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Vinícius, tu padre es Amunike
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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Vinícius, tu padre es Amunike

Mientras preocupe más que España parezca un país racista a los de fuera a que lo sea con los de dentro va a ser difícil que cambie algo

Foto: Vinícius, durante el partido ante el Valencia. (Reuters/Pablo Morano)
Vinícius, durante el partido ante el Valencia. (Reuters/Pablo Morano)
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No se tolerarán los insultos ni el racismo”, lo dijo la megafonía de Mestalla después de que Vinícius se negara a seguir jugando porque un aficionado le llamó mono cuando iba a hacer un saque. ¿Cómo va a tener el fútbol español un problema con el racismo si en seguida se condenó por megafonía? Tolerancia cero, suele decirse. Por megafonía, incluso. A la hora de la verdad, en España nunca se ha suspendido un partido de fútbol por cánticos racistas. Y anda que no ha habido. Si hasta se han utilizado para insultar a los blancos. Que se lo digan a Amunike.

Foto: El brasileño, durante el encuentro. (Reuters/Pablo Morano)

Cánticos racistas en el fútbol español lleva habiendo muchísimo tiempo. El propio Vinicius escribió esta semana en redes que el racismo en los estadios españoles existía antes de que él hubiera nacido, recordando los insultos que recibía Roberto Carlos en el 97. Eran los tiempos en los que en el Bernabéu le coreaban a Luis Enrique que su padre era Amunike y a Roberto Carlos en el Camp Nou le llamaban macaco. “Copito de Nieve no tiene novia”, decían las pancartas. Han pasado 25 años y se le sigue llamando mono a un jugador negro sin que se suspenda el partido. Tampoco es para tanto. “¿Qué ha cambiado en el fútbol español?”, se preguntaba Vinícius. Bueno, algo sí. Ahora el racismo se afea por megafonía.

Aunque esta vez está siendo distinto. Algo sí que ha cambiado para que se haya liado la que se ha liado. Al menos, fuera de los campos de fútbol. La polémica llegó de Mestalla al G7 y de ahí al Consejo de Ministros. Ya había investigaciones en marcha por cánticos racistas contra el futbolista brasileño en juzgados de Valladolid, Palma y Pamplona, sin que la cosa trascendiera. ¿Por qué esta vez se ha convertido en una gran polémica? ¿Porque estamos en campaña electoral? ¿Porque Ancelotti dijo que La Liga tenía un problema de racismo? ¿Porque Vinícius confrontó a la grada que le insultaba y no se calló? No.

Lo que esta vez es distinto no es que un negro al que le insultan se sienta insultado, que eso ha pasado muchas veces y con la regañina por megafonía quedaba zanjado. Lo que ha cambiado es que esta vez lo que se ha sentido insultado es el país. ¿Cómo que España es un país racista? ¿Racistas nosotros? A que le llamen “mono” o “negro de mierda” a un futbolista negro estábamos acostumbrados. Otra cosa es llamarle racista al país. Y el escándalo se ha montado más por lo segundo que por lo primero.

Foto: Vinícius señala a la persona que le hace el gesto del mono. (Reuters/Pablo Morano)

El racismo en el fútbol no se ha convertido en un debate nacional hasta que no se ha convertido en un problema para la imagen internacional de España. Contribuyó sin duda que el presidente brasileño, Lula da Silva, se hiciera eco del caso desde la cumbre del G7 de los insultos al futbolista brasileño o, más bien, de la inacción de La Liga tras los insultos. Esto fue lo que le dio eco internacional al asunto.

¿Tiene España un problema de racismo? Que estemos tan poco acostumbrados debatirlo y tan acostumbrados a que insulten a los negros en los estadios debería darnos una pista del problema.

Foto: Rueda de prensa tras reunión del Consejo de Gobierno.

Cuando la prensa internacional empezó esta semana a hablar del racismo en el fútbol español y, por extensión, en España, saltaron las alarmas. De pronto, en otros países donde también tienen problemas de racismo, pero son conscientes de ello, descubrieron que en España nos creemos que no lo tenemos. Eso es lo que más llama la atención. No que en España haya energúmenos racistas que gritan barbaridades a los jugadores negros, que racistas los hay en todas partes, sino que aquí no pase nada cuando eso sucede.

España no es un país racista por tener racistas en las gradas de los estadios. Es cuando no toma medidas contundentes por esos insultos cuando empieza a parecerlo. Si encima la reacción es decirle al jugador que no es para tanto, que no se ponga así, que a quién se le ocurre decir que en este país hay racismo porque le hayan llamado mono, tenemos que hablar.

Lo bueno de que se haya abierto el debate es la de cosas que se están diciendo en alto que son para hacérselas mirar. Como eso de que si hay más negros en el Real Madrid y a los demás no se les insultó, demuestra que lo de Vinícius no es racista; o que lo que pasa es que el brasileño va provocando. Y a quién se le ocurre ir provocando siendo negro, que luego pasa lo que pasa. Es decir, lo que lleva pasando toda la vida sin que pase nada.

Así que mientras preocupe más que España parezca un país racista a los de fuera a que lo sea con los de dentro, va a ser difícil que cambie algo. De Amunike a Vinícius. Por lo demás, tolerancia cero contra el racismo. Lo dicen por megafonía.

No se tolerarán los insultos ni el racismo”, lo dijo la megafonía de Mestalla después de que Vinícius se negara a seguir jugando porque un aficionado le llamó mono cuando iba a hacer un saque. ¿Cómo va a tener el fútbol español un problema con el racismo si en seguida se condenó por megafonía? Tolerancia cero, suele decirse. Por megafonía, incluso. A la hora de la verdad, en España nunca se ha suspendido un partido de fútbol por cánticos racistas. Y anda que no ha habido. Si hasta se han utilizado para insultar a los blancos. Que se lo digan a Amunike.

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