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La trampa de Vox a Feijóo
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Marta García Aller

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La trampa de Vox a Feijóo

Al final, está siendo el PP el que más se esfuerza en homologar las ideas de Vox, de tanto reivindicar que no hay que tenerles miedo ni demonizar los pactos

Foto: El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Enric Fontcuberta)
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Enric Fontcuberta)
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Cuanto más se esfuerza el PP por normalizar sus pactos con Vox, más se esfuerza Vox en elegir para sus cargos más visibles perfiles más pintorescos de ideas extremistas. Para presidenta de las Cortes de Aragón, el partido de Abascal ha puesto una negacionista de las vacunas y el cambio climático; de presidenta de Les Corts Valencianes, una activista para la prohibición total del aborto que está en contra de la educación sexual en los colegios, y el president del Parlament Balear presume de no haber vacunado a sus hijos, equipara el matrimonio homosexual al incesto, niega el cambio climático, norma de la casa, la violencia machista. Estos son los elegidos. Si hay de algo que no se puede acusar a Vox es de no estar dejando claro cuáles son sus ideas y lucirlas con orgullo.

Por eso algo chirría cuando Feijóo dice que no hay que tener miedo a los pactos con Vox. Lo dijo en Valencia, donde fue a bendecir el pacto exprés que le dio la presidencia a Mazón, dando a entender que no entiende a qué tanto revuelo. Qué son unos antivacunas de nada en el Gobierno. Qué son tres consejerías en manos de un partido que niega el cambio climático y la violencia machista.

Feijóo asegura que serán pactos sin renunciar a “nuestros principios”. Mientras tanto, en Extremadura, María Guardiola ha pasado de decir que no va a gobernar con un partido que niega la violencia machista, deshumaniza a los inmigrantes y tira a la basura la bandera LGTBI a reivindicar a Vox como partido constitucional y tenderle la mano para seguir negociando. Cuanto más se esfuerza Vox en que queden claras sus ideas, más se diluyen las del PP.

De momento, nombrar a Vox le está dando más pudor a Feijóo que darle consejerías, porque en sus mítines no nombra de forma expresa al partido con el que ya ha quedado claro que le parece bien compartir sus gobiernos. Pide, ante todo, que no se demonicen los pactos. Y haciéndolo le hace a Vox el trabajo sucio de blanquear sus ideas al tiempo que los mete en las instituciones.

Foto: Ilustración: L. Martín
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Esta es la trampa de Vox al PP. Al final, está siendo Feijóo el que termina esforzándose en homologar a su socio. Y, de tanto reivindicar su derecho a pactar con Vox, acaba dando más explicaciones que el propio partido de Abascal de todo aquello que se aleja de los postulados del PP.

Como con tanto vaivén autonómico en los pactos, es el PP el que sale a pedir que no se tenga miedo a Vox, los de Abascal no están poniendo ningún esfuerzo en acercar sus tesis al PP ni en moderarse. Es más, prefieren subrayar la diferencia y los extremos dando visibilidad a perfiles que lo mismo han participado en homenajes de Falange a José Antonio Primo de Rivera que han sido condenados por maltrato o escriben alegatos xenófobos que ven en la inmigración una amenaza de extinción del hombre blanco. Seguramente ni siquiera tenga que hacer mucho esfuerzo por encontrar candidatos polémicos. Sus listas están llenas de ellos. Y el escándalo es al PP al que salpica de rebote.

Vox no pierde tiempo en justificar su ideario ni mucho menos ocultarlo. Ha visto que no le hace falta para que el PP lo meta en gobiernos como el de Valencia. Presume abiertamente de que su intención es prohibir el aborto, acabar con las leyes contra la violencia machista y sus cargos desprecian la ciencia en asuntos como el cambio climático y las vacunas. Y encima no tiene ni que preocuparse de no dar miedo. Ya se encarga el PP de quitarle importancia a todo esto.

Cuanto más se esfuerza el PP por normalizar sus pactos con Vox, más se esfuerza Vox en elegir para sus cargos más visibles perfiles más pintorescos de ideas extremistas. Para presidenta de las Cortes de Aragón, el partido de Abascal ha puesto una negacionista de las vacunas y el cambio climático; de presidenta de Les Corts Valencianes, una activista para la prohibición total del aborto que está en contra de la educación sexual en los colegios, y el president del Parlament Balear presume de no haber vacunado a sus hijos, equipara el matrimonio homosexual al incesto, niega el cambio climático, norma de la casa, la violencia machista. Estos son los elegidos. Si hay de algo que no se puede acusar a Vox es de no estar dejando claro cuáles son sus ideas y lucirlas con orgullo.

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