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Las vacaciones inesperadas de los ministros frustrados
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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Las vacaciones inesperadas de los ministros frustrados

Madrid estaba desde hace meses lleno de futuros ministros. Desde que el PP ganara el 28-M y Sánchez adelantara las elecciones, en los mentideros de la derecha madrileña había más ministrables que canapés

Foto: Alberto Núñez Feijóo junto a otros líderes del partido. (EFE/Juan Medina)
Alberto Núñez Feijóo junto a otros líderes del partido. (EFE/Juan Medina)
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Muchos de los inventos cruciales para el progreso, de la rueda a la computación cuántica, se diseñaron para ir más rápido. También las vacaciones son un invento de la velocidad. Vivimos tan acelerados que tuvimos que inventarlas y parar de vez en cuando para asimilarlo todo. Pero pocos parones tan necesarios como el de este verano después del último ciclo político, que más bien ha sido un ciclón. Sí pasarán rápido las cosas que, de candidato estrella, en una semana han hecho que a Feijóo se le haya quedado cara de expresidente in pectore. El PP ha pasado de dar por hecho que ganaba de sobra las elecciones a perder una legislatura.

De ahí que, de todos los que disfrutarán estos días de un descanso para ir asimilando lo sucedido, seguramente los que más lo necesiten sean todos esos ministros a los que Feijóo ya no va a nombrar. Ya nunca saldrán de dudas de quién habría sido el elegido. Y no tienen solo que asimilar un resultado electoral, tienen además que descansar por los cuatro años no vividos con los que llevaban meses fantaseando.

Foto: El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Ángeles Visdómine)

Madrid estaba desde hace meses lleno de futuros ministros. Desde que el PP ganara el 28-M y Sánchez adelantara las elecciones, en los mentideros de la derecha madrileña había más ministrables que canapés. Algunos iban incluso haciéndose a la idea de que a una mala tendrían que conformarse con una secretaría de Estado. Durante la campaña electoral hubo cenas en las que se podían contar cuatro o cinco futuros ministros de Economía. Ninguno se atrevía a planear este verano unas vacaciones en barco ni subir mucho a la montaña para evitar quedarse sin cobertura. Todos esperaban la llamada de Feijóo que ya no se va a producir.

¿Cómo serán las vacaciones de los ministros frustrados? La ventaja del chasco electoral es que podrán colgar tranquilos el out of office, como recomiendan los expertos en mindfulness. Ahora sí que van a poder desconectar y hasta quedarse sin cobertura. Lo necesitan más que nadie. No es fácil asimilar de repente la condición de ex futuro ministro. Aunque menudo peso se quitan de encima los que querían ser ministros con Feijóo, pero no querían entrar en un Gobierno con Vox. Lo que no se imaginaban es que sin Vox, tampoco. O no, de momento.

En menos de una década, España ha pasado de acabar con el bipartidismo a tratar de volver a él a trompicones. Y como pasa con los puzles que se manosean demasiado, a este bipartidismo le faltan piezas y ya no sabe cómo casar las nuevas mayorías. De ahí que, como no sabemos lo que durará el bloqueo, también necesiten mucho estas vacaciones los pobres ministros del Gobierno en funciones que esperaban, por más que no lo confiesen, un cambio de vida tras las elecciones. Ahora están en el limbo del bloqueo, del que nadie sabe cuándo saldremos ni hacia dónde. Y así no hay manera de ser exministro de una vez, que es algo muy cotizado en según qué consejos de administración.

Foto: Celebración de Alberto Núñez Feijóo tras conocer el resultado de las elecciones. (Reuters/Juan Medina)

Más tranquilos van a descansar los múltiples asesores de los gabinetes ministeriales que por cada encuesta que salía en campaña mandaban un curriculum. El bloqueo salido de las urnas les sirve de prórroga vital en su búsqueda de curro, aunque la suma de mayorías imposibles los enquista en una temporalidad imprevisible. No van a tenerlo fácil para explicarle al casero que todo depende de Junts.

El nuevo ciclo político tras las elecciones del 23-J va a estar lleno de incertidumbres. Así que estas van a ser unas vacaciones en forma de cruci. A la vuelta habrá que elegir entre el limbo y el caos, o puede que las dos a la vez. Pero precisamente por eso habrá que tomar aire, si es posible a la orilla del mar. Qué mejor momento que las vacaciones para hacer puzles.

Muchos de los inventos cruciales para el progreso, de la rueda a la computación cuántica, se diseñaron para ir más rápido. También las vacaciones son un invento de la velocidad. Vivimos tan acelerados que tuvimos que inventarlas y parar de vez en cuando para asimilarlo todo. Pero pocos parones tan necesarios como el de este verano después del último ciclo político, que más bien ha sido un ciclón. Sí pasarán rápido las cosas que, de candidato estrella, en una semana han hecho que a Feijóo se le haya quedado cara de expresidente in pectore. El PP ha pasado de dar por hecho que ganaba de sobra las elecciones a perder una legislatura.

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