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Los negacionistas españoles del cambio climático
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Juan Carlos Escudier

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Los negacionistas españoles del cambio climático

Ni el primo de Rajoy ni el propio Aznar, que no tira de la familia para esas cosas, han podido refutar lo que es una evidencia

Ni el primo de Rajoy ni el propio Aznar, que no tira de la familia para esas cosas, han podido refutar lo que es una evidencia científica: el planeta se calienta, y por eso se derriten los hielos, aumenta la temperatura media del aire y de los océanos y asciende el nivel del mar. Un centenar de líderes mundiales, apoyados en las conclusiones de los 3.500 científicos que participan en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU, se han convencido de que dicho calentamiento ha sido provocado por la quema de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón, esto es, por el hombre, y para frenarlo están en Copenhague buscando la salida al laberinto de reducir las emisiones sin que afecte a sus economías.

 

Frente a ellos, un pequeño grupo de irreductibles estima que las causas del calentamiento, de ser cierto, están en la propia Naturaleza, que es caprichosa y friolera, y que los ecologistas se han inventado un cuento chino para devolvernos a la Edad de Piedra. Se les conoce como negacionistas, y entre ellos se encuentra el ex presidente español, quien debió de firmar en su día el protocolo de Kioto pensando que se trataba de un acuerdo para comprarle ordenadores a Toshiba y ahora expía su pecado.

Ni el primo de Rajoy ni el propio Aznar, que no tira de la familia para esas cosas, han podido refutar lo que es una evidencia científica: el planeta se calienta, y por eso se derriten los hielos, aumenta la temperatura media del aire y de los océanos y asciende el nivel del mar. Un centenar de líderes mundiales, apoyados en las conclusiones de los 3.500 científicos que participan en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU, se han convencido de que dicho calentamiento ha sido provocado por la quema de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón, esto es, por el hombre, y para frenarlo están en Copenhague buscando la salida al laberinto de reducir las emisiones sin que afecte a sus economías.