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La trampa de Meloni en la que ha caído Feijóo
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Marta García Aller

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La trampa de Meloni en la que ha caído Feijóo

Al PP, Meloni le parece una derecha menos extrema que Orbán y Abascal. Y si con la extrema derecha que no le gusta ya ha demostrado que está dispuesto a pactar, con la que no le disgusta del todo por qué no iba a hacerlo

Foto: La primera ministra italiana, Giorgia Melon. (EFE/EPA/Massimo Percossi)
La primera ministra italiana, Giorgia Melon. (EFE/EPA/Massimo Percossi)
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Cuando Meloni llegó a primera ministra de Italia en 2022, los líderes europeos la consideraban una política eurófoba de extrema derecha y los conservadores la querían lejos. Poco a poco, la primera ministra italiana ha ido logrando que la vean como una conservadora más convencional hasta el punto de que anda cortejándola el Partido Popular Europeo adelantándose a posibles pactos para después del 9-J. Hace meses que los conservadores tradicionales ya no descartan una coalición con el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos al que pertenece el partido Hermanos de Italia de Meloni, en parte gracias a la buena relación con Von der Leyen. También Le Pen se acerca a Meloni a ver si de paso se homologa ella también. El 9-J sabremos quién saca tajada de acercarse a quién.

Y mientras los conservadores tradicionales van normalizando a trompicones buena parte de la extrema derecha europea, esta va ganando cuota de poder en detrimento de la derecha tradicional. Alberto Núñez Feijóo se lo reconocía abiertamente a Carlos Alsina el lunes en su entrevista en Más de Uno. Le decía que el PP está en contra de pactar con la extrema derecha en general y en particular con Vox (en Europa, se entiende, que en España el PP ya gobierna con los de Abascal en cinco comunidades). Sin embargo, con Meloni dice Feijóo que no tendría problemas en pactar porque la considera proeuropea. Ella, que hizo campaña contra Bruselas, ha pasado de querer sacar a Italia del euro a querer cambiar la UE desde dentro. De momento, ha conseguido que la cortejen desde todo el espectro de la derecha.

Al PP, Meloni le parece una derecha menos extrema que Orbán y Abascal. Y si con la extrema derecha que no le gusta ya ha demostrado que está dispuesto a pactar, con la que no le disgusta del todo por qué no iba a hacerlo. Dice mucho de cómo se está escorando el marco ideológico para las europeas del 9-J.

Cuando fue elegida por primera vez al parlamento italiano, en 2006, Meloni dio una entrevista en la que dijo que tenía una "relación serena con el fascismo". Con el tiempo se ha ido distanciando de Mussolini, es verdad. Reconoce que algún error cometió. Pero si su partido ha necesitado distanciarse del Duce es porque su partido Hermanos de Italia nació precisamente de la nostalgia del posfascismo. Nunca se molestó en ocultarlo hasta que fue necesario para llegar al poder. Y funcionó. Tanto que ahora la quieren cerca tanto Le Pen como Von der Leyen.

Foto: Alice Weidel, colíder de Alternativa para Alemania. (EFE) Opinión
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La Meloni a la que también se quiere acercar Feijóo es la misma que dio un mitin en Marbella hace un par de años en la campaña de Vox en las andaluzas en contra de “los burócratas de Bruselas”, la “ideología ecológica” y “las finanzas internacionales”. La italiana gritaba cosas en aquel mitin junto a Abascal como: “¡Sí a nuestra civilización y no a quienes quieren destruirla", "sí a la universalidad de la Cruz”. ¿Comparte Feijóo estos postulados también?

Que Meloni o Abascal carguen contra la inmigración y la asimilen equívocamente con la criminalidad no es nuevo. Que al líder del PP no le incomode acercarse abiertamente a ese discurso de una líder de la extrema derecha europea que abandera las políticas antiinmigración y cuestiona abiertamente el derecho de asilo, sí.

Foto: Giorgia Meloni en un mitin electoral. (EFE)

Tampoco es de extrañar que Meloni también sea muy de cargar contra la ideología de género, a la que acusa de "buscar la desaparición de la mujer” y ataque lo que denomina el "fundamentalismo climático del pacto verde". Esto no lo dice la Meloni de los 90, cuando era fan de Mussolini, sino la de anteayer. Bueno, no. La de anteayer es la que entró por vídeo en un mitin de Vox junto a Orbán y Le Pen. Normal que los de Abascal reivindiquen que Meloni es de los suyos.

El acercamiento a Meloni de los conservadores puede no ser buena idea si la que al final saca más votos es la extrema derecha, pero ese flirteo de la derecha tradicional con sus extremos no es nuevo. Ya en septiembre Von der Leyen daba una pista cuando eligió pasearse por Lampedusa con Meloni para anunciar un plan europeo contra la crisis migratoria. En realidad, fue tan breve que el avión oficial que llevó a las dos mandatarias a Lampedusa ni siquiera apagó los motores. Dio tiempo a poco más que a hacerse la foto y a escenificar el acercamiento de posturas.

Con su lema “Dios, patria, familia”, Meloni planea cerrar las fronteras para proteger a Italia de la “islamización” y quiere renegociar los tratados europeos para que Roma retome el control de su destino. Muy proeuropeo no parece. Al menos no de la Europa que conocemos hasta ahora. Quienes quieren homologar a Meloni como proeuropea defienden que la UE es la que ha cambiado a la italiana, pero es ella la que quiere cambiar la UE. No es ella la que se modera, es la UE la que corre el peligro de normalizar los extremos.

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No hay más que ver que su defensa de las familias no es de todas las familias. Solo de las que concuerdan con sus valores religiosos. Italia con Meloni ha comenzado a eliminar los nombres de madres italianas de los certificados de nacimiento de sus hijos solo por ser lesbianas; también pretende obligar a las mujeres que quieran abortar en Italia a escuchar antes el latido del feto y ha aprobado que los activistas contra el aborto puedan entrar en clínicas donde se interrumpen embarazos; también han restringido el acceso a la píldora abortiva en algunas regiones.

Al mismo tiempo que la cortejan los conservadores europeístas tradicionales, Marine Le Pen ha ofrecido a Meloni formar un ‘dream team’ de la extrema derecha en la Eurocámara en un grupo único que excluya a la AfD alemana. Cómo estará poniéndose de radical la cosa para que ande Le Pen pidiendo un cordón sanitario para la extrema derecha en Europa. Se refiere a la alemana, claro, no a la francesa. Tuvo que decir el líder de la AFD alemana, Maximilian Krah, que en las SS nazis "no todos eran criminales", para que a Le Pen le pareciera que se estaban pasando de nazis.

Le Pen quiere terminar de convencer a los franceses de que ella no es tan extremista como para hacerle un cordón sanitario en la segunda vuelta de las elecciones francesas.

Foto: Marine Le Pen, el 19 de mayo de 2024. (REUTERS / Ana Beltran)

Expulsar a la AfD y acercarse a Meloni le puede ayudar a ello. Meloni, gracias a la ayuda de los conservadores, ya lo ha conseguido. Gracias en buena medida a líderes de la derecha tradicional europea como Feijóo que la consideran proeuropea puede seguir irradiando un trampantojo de moderación que siga este proceso acelerado de blanqueamiento.

Hace no tanto que Meloni prometía sacar a Italia de la eurozona y la vuelta a las monedas locales. Ahora a Feijóo le parece de lo más proeuropea. Con no defender más a Mussolini y renunciar a salir de la UE ya cuela como una derecha proeuropea más. A cualquier cosa le llamamos últimamente moderación.

Cuando Meloni llegó a primera ministra de Italia en 2022, los líderes europeos la consideraban una política eurófoba de extrema derecha y los conservadores la querían lejos. Poco a poco, la primera ministra italiana ha ido logrando que la vean como una conservadora más convencional hasta el punto de que anda cortejándola el Partido Popular Europeo adelantándose a posibles pactos para después del 9-J. Hace meses que los conservadores tradicionales ya no descartan una coalición con el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos al que pertenece el partido Hermanos de Italia de Meloni, en parte gracias a la buena relación con Von der Leyen. También Le Pen se acerca a Meloni a ver si de paso se homologa ella también. El 9-J sabremos quién saca tajada de acercarse a quién.

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