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Segundo Párrafo
Por
Tu pacto es más xenófobo que el mío
Para que no se note que ha perdido el control del Parlamento, Sánchez cede ante Junts la política migratoria. Y para que parezca que no ha perdido el control del partido, Feijóo olvida los principios que lo alejaban de Vox
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Qué mejor momento que anunciar la última cesión de Sánchez a Junts que al día siguiente de que el PP de Mazón pacte con Vox en Valencia el acuerdo de Presupuestos a cambio de adoptar toda su retórica antiinmigrante. Míriam Nogueras tenía ayer la misma cara de satisfacción que Abascal.
El PP se alinea con Vox en su política antiinmigración, Junts impone la suya al PSOE. No puede extrañarnos demasiado que el Gobierno de Sánchez, que firmó un papel con Junts para la cesión de competencias de inmigración vinculándola con la criminalidad, pacte ahora con la misma derecha independentista la Ley de Extranjería. Ni puede extrañarnos tampoco que Mazón, que fue el que inauguró sin remilgos en vísperas del 23-J la ristra de pactos del PP con Vox, se eche de nuevo en los brazos de Abascal para seguir en el poder.
Si al discurso identitario de Junts contra la migración le quitas catalanidad y le pones españolidad, Vox lo firmaría corriendo. No es novedad que Junts y Vox compartan la idea esa de que si los extranjeros no se integran, fuera. O que son un peligro para la identidad y la convivencia que con sus costumbres contaminan una supuesta pureza patria. Y que vale que trabajen, pero que si se ponen malos vayan al hospital eso ya es pasarse, que saturan los servicios públicos. La novedad es que, de pronto, PSOE y PP se sincronicen para pactar algo tan esencial como su política migratoria con sus socios más xenófobos sin mirarse antes al espejo.
El Gobierno de Sánchez pacta con Junts, un partido que no gobierna en ningún sitio, el reparto de los menores migrantes en toda España, en comunidades abrumadoramente gobernadas por el PP. Y lo hace de un modo que más que una cuestión de solidaridad para atender a niños y adolescentes que necesitan acogida parezca un castigo. Porque Junts ha impuesto que de los 4000 menores inmigrantes que hay en Canarias a Cataluña lleguen 20, a Madrid 700, 795 a Andalucía y unos 500 para la Comunidad Valenciana. Los recursos asignados para atenderlos siguen sin estar claros.
Entre tanto, en plena investigación judicial por las negligencias del día de la riada, Mazón ha logrado aferrarse al cargo. Aquel que no quería contarnos de dónde venía el día de la dana quiere que hablemos de dónde vienen todos los demás como coartada. De repente, Mazón ve fundamental que hablemos de cuántos extranjeros fueron detenidos tras la riada como si ese fuera el problema principal de la reconstrucción. El president valenciano cree, como Vox, que es superrelevante fijarse en el lugar de nacimiento de alguien.
Pues adelante. Hagamos recuento de la noche de la riada. Había nueve rumanos, cuatro marroquíes y otros tantos chinos. Y también los había de Ecuador, de Venezuela, de Reino Unido, Túnez y Colombia. Ni siquiera es una lista exhaustiva. Eran tantos los extranjeros en la riada que no es fácil seguir la cuenta de cuántos murieron esa noche. ¿Vale ese recuento? Más del 12% de las víctimas eran extranjeras. No sé cuántos de ellos tenían papeles. Lo que no tuvieron es la culpa de que la Generalitat tardara tantas horas en mandar el aviso para alertarles de la riada que les costó la vida.
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“No vamos a aceptar ni un solo mena”, dice Vox. ¿O es Mazón? ¿O Junts? Cada vez es más difícil diferenciarlos. Mazón, como Abascal y como Nogueras, hablan de los niños que llegan solos a Europa como un problema de seguridad, no como un problema humanitario. Y el Gobierno de Sánchez, después de pactar la Ley de Extranjería con un partido que vincula abiertamente inmigración y criminalidad, no está para dar lecciones de lo contrario.
Y Feijóo, tras decir que suscribe lo que diga Mazón, que a su vez está de acuerdo en todo con Abascal, tampoco está para ir dando muchas lecciones sobre los principios que Sánchez sacrifica solo por aferrarse al poder. De hecho, si lo que provocó la ruptura en cadena de todos los acuerdos autonómicos del PP con Vox fue el apoyo hace un año de Feijóo a la solidaridad con Canarias en el reparto de menores, su última claudicación ante Vox impugna su propia tesis.
Hace unos días, para distanciarse de Vox, Feijóo decía que había que “volver a la centralidad”. Y Sánchez decía que el pacto con Junts era solidario. Ahora Vox dice que no podría estar más de acuerdo con Mazón y Míriam Nogueras celebra que en toda Cataluña, según el Gobierno, ya no quepan más niños y adolescentes de los centros de Canarias que los que entrarían en una clase de Primaria.
Para que no se note que ha perdido el control del Parlamento, Sánchez cede ante Junts la política migratoria. Y para que parezca que no ha perdido el control del partido, Feijóo olvida los principios que lo alejaban de Vox. Aclarado el malentendido entonces. Porque hace apenas dos semanas andaba Feijóo esforzándose en diferenciar al PP de Vox y Sánchez diciendo que lo de Junts no era xenofobia.
Qué mejor momento que anunciar la última cesión de Sánchez a Junts que al día siguiente de que el PP de Mazón pacte con Vox en Valencia el acuerdo de Presupuestos a cambio de adoptar toda su retórica antiinmigrante. Míriam Nogueras tenía ayer la misma cara de satisfacción que Abascal.