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De qué depende realmente la repetición electoral
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Marta García Aller

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De qué depende realmente la repetición electoral

Mientras sigan hablando tan claro los indepes, va a ser difícil que haya acuerdo, porque la única manera de que lo que piden prospere es que parezca otra cosa

Foto:  El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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Pedro Sánchez tiene dos meses para sumar los apoyos que eviten una repetición electoral. Los tiene que negociar en el Congreso, donde en teoría parece que le pueden salir las cuentas. Pero como en el Parlament el precio de su investidura no para de subir, la cosa se complica. Y que haya repetición o no atiende a otras variables más allá de la voluntad política. Sobre todo de una.

Formar Gobierno no va a depender solo de cómo negocien los socialistas con los indepes, que ya han dejado dicho en el Parlament que con la amnistía no les vale y también quieren un "compromiso" para ir avanzando en un referéndum. Ya lo había avisado Puigdemont, Rufián lo repitió en el Congreso, ahora le han dado forma de resolución. Entre tanto, de lo que en realidad andan todos pendientes es de que los juristas encuentren el modo de que una ley de amnistía parezca constitucional. No va a ser fácil redactarla.

Falta también otra manera de llamar al referéndum que ahora piden Junts y ERC

Ni siquiera logrando tramitarlo a contrarreloj (tendría que estar lista antes de un mes), con esa hipotética ley en trámite, estaría resuelta la investidura. Satisfacer a la vez en un mismo texto, se dice pronto, a la Constitución y a Puigdemont, no es solo un problema legal. Los juristas no pueden resolver esto solos. Para no volver a votar el 14 de enero, el equipo negociador del Gobierno en funciones necesita, además de en la Constitución, encontrarle encaje a las negociaciones en el diccionario de sinónimos.

Urge un término para llamar a la amnistía para que suene más a concordia que a chantaje. Pero eso es solo el comienzo. Falta también otra manera de llamar al referéndum que ahora piden Junts y ERC. Consulta no vale, está muy trillada ya. A lo mejor, lo pueden resolver cambiando lo de compromiso y sustituirlo por otra palabra que suene menos obligatoria. Aunque como Sánchez ya se comprometió en su día a traer de vuelta a Puigdemont para rendir cuentas ante la justicia, está claro que en el diccionario del presidente en funciones comprometerse significa otra cosa. Normal que Junts lo quiera por adelantado.

placeholder El líder del Partido Popular y candidato presidencial, Alberto Núñez Feijóo, abandona el hemiciclo tras la segunda votación de su investidura. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El líder del Partido Popular y candidato presidencial, Alberto Núñez Feijóo, abandona el hemiciclo tras la segunda votación de su investidura. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Los negociadores también necesitan encontrarle estos días otro sinónimo a autodeterminación o, en su defecto, a renuncia. Así cuando desde Madrid exijan a Puigdemont que renuncie a la vía unilateral, para que no parezca que es el PSOE el que está cediendo en todo, ya tendrán un verbo listo para la ocasión. Uno que permita al PSOE presumir de lo mucho que ha cedido Junts, y a Junts presumir de que no ha cedido nada.

El lingüístico va a ser el mejor termómetro de cómo van las negociaciones para una investidura de Sánchez. Dependiendo del grado de ambigüedad que manejen las partes los próximos días y las florituras verbales tras las que cada uno esconda sus exigencias y cesiones, sabremos si la cosa prospera o no. Mientras sigan hablando tan claro los indepes va a ser difícil que haya acuerdo, porque la única manera de que lo que piden prospere es que parezca otra cosa. Así que a lo mejor para lo que más urge un sinónimo es para negociaciones. Llamémosle mejor tomadura de pelo.

Pedro Sánchez tiene dos meses para sumar los apoyos que eviten una repetición electoral. Los tiene que negociar en el Congreso, donde en teoría parece que le pueden salir las cuentas. Pero como en el Parlament el precio de su investidura no para de subir, la cosa se complica. Y que haya repetición o no atiende a otras variables más allá de la voluntad política. Sobre todo de una.

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