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Lo más sorprendente de lo que está pasando en las bolsas
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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Lo más sorprendente de lo que está pasando en las bolsas

Muchos veían un genio de las finanzas al hombre que quebraba casinos. Preferían creerse su cantinela antiimpuestos que su fe arancelaria. Creyeron que los aranceles serían una táctica de negociación y eran la esencia de su evangelio económico

Foto: Un operador en la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Brendan McDermid)
Un operador en la Bolsa de Nueva York. (Reuters/Brendan McDermid)
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Han tenido que esfumarse cientos de miles de millones en las bolsas mundiales para que a Donald Trump le tomen en serio los mercados. Porque pese a haber basado su carrera en hablar clarito y sin rodeos no han terminado de creerle hasta que las bolsas han perdido 9 billones de dólares. El mercado de valores se tambalea porque les ha pillado por sorpresa que el presidente de Estados Unidos cumpla su promesa electoral de los aranceles. Avisados estaban, ¿por qué no le creyeron?

Ahora sabemos que a Trump no le tomaba en serio ni el propio Elon Musk. El hombre más rico del mundo, aunque mucho menos rico de lo que era el jueves pasado, trató este fin de semana de que Trump rectificara sus aranceles con poco éxito. Los aranceles han hecho perder miles de millones de dólares al dueño de Tesla y SpaceX y a muchos milmillonarios amigos de Trump, además de megadonantes del partido republicano. Incluso varios empresarios conservadores han presentado una demanda contra los aranceles por considerarlos "ilegales". James Dimon, presidente de JPMorgan, el mayor banco del mundo, está pidiendo al presidente de Estados Unidos un acuerdo con Europa.

De momento, todos los esfuerzos por hacer a Trump cambiar de idea han resultado infructuosos. La economía mundial se hunde porque el presidente de Estados Unidos y sus principales asesores económicos, el secretario del Tesoro, Scott Bessent y Stephen Miran, presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, tienen un plan. Y creen que el hundimiento de los mercados es un "medicamento", parte del tratamiento de shock que necesitan para que ese plan de ‘Make America Great Again’ prospere a largo plazo. O sea, que podrían evitar este batacazo bursátil, pero no quieren. Una palabra de Trump bastaría para ello. Bueno, dos: 'stop' aranceles.

Así que lo más increíble de esta crisis, con el mercado cayendo a un ritmo no visto desde la pandemia o la quiebra de Lehman Brothers, no solo es que esta vez sí está en manos de la Casa Blanca frenar la debacle en cualquier momento. Es que, además, la debacle misma es parte de un plan. Y ya estábamos avisados de él. Ni siquiera era un plan oculto. Ha estado en el programa electoral de Trump. ¡Tres veces! Pero los mercados no se lo han querido creer.

Foto: Imagen de la bolsa de Nueva York el lunes con todo en rojo. (EFE/EPA/Justin Lane)
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Abundaban los banqueros y hombres de las finanzas que celebraban que Trump ganase porque prometía bajar impuestos y deshacerse, además de la regulación, de todo lo 'woke'. La victoria de Trump traería el fin de la burocracia, los impuestos y lo políticamente correcto, ¿qué más podían pedir los Gordon Gekko del siglo XXI? ¿Y lo de los aranceles? Bah. Eso no les preocupaba demasiado.

El multimillonario Bill Ackman, uno de los inversores más trumpistas, presumía en diciembre tras la victoria de Trump de que el país estaba entrando en "en la administración más procrecimiento, proempresas y más proestadounidense" que había visto en su vida. Pues bien, tras perder una fortuna, Ackman le pedía este fin de semana al presidente públicamente "un tiempo muerto" para evitar destruir la confianza en EEUU. Vaticina un "invierno económico nuclear" si el presidente Trump no echa el freno.

Foto: El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habla con periodistas a bordo del Air Force One. (Reuters/Kent Nishimura)

Los mismos que jaleaban sus planes y sus formas desenfadadas le recriminan ahora que cumpla lo prometido y que lo haga de forma brusca. Recriminan a Trump ser Trump. ¿Por qué ni Musk ni Ackman ni Dimon vieron venir la enorme convulsión que traería la política económica de Trump? ¿Por qué no le creyeron capaz de hacer exactamente lo que dijo que quería hacer desde el principio? Porque desde que llegó a la Casa Blanca, no ahora, sino en 2016, su proteccionismo estaba en el guion.

Estaba escrito. Lo decía en sus mítines y en sus discursos. También Bob Woodward lo advertía en su libro sobre el primer mandato de Trump, Fear. En un pasaje del libro narra cómo en 2018 Trump presumía ante su entonces asesor económico Gary Cohn, un prestigioso exbanquero de Goldman Sachs, que los buenos datos de empleo eran gracias a sus aranceles. Cohn le rebatió que no, que más aranceles destruirían empleo en Estados Unidos y, además, era imposible que los buenos datos se debieran a ellos porque ni siquiera habían entrado en vigor todavía. Woodward cuenta además en el libro que Cohn era de los que le quitaba a Trump documentos de su escritorio para evitar que el presidente se retirara de importantes acuerdos comerciales.

En su segunda legislatura, Trump se ha preocupado de no tener cerca ninguno de esos adultos en la sala que le trataban de explicar que sus ideas eran descabelladas y le escondían documentos para que no pudiera firmarlos, así que muchos de sus planes frustrados de la primera legislatura, los está llevando a cabo en esta. Todo esto ya se sabía. Y, aun así, a Wall Street le ha pillado por sorpresa. ¿Por qué?

Foto: Donald Trump durante un mitin en Montana, Estados Unidos. (Getty/Michael Ciaglo)

Muchos veían un genio de las finanzas al hombre que quebraba casinos. Otros no le creían capaz de desbaratar el comercio mundial, seguramente porque andaban deslumbrados con su retórica de guerra cultural 'antiwoke'. Su afinidad ideológica les nubló el juicio financiero. Preferían escuchar su cantinela antiimpuestos a su fe arancelaria. Creyeron que los aranceles serían una simple táctica de negociación, cuando eran la esencia de su evangelio económico.

Así que lo más sorprendente de esta crisis financiera autoinfligida es que haya habido tanta gente que no creyera a Trump capaz de hacer lo que lleva décadas soñando. Creían que el hombre que instigó un asalto al Capitolio velaría por el sistema, que el hombre que decía que ‘arancel’ era la palabra más bonita del diccionario respetaría el libre comercio; que el que promete hacer de Gaza un resort vacacional y quedarse a la fuerza si hace falta con Groenlandia y Canadá es un hombre racional. ¿Qué podría salir mal?

Han tenido que esfumarse cientos de miles de millones en las bolsas mundiales para que a Donald Trump le tomen en serio los mercados. Porque pese a haber basado su carrera en hablar clarito y sin rodeos no han terminado de creerle hasta que las bolsas han perdido 9 billones de dólares. El mercado de valores se tambalea porque les ha pillado por sorpresa que el presidente de Estados Unidos cumpla su promesa electoral de los aranceles. Avisados estaban, ¿por qué no le creyeron?

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