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La verdadera razón para evitar el teletrabajo
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Marta García Aller

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La verdadera razón para evitar el teletrabajo

Ahora que la inteligencia artificial acelera la automatización, urge volver a la oficina para demostrar que somos humanos, una tarea cada vez más complicada

Foto: Foto: Pixabay/Oleksandr Pidvalnyi.
Foto: Pixabay/Oleksandr Pidvalnyi.
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Enero es vuelta a la rutina. Vuelta al trabajo, que no es lo mismo que volver a trabajar. Porque habrá quien no vaya al trabajo porque teletrabaje. Cada vez menos gente, por cierto. El antes y después que había llegado para quedarse no fue tal tras la pandemia y muchas empresas están reculando. Llaman a filas de la máquina de café de la oficina a la plantilla. No todas. Y no todas por las mismas razones. Porque la verdadera razón para volver a la oficina en 2025 no es la que parece.

No es la que alude Spotify, que se hizo viral esta Navidad con un anuncio a contracorriente, ahora que las grandes tecnológicas de Amazon a Google pasando por IBM piden a sus empleados que vuelvan a las oficinas. Spotify ha sorprendido reivindicando libertad total para el teletrabajo. La empresa tecnológica dice que no se puede dedicar mucho tiempo a contratar adultos para luego tratarlos como niños. Suena ideal. Tanto que la idea se viralizó, convertida luego en anuncio. Pero, la verdad, viniendo de una empresa que gana dinero cuanta más música en streaming escuchemos, más que la reivindicación del trabajo remoto, tiene más pinta de anuncio encubierto para promover que la gente se quede en casa con los cascos y el pijama puestos. Cuantas menos reuniones y menos charlas de pasillo con los compañeros, más horas de escucha de la última lista de “Modo concentración”.

Sin embargo, en 2025 conviene dejar de teletrabajar, al menos a diario. Y no porque sea tendencia y lo exijan las grandes empresas. Hay que volver a la oficina más a menudo y no por su efecto en la productividad al alza ni en el estado de ánimo a la baja. Ni porque se esté poniendo de moda ofrecer clases de yoga o snacks gratis a quienes se dignen a aparecer por la empresa. Teletrabajar es cada vez más arriesgado.

No necesariamente porque cada vez más estudios alerten de esas contraindicaciones inesperadas del trabajo en remoto, desde el freno a la capacidad de ascender (porque no se puede valorar a quien no se conoce) o por las bondades para el trabajo creativo de tener charlas informales con los compañeros que a menudo hacen los cafés en la oficina más útiles que muchas reuniones. En realidad, la principal razón por la que este año conviene volver a la oficina, al menos de vez en cuando, es para demostrar que somos humanos, que es una tarea cada vez más complicada.

Foto: Un trabajador camina frente a las oficinas de Zoom en San José, California. (Getty)

Este año va a acelerarse la sustitución de muchas tareas por la IA. Sam Altman acaba de anunciar que OpenAI ya tiene listos los que llama los primeros agentes de inteligencia artificial para las empresas, que podrían empezar a trabajar este año. Utiliza como eufemismo “unirse a la fuerza laboral”, pero la idea es transformar la producción de muchas tareas y automatizar cuantas más mejor. Hay muchas iniciativas similares incorporándose a las empresas. La de OpenAI se llama ‘Operator’, Microsoft lanza Copilot Studio y de Anthropic es el modelo Claude 3.5 Sonnet.

¿Aumentarán estas herramientas la productividad? Sí. ¿Será de gran ayuda tener agentes de inteligencia artificial al servicio del trabajo diario más aburrido? Seguramente no. Al menos para aquellos que conserven su empleo. Según Bloomberg, Operator utilizará una computadora para realizar acciones en nombre de un usuario, como escribir código o reservar viajes. Y poco a poco irá aprendiendo cada vez más funciones. Según McKinsey, el 30% de las horas trabajadas en las oficinas serán automatizadas antes de 2030. Y para 2030 ya solo faltan cinco años. ¿Surgirán nuevos puestos de trabajo y nuevas tareas? Claro. Pero hay que empezar a inventárselos ya. Porque la IA es buena resolviendo problemas y los humanos imbatibles inventándonos nuevas necesidades.

Foto: Vista de un edificio de oficinas. (Reuters/Dylan Martínez)

Si en los próximos meses, porque estamos hablando de meses, si no semanas, muchas empresas van a automatizar una cantidad de tareas sin precedentes, muchos puestos van a reformularse. Las compañías pueden aprovechar esa liberación de carga laboral para dejar que sus empleados desarrollen otras nuevas o quitárselos de encima. La única diferencia en muchos casos para saber si una tarea la va a hacer una IA o un compañero es poder pedírselo a la cara. Y esos nuevos trabajos que aún no existen hay que empezar a idearlos ya, porque si no van a desaparecer sin que nadie los eche de menos ni le remuerda la conciencia, que de momento es algo exclusivamente humano. Y para que a uno le echen de menos conviene estar en la oficina. No sea que alguien se olvide de que somos humanos mientras buscábamos inspiración escuchando Spotify.

Enero es vuelta a la rutina. Vuelta al trabajo, que no es lo mismo que volver a trabajar. Porque habrá quien no vaya al trabajo porque teletrabaje. Cada vez menos gente, por cierto. El antes y después que había llegado para quedarse no fue tal tras la pandemia y muchas empresas están reculando. Llaman a filas de la máquina de café de la oficina a la plantilla. No todas. Y no todas por las mismas razones. Porque la verdadera razón para volver a la oficina en 2025 no es la que parece.

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