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Ayuso y Feijóo, más allá de las gallegas
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Marta García Aller

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Ayuso y Feijóo, más allá de las gallegas

Está por ver si el desbarajuste de los últimos días en la estrategia de comunicación de Génova tendrá o no efectos en las urnas el domingo, pero ya está teniendo efectos en el liderazgo interno de Feijóo

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijoó, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Daniel González)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijoó, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Daniel González)
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Quién nos iba a decir que el primer interesado en que se dejara de hablar de Puigdemont en vísperas de las elecciones gallegas sería Feijóo. La estrategia del PP de hacer campaña en su tierra en torno a los pactos del PSOE con Junts se ha dado la vuelta de manera sorprendente. No es extraño que pareciera una buena idea para el PP, sobre todo viendo cómo la amnistía erosionaba al PSOE en las encuestas entre su propio electorado y después de las convocatorias masivas de repulsa en las calles, plantear las elecciones en la Xunta como un plebiscito contra Sánchez y sus pactos con el independentismo. A Feijóo le permitía además tomarse la revancha que lleva esperando desde el 23-J y encima jugando en casa. Sin embargo, las tornas han cambiado después de un controvertido off the record con periodistas en propia puerta de los populares. Ahora es el PP quien quiere que se deje de hablar de Puigdemont en las gallegas.

Si lo que buscaba Génova era dar una noticia, que es lo previsible en un encuentro con 16 periodistas, no ha funcionado bien ninguna de las uves dobles. Ni el qué, ni el cómo, ni el cuándo ni el porqué. Reconocer que si Feijóo fuera presidente del Gobierno estudiaría un indulto si se dieran determinadas condiciones y que no cree que sea viable la imputación de terrorismo es un qué muy desconcertante en las filas del PP. Tampoco está exento de confusión el cómo: ¿por qué en un informal con 16 medios? Se supone que un off the record es un formato para controlar el impacto del mensaje y dar contexto para enmarcar bien la idea, pero el resultado ha sido una voladura descontrolada. Tampoco ayuda el cuándo, a una semana de las elecciones. Ni mucho menos las dudas del porqué: ¿es por miedo a las revelaciones de Junts de los contactos que mantuvo con el PP tras las elecciones o por simple torpeza? Cualquiera de las dos hipótesis deja en mal lugar al estratega en cuestión.

En realidad, no es novedoso que el PP hablara con Junts en verano, en las semanas previas a la investidura fallida de Feijóo. El error no está en hablar con todas las formaciones políticas. El error está en que deje de parecer que los principios que llevaron a esas reuniones estaban claros. Después de tanto afearle esas líneas rojas que Sánchez olvidó en el cajón de la anterior legislatura cuando dejaron de convenirle, normal que ahora resulte raro saber que Feijóo estudió la amnistía mientras decía que le parecía tan inmoral. Aunque fuera solo durante 24 horas.

Eso no da la razón a Sánchez, claro, pero le quita credibilidad a Feijóo. Obviamente, conceder una amnistía no es lo mismo que echarle un vistazo, pero después de haber construido un relato de oposición basado en que los indultos y la amnistía ni en pintura, normal que sorprenda que el PP lo estuvo estudiando. Y, más sorprendente todavía, que el propio PP saque el tema a unos pocos días de las elecciones gallegas.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (i), junto al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Alberto Ortega/Europa Press)

Peor todavía que el off the record en cuestión están siendo las rectificaciones del off the record. Cuanto más se desdice Feijóo, más se habla del tema y más hondo cava la metedura de pata. Tanto titubeo al reconocerlo como al desmentirlo, por claras que estuvieran las líneas rojas y por breves que fueran esas negociaciones fallidas, no ayuda a transmitir firmeza. Y más torpe todavía, claro, es sacarlo a una semana de ir a las urnas en una campaña que el propio PP se ha esforzado en plantear en clave nacional.

Falta ver el para qué va a servir todo esto. De momento está sirviendo para darle un balón de oxígeno a la izquierda, que sueña con arrebatar la Xunta al PP. Si Vox arañase algunos votos de los descontentos con Feijóo, la más beneficiada podría ser Ana Pontón, la candidata del BNG, porque podría darle la suma con los socialistas. Ahora que la estrategia nacional ya no conviene al PP, la están descubriendo como la verdadera contrincante a batir.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante un acto electoral en Lugo. (EFE/Eliseo Trigo) Opinión
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Está por ver si el desbarajuste de los últimos días en la estrategia de comunicación de Génova tendrá o no efectos en las urnas el domingo, pero ya está teniendo efectos en el liderazgo interno de Feijóo. Y lo más inquietante para Feijóo debería ser lo prudente que está siendo Ayuso, que no se suele caracterizar por la cautela. La presidenta madrileña ha salido a echarle una mano a su partido, que no a Feijóo, acusando a la izquierda de “enfangar la campaña” gallega y volviendo a poner el marco donde estaba antes de la metedura de pata de Génova.

Y cuanto más carga Ayuso contra Pedro Sánchez y sus socios, y más afea que a pocos días de las elecciones haya que “aguantar estos saraos”, en peor lugar deja a quienes en su partido cambiaron el foco de sitio para ponérselo a la hipótesis de si Feijóo daría o no indultos a los independentistas de haber sido presidente del Gobierno. “Nunca hay que indultar a nadie”, ha dicho Ayuso tajante. Y cuanto más tajante es ella, más retumban las dudas generadas por Feijóo.

Ni una mala palabra contra el líder de su partido en público, ni una mala cara ni una crítica. Y eso sí que inquieta. Pero cuanto más afina el tiro Ayuso contra Sánchez, y lo acusa con su desparpajo habitual de tener la “cara de cemento armado” o zanja las preguntas sobre si hubo o no contactos de su partido con Junts y ERC con un contundente capotazo, ya “estamos que si la abuela fuma”, peor queda el líder de su partido, enredado desde el sábado en desmentirse a sí mismo.

No es momento para Ayuso de erosionar el liderazgo de Feijóo. Al menos, no en público. En vísperas de las elecciones del 18 de febrero en Galicia, sería interpretado como una deslealtad de la baronesa y, lo que es peor, salpicarle alguna culpa si al final el PP perdiera la mayoría absoluta, algo que en la recta final contemplan algunas encuestas. Entre tanto, cada vez que Ayuso crítica que a cinco días de las elecciones se esté hablando de quién negoció qué con quién, en realidad, lo que está criticando es la torpeza del estratega que sacó ese tema a destiempo. Ayuso está siendo más cauta que nunca. Y, pase lo que pase el domingo en Galicia, eso debería inquietar a Feijóo.

Quién nos iba a decir que el primer interesado en que se dejara de hablar de Puigdemont en vísperas de las elecciones gallegas sería Feijóo. La estrategia del PP de hacer campaña en su tierra en torno a los pactos del PSOE con Junts se ha dado la vuelta de manera sorprendente. No es extraño que pareciera una buena idea para el PP, sobre todo viendo cómo la amnistía erosionaba al PSOE en las encuestas entre su propio electorado y después de las convocatorias masivas de repulsa en las calles, plantear las elecciones en la Xunta como un plebiscito contra Sánchez y sus pactos con el independentismo. A Feijóo le permitía además tomarse la revancha que lleva esperando desde el 23-J y encima jugando en casa. Sin embargo, las tornas han cambiado después de un controvertido off the record con periodistas en propia puerta de los populares. Ahora es el PP quien quiere que se deje de hablar de Puigdemont en las gallegas.

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