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Un 'Supervivientes' de la corrupción
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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Un 'Supervivientes' de la corrupción

Como cada vez hay menos diferencias entre la telebasura y los escándalos en política, la estrategia del Gobierno se desmorona. Ante el morbo no hay polarización que valga

Foto: El exministro José Luis Ábalos, durante un pleno del Congreso. (EFE/Chema Moya)
El exministro José Luis Ábalos, durante un pleno del Congreso. (EFE/Chema Moya)
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A diferencia de los delitos, ni el bochorno ni el meme cuentan con la presunción de inocencia. Por eso es tan peligroso para el Gobierno el desfile por el prime time de la caricatura en forma de reality de algunos en los casos de corrupción que lo acorralan. De los sumarios se sale antes que del circo.

Hay riesgo de convertir la imputación de un exsecretario de Organización, dos, en un reality de Telecinco que frivolice demasiado, es verdad; puede que el espectáculo mediático de la semana le quite peso al desgaste institucional, cierto. Pero puede también que la corrupción convertida en show escandalice a una calle más pendiente de MasterChef que del telediario.

La fontanera Leire Díez en el Senado tiene peligro para el PSOE. Pero Leire Díez rajando en ‘Ana Rosa’ es otro nivel. El caso Ábalos-Koldo-Cerdán está a la espera del Supremo, pero también a la espera de la vuelta de la publicidad del especial de Telecinco en el que la exmujer del exministro está dispuesta a contar -cobrando- todo tipo de intimidades, además de a cuánta gente del Gobierno se las contó cuando Ábalos aún era mano derecha del presidente.

Y en esta España cada vez más polarizada, con un debate político que pierde altura al tiempo que gana imputados, no es verdad que haya dos Españas. Ni siquiera tres. Los moderaditos no abultamos demasiado. Y a los que la vida privada de la gente nos interesa menos que un sumario de la UCO, reconozcámoslo, somos minoría. Los que sí que tienen peso en la audiencia (la televisiva, no la Nacional) son los españoles a los que la información política les da igual. A cerca del 42% del país le interesa poco o nada, según el CIS.

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Sin embargo, a esa España ya ha llegado Leire Díez cargada de casquería. También el nombre de Cerdán en boca de la exmujer de Ábalos, a quien Carolina Perles acusa de ser el que metió a Koldo en su casa para controlar a su marido y de paso pagarle sus correrías con fajos de billetes enormes. A la España reality, la que no se va a enterar de la imputación de García Ortiz como no salga en Supervivientes, este otro caso ya no se le escapa.

Lo que hacía Ábalos con su dinero es cosa suya y lo que eso le pareciera a su mujer es cosa de la pareja, pero de dónde salía el dinero con el que el exministro de Transportes pagaba esas juergas que su ex detalló en prime time sí que es competencia de la UCO. Y de pronto interesa en TikTok.

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El salto de la política al vodevil, de las cloacas a la telerrealidad, de esa extraña mezcla entre Villarejo y Paco Porras que es Leire Díez, es un problema para el Gobierno que ha basado su defensa mediática en la polarización. Acusar de fachosfera a los jueces, a los medios y a todo aquel que persiguiera la corrupción de este Gobierno ha funcionado un tiempo como estrategia. Pero eso solo podría funcionar en entornos en los que pesa más la ideología que el espectáculo, no con esa España creciente a la que la política le da igual pero luego igual vota.

Y cuando la ex de Ábalos habla de Delcy con efectos especiales de fondo no hay polarización que valga, solo morbo. En los realities la única pericial que cuenta es la de la audiencia. Por eso el Gobierno tiene un problema cuando la vida privada de uno de los mayores casos de corrupción que lo acorrala pasa de los sumarios al cuché, porque ahí es cuando toda España se entera. Toda.

Los realities, en buena medida, se inventaron para desconectar. Pero como cada vez hay menos diferencias entre la telebasura y la política es difícil mirar para otro lado. Y así no hay forma ya de que los escándalos no desgasten al Gobierno.

A diferencia de los delitos, ni el bochorno ni el meme cuentan con la presunción de inocencia. Por eso es tan peligroso para el Gobierno el desfile por el prime time de la caricatura en forma de reality de algunos en los casos de corrupción que lo acorralan. De los sumarios se sale antes que del circo.

José Luis Ábalos
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