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Un sapo enorme, confuso e indigesto
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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Un sapo enorme, confuso e indigesto

Cómo será el sapo para que sea precisamente la parte del documento que se presta a confusión la que más ayuda a hacerlo digerible

Foto: Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Olivier Matthys)
Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Olivier Matthys)
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Conocíamos los sapos comunes, los sapos verdes y los moteados, de agua y del desierto. Pero acaba de ser hallada una nueva especie de sapo político. Y es enorme. Puede, de hecho, que sea el sapo más grande visto jamás. Ha sido hallado en Bruselas y será exhibido la próxima semana en el Congreso de los Diputados para ser ingerido el día de la investidura.

Basta un vistazo para ver que se trata de una nueva especie de sapo. Ha habido otros sapos políticos, sapos comunes de investidura, pero eran mucho más pequeños. Lo extraño de este sapo no es su procedencia, que era de esperar. Su linaje es independentista. Lo verdaderamente sorprendente de este sapo, dadas sus dimensiones, es que sea comestible para un Gobierno a cambio, solo, de siete votos.

Cómo de grande será este sapo de investidura que dentro le caben la amnistía y el verificador internacional, le caben también las mentiras del relato independentista del "conflicto histórico" entre España y Cataluña (como si todos los catalanes fueran independentistas) y el cuajo de responsabilizar del procés no a los que se saltaron la Constitución el 1-O, sino al Gobierno de España. ¡Y a los jueces! Hasta una mención a negociar el referéndum de autodeterminación le cabe al sapo en cuestión.

El sapo es enorme también por lo que no se ve. Lo que no está por ningún lado seguramente sea lo más revelador del espécimen. No hay ni rastro de los hechos delictivos del 1-O condenados por el Supremo, ni menciona el federalismo que defiende el PSOE; ni rastro de los catalanes no independentistas cuyos derechos fueron vulnerados con las leyes de desconexión y el 1-O, ni de la pluralidad en la sociedad catalana. Ni mucho menos de la renuncia a la unilateralidad.

Foto: La presidenta de Junts, Laura Borràs, durante la rueda de prensa del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont para explicar el pacto con el PSOE. (Europa Press)

Para reconstruir la extraordinaria historia evolutiva de este sapo independentista, algunos prefieren remontarse a cuando el PSOE decía que no habría indultos ni amnistía. Otros a cuando empezó a negociar la amnistía, pero dijo que no ampararía ni a los de Tsunami ni a los CDR.

Lo que está claro es que esta nueva especie de sapo es capaz de saltar muchísimo. Ningún sapo político había saltado antes tantas líneas rojas. El salto del sapo viene de tan lejos que es difícil determinar cuánto. Empezó a saltarse líneas rojas en la pasada legislatura, por encima del Código Penal, con la reforma de la malversación y la sedición. Pero con la amnistía y el relator internacional ha tomado tanto impulso que ya no puede saberse dónde acabará.

No solo no renuncian a otro referéndum, sino que se sienten un poco más cerca de lograrlo

Este sapo, además de grande, es también muy confuso. Ni siquiera entre el PSOE y Junts se ponen de acuerdo en cómo catalogarlo en el pacto que ambos han firmado. Junts considera legítimo el referéndum y el PSOE el Estatut; el PSOE ve un acuerdo para la legislatura y Junts lo niega. Y así todo. Cómo será el sapo para que sea precisamente la parte del documento que se presta a confusión la que más ayuda a hacerlo digerible.

Dicen quienes todavía creen que esta es una jugada maestra de Sánchez que, en realidad, el presidente del Gobierno ha metido en vereda el independentismo más irredento porque lo reconduce a la senda de la gobernabilidad. Ven una manera de que reconozcan que el 1-O no les ha llevado al referéndum que querían, sino a pedir el perdón. Pero Junts deja bien claro que no renuncia a la legitimidad del 1-O. Y no solo no renuncian a otro referéndum, sino que se sienten un poco más cerca de lograrlo.

Así que este nuevo sapo hallado en Bruselas que va a tragarse Sánchez para seguir siendo presidente es tan grande que no sabemos si habrá desconcertado a la comunidad científica, pero sí a buena parte de la socialista. Aun así, intentan convencerse de que tragárselo va a merecer la pena. Lo que no puede negarse es su tamaño. Y eso hace que parezca muy indigesto. No descartemos que además sea venenoso.

Conocíamos los sapos comunes, los sapos verdes y los moteados, de agua y del desierto. Pero acaba de ser hallada una nueva especie de sapo político. Y es enorme. Puede, de hecho, que sea el sapo más grande visto jamás. Ha sido hallado en Bruselas y será exhibido la próxima semana en el Congreso de los Diputados para ser ingerido el día de la investidura.

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