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Lo que molesta a Ortega Smith
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Marta García Aller

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Lo que molesta a Ortega Smith

Al de Vox le ofende más una obra que ni siquiera ha visto que lo que dice la Constitución, que previsiblemente tampoco ha leído

Foto: El portavoz de Vox en el Ayuntamiento, Javier Ortega Smith. (EP/Gabriel Luengas)
El portavoz de Vox en el Ayuntamiento, Javier Ortega Smith. (EP/Gabriel Luengas)
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Entre el centenar de personas que se manifestaron frente al teatro de la Abadía para tratar de boicotear el estreno de una obra de teatro estaba Ortega Smith, el portavoz de Vox en Madrid. Reconocía no haber visto la obra Altsasu, pero le parecía muy ofensiva. Le indignaba mucho su mera existencia.

Al de Vox le daba igual que no haber visto ni leído esta representación del caso Alsasua, sobre los ocho jóvenes fueron condenados por agredir a dos agentes de la Guardia Civil y sus parejas en un bar navarro. Y ese mismo día en que al de Vox le ofendía tanto esta obra de ficción como para manifestarse, su partido votaba en contra de cambiar la palabra disminuido de la Constitución. Será que le parecía más importante una supuesta ofensa de una obra que ni siquiera ha visto que lo que diga la Carta Magna, que previsiblemente tampoco ha leído.

Si a Ortega Smith le parece tan importante lo que pase en el escenario de la Abadía, si tanto asco dice que le da, será porque las palabras y lo que ellas representan le parecen muy importantes. Dañinas, incluso. Tanto, tanto, que hasta las de ficción le hieren. Tanto, que no le hace falta ni oírlas para indignarse y salir a manifestarse para defender a otros ofendidos.

Es verdad que a veces una palabra cambia mucho las cosas. Y la percepción de las cosas. Pero tanto no les preocuparán las palabras que ofenden, a todos esos indignados en nombre de la patria, si luego votan en contra de cambiar en la Constitución la palabra disminuido por la expresión personas con discapacidad.

Foto: Escena de 'Altsasu', que se puede ver estos días en el Teatro de la Abadía, en Madrid

Y es importante, claro que es importante, hablar de personas con discapacidad y no de discapacitados, ni minusválidos, ni mucho menos retrasados ni mongólicos, términos que hace no tanto también se usaban oficialmente. Ese "con" es importante porque la discapacidad, la minusvalía, es solo una de las cosas que tienen cuatro millones y medio de personas en España, un rasgo más. Uno que no los define ni encasilla. Se puede ser una persona con discapacidad y con un premio Nobel, con una columna en un periódico o con una medalla olímpica.

Menos mal que el resto de grupos del Congreso por fin se han puesto de acuerdo para cambiar el artículo 49 para que la Constitución deje de decir "disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos", fórmula claramente ofensiva y obsoleta que inexplicablemente seguía vigente para referirse a las personas con discapacidad hasta esta semana. Y ahí seguiría la palabreja si fuese por Vox, el partido de Ortega Smith, que esta semana ha dejado claro que le parecía más importante votar lo contrario que Sánchez que corregir una injusticia tan obvia.

Si la obra no te gusta, no vayas a la representación. No te representa. Pero la Constitución nos representa a todos

Aquellos a quienes les preocupan más las supuestas ofensas de una ficción que ni siquiera han visto que lo que recoge el texto legal que nos representa a todos dan a entender lo poco que les importa la dignidad. Qué menos que los políticos se preocupen más de corregir una terminología hiriente y obsoleta para las personas con algún tipo de discapacidad (y muchas otras capacidades), que de lo que diga una obra de teatro. Si la obra no te gusta, no vayas a la representación. No te representa. Pero la Constitución nos representa a todos. Y a quienes tanto les preocupa defenderla de quienes se la saltan, ya podían preocuparse un poco más de lo que dice.

Entre el centenar de personas que se manifestaron frente al teatro de la Abadía para tratar de boicotear el estreno de una obra de teatro estaba Ortega Smith, el portavoz de Vox en Madrid. Reconocía no haber visto la obra Altsasu, pero le parecía muy ofensiva. Le indignaba mucho su mera existencia.

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