La semana más enloquecida de EEUU

La semana más intensa de la política estadounidense empezó con el shock de Donald Trump sobreviviendo a un intento de asesinato en pleno mitin y acaba con el shock del presidente Biden retirándose de la carrera presidencial, después de que buena parte del partido y sus donantes dejaran de apoyarlo. Aunque la retirada de Biden, más que un shock, es un salto al vacío imprevisible.

En esta nueva fase de la carrera presidencial sin Biden, la incertidumbre entre los demócratas es total. Pero mejor la incertidumbre que la certeza, cuando la certeza lo es de una derrota segura. No está claro qué posibilidades tiene ahora el partido demócrata de vencer a Donald Trump, cada vez con más ventaja en las encuestas. Pero con Biden de candidato, el Biden que confundió en la cumbre de la OTAN a Zelenski con Putin y a Kamala Harris con Trump, esta última semana iba quedando cada vez más claro que no tenía ninguna. Y menuda semana.

El lunes Trump reaparecía con la oreja vendada. El martes Biden decía que estaba dispuesto a retirarse si se lo recomendara un médico. El miércoles, el presidente daba positivo por Covid. El jueves, la imagen de Biden bajando a duras penas al Air Force One contrastaba demasiado con la de la fortaleza de Trump, pletórico, dándose un baño de masas en la Convención de un Partido Republicano totalmente mimetizado con él. Hulk Hogan incluido.

El fin de semana Biden seguía en su casa de Delaware, cada vez más aislado, no solo por el Covid. Y el domingo, tras muchas presiones de mandamases del parido con off the records a voces, el presidente de EEUU finalmente comunicaba su decisión de no ser el candidato y apoyar como candidata a Kamala Harris, su vicepresidenta.

"Faltan poco más de 100 días para las elecciones. En concreto, quedan 107. Si en 7 días ha pasado esto, en 107 puede pasar de todo"

Esta semana tan vertiginosa, entre Washington y Texas, habré hablado con más de una veintena de funcionarios, economistas y profesores, y camareros, taxistas y empresarios. La conclusión siempre es la misma. La incertidumbre es total y la división del país cada vez más profunda. Una mitad teme que si vuelve Trump sus derechos e incluso la democracia están en peligro. La otra mitad siente que no vive en una democracia real porque Washington se ha olvidado de su sufrimiento durante 40 años y solo Trump les puede ayudar.

El Donald Trump de 2024 ya no basa su populismo, el del nosotros contra ellos, en un enemigo exterior, como el de la campaña de 2016 en la que prometía salvar el país construyendo un muro para protegerlo. Esta vez, el muro es interior. Ahora, en sus discursos, los enemigos y traidores están dentro. Y más aún desde el atentado fallido en el que salvó su vida por los pelos, tras el que las llamadas a la unidad fueron solo un espejismo. Uno de los grandes méritos de la campaña de Trump, con el apoyo ya expreso de Elon Musk, el hombre más rico del mundo y uno de los más influyentes, es haber conseguido erigirse como representante de los derechos de los trabajadores con propuestas como la de quitarle los impuestos a las propinas, que tienen más que ver con el marketing que con los derechos.

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Argemino Barro. Nueva York M. R.

La situación llevaba tiempo siendo confusa. Después del atentado contra Trump, se volvió más tensa y confusa todavía. Y ahora, después de la retirada de Biden tras semanas insistiendo en que se quedaría, la confusión es total. Ningún presidente en el cargo ha abandonado una carrera tan tarde, así que a partir de ahora la política estadounidense entra, una vez más, en territorio desconocido.

La velocidad a la que el país ha pasado del shock del atentado fallido contra Trump al shock de la retirada de Biden añade a la incertidumbre una sensación de irrealidad cuando faltan poco más de 100 días para las elecciones. En concreto, 107. Y si en 7 días ha pasado esto, en 107 puede pasar de todo.