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No hay apagón que por bien no venga
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Marta García Aller

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No hay apagón que por bien no venga

En dos semanas el Gobierno acumula tantas emergencias a medio explicar que, paradójicamente, su empeño en generar más dudas que certezas le sirve de cortina de humo en la que resguardarse de aclarar nada

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Europa Press/Diego Radamés)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Europa Press/Diego Radamés)
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Hace dos semanas, es decir, hace un apagón y un colapso del AVE, el presidente accedió a ir al Congreso este miércoles para explicar sus planes de aumento de gasto militar. Ese se suponía que iba a ser el tema más peliagudo de su comparecencia. Debía justificar su compromiso de gasto de más de 10.400 millones para llegar al 2% del PIB en Defensa, sin el apoyo de sus socios. Parece que fue hace mucho, pero solo hace un apagón de esto.

No hay como acumular un escándalo a la semana para no tener que explicar bien ninguno. Quién se acuerda ya de la compra de munición a una empresa israelí que se había ejecutado desde el Gobierno con total opacidad y que tensó tanto la coalición que IU amenazó con salirse del Gobierno. Porque eso también fue antes del gran apagón. Y el apagón antes de que miles de viajeros se quedaran una noche atrapados en los trenes entre Madrid y Sevilla. En dos semanas el Gobierno acumula tantas emergencias a medio explicar que, paradójicamente, su capacidad para generar más dudas que certezas le sirve de cortina de humo en la que resguardarse. Se abre la sesión sin saber por dónde empezar.

El lunes del apagón, el Gobierno justificaba su tardanza en dar explicaciones por la cautela. Tardó más de cinco horas en hacer su primera comparecencia con España entera a oscuras, porque aseguraba que es mejor tener la información totalmente contrastada que alimentar hipótesis infundadas. Luego compareció para decir que todas las hipótesis seguían abiertas. Pero eso era antes. Un lunes más tarde, después de que más de 10.000 personas se quedaran varadas en los trenes entre Madrid y Sevilla, el ministro de Transportes hablaba esa misma mañana de sabotaje deliberado. De repente, sí que valían las hipótesis sin confirmar.

Al ministro Óscar Puente le parece que tanto destrozo en los trenes no podría ser un simple robo de cobre, sino que debe tratarse de un sabotaje, sin tener pruebas claras para afirmar tal cosa. Es una hipótesis. Aunque la sospecha principal de la Guardia Civil sea un robo de cobre más, otro, al Gobierno le urge que no creamos que unos ladronzuelos de cobre puedan poner en jaque infraestructuras críticas del Estado. La paciencia que la semana anterior pedía el Gobierno para esclarecer el apagón ya no compensa. El caso es tenernos entretenidos mientras buscamos y descartamos culpables. No sea que los responsables de las infraestructuras parezcan los responsables de las infraestructuras.

Foto: Un tren del servicio de alta velocidad pasa por uno de los puntos que fue objeto del robo de cable. (EFE/Ismael Herrero)

Así que el presidente llega el miércoles al Congreso tras dos semanas muy intensas en las que el Gobierno ha tenido tiempo, no solo de desautorizar al ministro Marlaska por la compra de munición israelí, también a Red Eléctrica por descartar el ciberataque durante el apagón y a la Guardia Civil por investigar la avería del tren como un robo de cobre en vez de como un sabotaje.

Este Gobierno elude la responsabilidad con tanto desparpajo que en la comparecencia del presidente Sánchez en el Congreso, más útil que los reproches de la oposición, sería un teléfono de aludidos para que llamen todos aquellos responsables públicos que han sido desautorizados últimamente.

Foto: El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, se ha desplazado a Manzaneque (Toledo) para conocer sobre el terreno la dinámica y condición de los cortes de cable. (EFE/Miniesterio de Transportes) Opinión
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Pero no perdamos el hilo. Marlaska sigue teniendo que comparecer para explicar cómo es que Sánchez había prometido hace un año en el Parlamento que España jamás iba a volver a comprar armas a un país que estaba cometiendo una "matanza indiscriminada" en Gaza. Hasta que nos enteramos de que en Viernes Santo el BOE publicaba un contrato de Interior de seis millones y pico de euros para comprar balas fabricadas por una empresa israelí. Primero dijo que no se podía rectificar el contrato y luego rectificó la rectificación cuando IU amenazó con salirse del Gobierno. Apenas hace un apagón y una avería del AVE esto. Y si el Gobierno cree que ha sido atacada una infraestructura crítica para desestabilizar el país eso también tendría que explicarlo el ministro del Interior.

Como no podemos descartar ninguna hipótesis, no descartemos tampoco la de que nos saquen de dudas. Aunque más probable que aclarar de dónde va a sacar el Gobierno el dinero para aumentar el gasto en Defensa, veremos al presidente en el Congreso asegurando de dónde no lo va a sacar. Más que dar explicaciones de qué causó el apagón, es que Sánchez dedique un buen rato en la tribuna a enorgullecerse de lo rápido que lo solventó; y en vez de responsabilizarse por los miles de viajeros que se quedaron tirados en los trenes, nos contará lo envidiable que es la red de alta velocidad española. Cuantos más escándalos se le acumulen, más hipótesis dejará abiertas para dispersar la atención.

La pregunta central que el presidente del Gobierno debe responder, que vale para la compra de armas a escondidas a Israel, lo mismo que para el apagón y para las averías en Renfe es si este Gobierno puede evitar o no que todo eso se vuelva a repetir. Si puede evitar que vuelva a pasar es que estaba en su mano evitar que pasara.

Hace dos semanas, es decir, hace un apagón y un colapso del AVE, el presidente accedió a ir al Congreso este miércoles para explicar sus planes de aumento de gasto militar. Ese se suponía que iba a ser el tema más peliagudo de su comparecencia. Debía justificar su compromiso de gasto de más de 10.400 millones para llegar al 2% del PIB en Defensa, sin el apoyo de sus socios. Parece que fue hace mucho, pero solo hace un apagón de esto.

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