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Parar la oleada neomachista
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Verónica Fumanal

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Parar la oleada neomachista

En las últimas semanas, han aparecido sin parar comportamientos machistas en distintos grupos de edad y procedencia territorial

Foto: Foto: EFE/Kiko Huesca.
Foto: EFE/Kiko Huesca.
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¿De qué os quejáis si luego vais sin ropa por la calle? Es la respuesta de uno de los menores de Almendralejo (Extremadura) que modificaron fotos reales de sus compañeras mediante inteligencia artificial para falsearlas, haciendo que parecieran desnudos reales. Luego esas fotos fueron utilizadas para publicarlas en plataformas pornográficas, extorsionarlas y circularlas para mofa en distintos grupos de mensajería instantánea. Si alguien en esto no ve una oleada neomachista es que está ciego, y no hay más ciego que el que no quiere ver.

En las últimas semanas, han aparecido sin parar comportamientos machistas en distintos grupos de edad y procedencia territorial: grupos de menores en los que se cosificaba y vejaba a mujeres de distintas maneras, futbolistas que difundían vídeos de sexo consentido con una menor, ultras que intimidaban a madre e hija de raza negra por llevar una camiseta del equipo contrario, besos y tocamientos de culo no consentidos de forma pública y ante el objetivo de una cámara. Esto se une a la oleada de violaciones en grupo de menores en Palma, Badalona, Logroño, Magaluf, Monforte de Lemos, Ceutí, Ferrol, Sevilla, Tenerife…

Foto: El Jefe del Grupo de Protección al Menor de la Unidad Central de Ciberdelincuencia, Javier Izquierdo, tras lo ocurrido en Almendralejo. (EFE)

El pasado 24 de septiembre, otra mujer de 30 años fue asesinada en Madrid a puñaladas en un rellano, la número 49 si se confirma que fue una asesinada por violencia machista. Esta víctima iguala ya a las asesinadas en todo 2022, cuando aún quedan tres meses para acabar el año 2023, augurando un año negro para la violencia machista.

Un estudio realizado por Unicef España en colaboración con la Universidad de Sevilla a principios de año alertaba de la disminución de la preocupación de los jóvenes españoles por las desigualdades, el machismo y la violencia machista. En el año 19-20, el machismo era situado como el primer problema por un 89,1%, ahora está en la decimotercera posición (75,1%).

Foto: La Policía científica en uno de los asesinatos machistas. (EFE/Andreu Esteban)

Las evidencias son clamorosas: desde que en 2018 el feminismo en España hiciera la mayor demostración de fuerza y transversalidad de la historia, los guardianes del machismo se pusieron manos a la obra. Comenzaron a trabajar, bien subvencionados por lobbies religiosos ultra y conservadores, el contra-relato de la igualdad, resignificando la palabra feminismo para convertirla en una palabra negativa, digna de ser cuestionada.

Desde entonces, han pasado cinco años en los que gota a gota, discurso a discurso, se ha inoculado un contra-relato que atenta contra el feminismo como si esta palabra representara lo contrario del machismo: la supremacía de la mujer sobre el hombre. Para ello, se dotaron de argumentos falaces y constructos mentirosos como las supuestas denuncias falsas que las malas mujeres utilizan para poner en la cárcel a hombres buenos.

El feminismo pasó a ser desautorizado como una “ideología de género”, que era lo mismo que asumir que todos los que lo defendíamos queríamos ir en contra de los hombres y sus derechos. Y para más injuria, empezaron a dividir al movimiento feminista, con la connivencia de algunos grupos de interés, con argumentos insultantes y casos que siempre estaban manipulados sobre mujeres que no lo eran y que querían serlo para tener ventajas en la vida. Cuando lo que estamos denunciando es justo lo contrario: ser mujer, automáticamente, te hace la vida más complicada.

Mientras las mujeres y los hombres feministas se dividieron en debates esencialistas, el machismo iba ganando más y más terreno. Los asesinatos machistas ya no se condenaban con la misma contundencia, rompiendo consensos institucionales. El porno y sus tentáculos comunicativos ganaban espacio socializando a nuestros jóvenes en lo que debe ser el sexo, bajo el argumento de que la educación obligatoria y pública no debe entrometerse en la vida privada de nuestros hijos. El racismo ampliaba su base de acción acusando a los migrantes de ser los únicos que violan y matan a las mujeres. La igualdad salarial dejaba de ser una meta en las políticas públicas, retrocediendo a argumentos falaces superados de que la que es buena llega. La corresponsabilidad volvía a ser una quimera porque los estereotipos se están fortaleciendo. Comportamientos machistas públicos se defendían acusando a mujeres de niñatas.

Foto: Imagen de Tumisu en Pixabay. Opinión

El machismo viene de fábrica, el feminismo hay que aprenderlo asumiendo que sin quererlo todos y todas hemos sido alguna vez, o seguimos siendo, agentes activos del machismo estructural que continúa perpetrando la superioridad del hombre sobre la mujer. Los avances en nuestro país son innegables, tanto como que vivimos una era neomachista a la que están sucumbiendo muchos jóvenes, hombres y mujeres, asumiendo comportamientos viejos agravados con las nuevas tecnologías.

Está demostrado, el debate punitivo es inocuo. Si un menor de edad justifica la vejación de las mujeres con argumentos de hace 50 años, a pesar de los avances legislativos a favor de la protección de las mujeres, es que da igual que existan leyes para frenar el machismo, porque es la misma estructura patriarcal la que hace que las mujeres no denuncien, la que hace que se vitupere a las mujeres que se atreven a denunciar, la que hace que la interpretación de la ley suela ser condescendiente con el hombre y la que hace que una víctima sea juzgada con más violencia que el propio verdugo. Vaya, que no valga la pena denunciar.

Foto: Investigan un chat de menores 4.º de la ESO en Cantabria con vídeos pedófilos y violentos. (EFE/Celia Agüero Pereda)

La única solución para que la igualdad sea efectiva es que todos y todas adquiramos una visión feminista que implica asumir que hombres y mujeres no somos biológicamente iguales, pero tenemos el derecho a ser legal, social y culturalmente iguales. Este cambio será el más transformador de nuestra historia, pero es tremendamente difícil porque empieza en lo cultural, pasa por lo educativo, lo social y se acompaña de lo institucional y legal. Y porque ahora tienen legitimidad electoral discursos machistas como los de Vox que suponen un retroceso tan dañino como irrecuperable.

Una oleada neomachista está asolando esta sociedad, solo un tsunami feminista puede pararlo. Y ese sí está en nuestra mano

No podemos devolverles la vida a las mujeres asesinadas. No podemos devolverles sus relaciones sexual-afectivas a las mujeres violadas. No podemos devolver su adolescencia feliz a las niñas que han sido desnudadas por inteligencia artificial. No podemos devolver la despreocupación a todas las víctimas que un día lo fueron y callaron. No podemos devolver su inocencia a todos los hombres que por falta de una educación y cultura en igualdad fueron machistas pensando que era lo normal, que tenían derecho a hacerlo y fueron condenados por ello. Una oleada neomachista está asolando esta sociedad, solo un tsunami feminista puede pararlo. Y ese sí está en nuestra mano.

¿De qué os quejáis si luego vais sin ropa por la calle? Es la respuesta de uno de los menores de Almendralejo (Extremadura) que modificaron fotos reales de sus compañeras mediante inteligencia artificial para falsearlas, haciendo que parecieran desnudos reales. Luego esas fotos fueron utilizadas para publicarlas en plataformas pornográficas, extorsionarlas y circularlas para mofa en distintos grupos de mensajería instantánea. Si alguien en esto no ve una oleada neomachista es que está ciego, y no hay más ciego que el que no quiere ver.

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