Es noticia
Las tres ficciones posvacacionales de la política española
  1. España
  2. Segundo Párrafo
Marta García Aller

Segundo Párrafo

Por

Las tres ficciones posvacacionales de la política española

La función del presidente en funciones tiene la ventaja de que ahora se llevan mucho las secuelas: el PSOE niega que haya planteado la amnistía como negó en su día los indultos

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz Ayuso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz Ayuso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Atraídos tal vez por la tentación a evadirse de la realidad a la que se prestan las vacaciones, los principales líderes políticos se han pasado agosto instalados en tres grandes ficciones a medida. Pero será que la imaginación es para el verano, porque al darnos de bruces con septiembre va costando más creérselas.

El líder del PP lleva desde el 23-J convencido, o más bien tratando de convencerse, de que ha ganado las elecciones y puede gobernar. Y como en una de esas series en la que ya no saben cómo estirar la trama, cuesta imaginar cómo va a rellenar las próximas cuatro semanas. Hacer todo el rato como que se pueden lograr los apoyos sin tener con quién pactar para gobernar, resulta más difícil todavía si encima se le nota que no se lo termina de creer. Andar reclamándole a Sánchez que le deje gobernar un poquito, aunque sea dos años, tampoco ayuda. A las ficciones se les puede echar mucha imaginación, pero hasta la fantasía exige un mínimo de verosimilitud.

El PSOE niega que haya planteado la amnistía como negó en su día los indultos

Así que si Feijóo sigue insistiendo en la ficción de que haber sido la lista más votada le da derecho a gobernar, ignorando el funcionamiento más básico del sistema parlamentario, más que ganar tiempo lo estará perdiendo, que es algo que en verano tiene un pase, pero septiembre está mal visto. En el mejor de los casos, su intento de investidura podrá servirle para escenificar el programa de Gobierno que se queda con las ganas de aplicar para que España sepa lo que se pierde. Un desenlace más crudo es la puesta en escena de su soledad parlamentaria en forma de crisis existencial.

Mientras tanto, al otro lado de la tribuna parlamentaria, habita la ficción de los que llevan desde el 23-J fingiendo haber ganado las elecciones. Es la función del presidente en funciones. Consiste en que parezca que pactar un gobierno con el apoyo de Junts, negociando la amnistía que reclama el independentismo y a la que el PSOE se oponía hasta anteayer, se hace por Cataluña y por España, por resolver el conflicto y no por mantenerse en el poder.

La ventaja de esta ficción, como en las sagas de Marvel, es que la trama resulta familiar y ahora se llevan mucho las secuelas. Los personajes son los de siempre. El PSOE niega que haya planteado la amnistía como negó en su día los indultos. Pero como de Sánchez ya no se fían ni los que le votan, los independentistas ya no saben a qué temer más, si a que pasarse un mes dándole vueltas a la amnistía sea solo una trampa más de los socialistas para conseguir su apoyo en la investidura y que luego se quede en nada, o a terminar encajando en la constitución en la que dicen no encajar.

Foto: Alberto Núñez Feijóo durante su última rueda de prensa. (EFE/J.P.Gandul)

Más que una ficción veraniega, lo de Puigdemont es una irrealidad paralela. Su mayor desafío es que las negociaciones con Sánchez para la investidura de la semana que viene ayuden a que parezca que trabaja más por la autodeterminación de Cataluña que por su futuro procesal y, lo que es más difícil, que Junts parezca un partido unido. Es una ficción que tiene más de consumo interno de lo que parece. A ver si así se nota un poco menos lo dividido que anda el independentismo, cuyo apoyo en las urnas anda en mínimos desde su espantada.

En teoría, las ficciones pueden ser muy beneficiosas. Por lo visto, fomentan la empatía. Lo comprobaron unos psicólogos asomándose al cerebro de buenos lectores de novelas. Concluyeron que entrenar la imaginación nos ayuda a ponernos en la piel de los demás y comprender otras maneras de ser y de pensar. Pero lo que funciona en la literatura, puede ser desastroso en la política, a la que se le presupone la misión de gestionar la realidad, no de entretener. Una cosa es dejarse llevar por Chejov y otra por las ficciones de Sánchez y Feijóo.

Atraídos tal vez por la tentación a evadirse de la realidad a la que se prestan las vacaciones, los principales líderes políticos se han pasado agosto instalados en tres grandes ficciones a medida. Pero será que la imaginación es para el verano, porque al darnos de bruces con septiembre va costando más creérselas.

Pedro Sánchez Alberto Núñez Feijóo Iñigo Urkullu
El redactor recomienda