tiene plantadas más de 10.000 hectáreas de berries, un cultivo que se ha multiplicado en los últimos años. Y, cuantas más fresas y arándanos se plantan, más agua necesitan. Pero, cada año, menos agua hay. Así que ya puede esta proposición de ley prometer más regadío a los agricultores, que el cielo se lo niega. No hay agua. Doñana se seca. El campo, también.

"El oro rojo factura en la región más de 1.300 millones de euros. Se exporta, sobre todo, a Alemania y Reino Unido. También a Suecia"

Sin embargo, es más fácil prometer regadíos que alternativas sostenibles para la región. Sin la fresa, los agricultores aseguran que sus municipios estarían condenados. Con la fresa, los científicos advierten que lo que se condena es Doñana, otra fuente de riqueza para toda la región.

El oro rojo factura en la región más de 1.300 millones de euros. Se exporta sobre todo a Alemania y Reino Unido. También a Suecia. Tendría su gracia que las fresas cultivadas con las aguas de los alrededores de Doñana acaben comprándolas los suecos que están dejando de regar sus jardines para ahorrar sus aguas subterráneas. A los vecinos de Gotland, a 3.500 kilómetros al norte de Doñana, les están recomendando plantar en sus jardines orégano y tomillo, que resisten mejor a la sequía.

Este verano pusieron en marcha un curioso concurso en Gotland, la isla más grande de Suecia. Los vecinos competían por quién tenía el césped más feo de esta isla del Báltico. El más marrón de todos era el que ganaba. El jurado premió a Marcus Norström por "un césped realmente pésimo" y su "gran cuidado de nuestras aguas subterráneas comunes". También le agradecían con sorna su "pereza meritoria". En Gotland, ya se toman la sequía con humor y previsión. Ante el aumento del turismo en verano y la disminución de las lluvias, merman las reservas de agua subterránea, así que ya han empezado a concienciar a la gente de que reduzca su consumo.

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