Incompatible con la democracia, compatible con Sánchez

Al Gobierno de Sánchez le parece que el candidato de Bildu se niegue a calificar a ETA de banda terrorista, es de un “negacionismo incompatible con la democracia”. También le parece que Bildu es perfectamente compatible con su Gobierno. Así que a la Moncloa las declaraciones de Pello Otxandiano en La Ser le parecen “inadmisibles e intolerables”, pero no le parece ni inadmisible ni intolerable pactar con este partido en Madrid. Es decir, el mismo Gobierno que cree que Bildu hace un “desprecio enorme a todas las víctimas” no ve problema alguno en pactar con Bildu su legislatura. De la campaña para las elecciones vascas del próximo domingo no sé, pero del Gobierno español este episodio es un retrato de lo más representativo.

He ahí la gran paradoja del espejo vasco. Cuanto más contundente sea el Gobierno de Sánchez en condenar la posición de Bildu respecto al terrorismo, más en evidencia queda al pactar con ellos. Cuanto más se escandalice públicamente la Moncloa por lo que Otxandiano diga en la campaña de Euskadi, más en evidencia deja sus tragaderas en Madrid. Y cuanto más firme se muestra el socialista Eneko Andueza, dejando clarísimas las razones por las que el candidato del PSE moralmente no puede permitir “que esa gente gobierne”, más razón está dándoles a los socialistas que en el resto de España piensan de los pactos de Sánchez con Bildu lo mismo que él para el País Vasco.

A ver cómo explicas que negarse a reconocer que ETA fue una banda terrorista “no es solo cobarde, sino que es un absoluto desprecio a la sociedad española y a la vasca”, por usar las mismas palabras que utilizó la portavoz socialista Pilar Alegría al preguntarle por Otxandiano, y luego te quedas tan ancha justificando, acto seguido, que pactar con esos que desprecian a las víctimas es de lo más normal en el Congreso de los Diputados. Todo muy progresista, salvo alguna cosa.

A decir verdad, las palabras de Otxandiano no revelan nada de Bildu que no supiéramos. El candidato de Bildu la lio diciendo en alto algo que Bildu ya ha dicho, mejor dicho, no dicho mil veces. Como si en vez de sobre el terrorismo, Aimar Bretos le hubiera preguntado por el bosón de Higgs, al candidato de la izquierda abertzale el terrorismo le pareció de pronto algo complejísimo de definir. No quiso reconocer a ETA como una organización terrorista, porque no le parecía cuestión de andar entrando en el detalle si los que ponen bombas son los asesinos o las víctimas. Según se mire, vino a decir.

El lío en cuestión de tanta bajeza moral no es para Bildu, cuyos reparos y medias palabras para evitar una condena rotunda al terrorismo etarra no son nuevos. No haber roto el cordón que le une a ETA con una condena contundente del terrorismo no ha evitado que Bildu sea el partido favorito en las encuestas para las elecciones del domingo. Aunque ese cordón se lleva mejor cuando es convenientemente ignorado que cuando se airea. El lío tampoco es para el Partido Socialista de Andueza, al que Otxandiano solo le carga de razón para mostrarse inflexible en pactar con Bildu. El lío es para Sánchez, que es quien considera la postura de Bildu incompatible con la democracia y compatible con su Gobierno, según le venga.