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Las claves ocultas del Consejo de Gobierno
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Verónica Fumanal

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Las claves ocultas del Consejo de Gobierno

Se había especulado mucho sobre la profundidad de los cambios y el porqué de estos, pero ahora, ya con las carteras asignadas, podemos intuir algunas de las jugadas

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (Reuters/Susana Vera)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (Reuters/Susana Vera)
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El nuevo Gobierno ya tiene nombres y apellidos. De nuevo, se cumple la máxima de que los que figuran en las ternas se quedan en ellas. Se había especulado mucho sobre la profundidad de los cambios y el porqué de estos, pero ahora, ya con las carteras asignadas, podemos intuir algunas de las jugadas que están detrás de los nombramientos del estratégico Sánchez.

Montero, control ideológico de la economía

El ascenso de Montero podría tener una lógica, controlar la ortodoxia socialista en un Gobierno que dentro de unas pocas semanas tendrá otra dirección. Todo apunta a que, una vez Nadia Calviño sea fichada por el Banco Europeo de Inversión, será sustituida por José Luis Escrivá, que ayer dejaba el Ministerio de Seguridad Social para asumir una parte del que tenía en el pasado Calviño, Transformación Digital. La jugada sería la siguiente: Escrivá asumiría el Ministerio de Economía que se fusionaría de nuevo con Trasformación Digital, pero controlado por la vicepresidencia de Montero.

Foto: María Jesús Montero y Nadia Calviño se abrazan. (EFE/Mariscal)

De esta manera, Montero, mano derecha de Sánchez, tendría un rango ministerial superior al de Escrivá, que, aunque es buen técnico, adolece de la parte más política y, sobre todo, de la ideológica, que estaría controlada por la vicesecretaria del PSOE. Además, Escrivá ha protagonizado varios episodios polémicos en los que difería de la pauta comunicativa dictada por la Moncloa. Con la superioridad orgánica e institucional de la andaluza, en el futuro podrá controlarlo o desautorizarlo sin problemas.

Marlaska, en momentos revueltos no se hacen mudanzas

Fernando Grande-Marlaska ha sido un asiduo en las quinielas del Monclexit desde que su gestión con los más de 100 fallecidos en la valla de Melilla en junio de 2022 supusiera la crítica de propios y ajenos. El juez aparecía dibujado como un perfil quemado, falto de la iniciativa política necesaria en un ministerio de Estado, el de Interior, que además aglutina a sectores muy críticos con el Gobierno. Entonces, ¿por qué revalidaría la confianza del presidente? En primer lugar, porque él asumió en primera persona el precio que Marruecos impuso a España tras las incidencias de faltas de confianza. Marlaska defendió a los gendarmes marroquíes, diciendo que no había habido ninguna masacre. Su permanencia en el Consejo de Ministros garantiza que Marruecos siga considerando a España un socio fiable, al compartir responsabilidades en uno de los capítulos más negros de la valla de Melilla.

Su permanencia en el Consejo de Ministros garantiza que Marruecos siga considerando a España un socio fiable

Otro aspecto que ha podido mantener a Marlaska en su puesto son los ataques a las sedes del PSOE y, por ende, al Cuerpo Nacional de Policía, que está siendo atacado por los grupos ultras que se manifiestan. En un momento en que se está cuestionando la labor de los antidisturbios, con ejemplos tan vergonzosos como el de Ortega Smith cuestionando un operativo y desautorizando a la policía, pudiera ser peligroso poner al frente a alguien que no tenga todas las claves de un ministerio con tantas aristas.

Alegría, Rodríguez, Morant y Puente, piezas territoriales

Tras el resultado de las elecciones autonómicas del 28 de mayo, el PSOE podría afrontar una renovación de sus líderes territoriales para enfrentar las tareas de oposición y el reto de recuperar algunas autonomías fundamentales. Como ya hizo con Salvador Illa, Sánchez podría valorar la posibilidad de que Pilar Alegría, Isabel Rodríguez, Diana Morant y Óscar Puente pudieran repetir al frente de las listas electorales, pero esta vez como cabezas de cartel en las autonómicas, lo cual no tendría por qué significar la dirección orgánica en esos territorios.

Foto: Pilar Alegría, nueva ministra de Deporte. (Fernando Sánchez/Europa Press)

Resulta curioso que, a puertas de las elecciones gallegas y vascas, Sánchez haya prescindido de la posibilidad de poner a algún dirigente de estas comunidades en el Consejo de Gobierno para aumentar la presencia e importancia de las agendas de sendas comunidades y así reforzar las campañas desde la Moncloa. En esa misma clave, el PSC ha visto mermada su representación pasando de dos a un solo miembro en el Consejo de Ministras y Ministros. Jordi Hereu ostentará una de las carteras más importantes con la gestión de los fondos Next Generation. Exalcalde de Barcelona, Sánchez copia la jugada que Zapatero hizo con Joan Clos.

Deportes junto con Educación, otra vez

Fruto de la casualidad, la cartera de Deportes ha sido simbólica para el feminismo. La victoria de la Selección española de fútbol femenino y los episodios relacionados con Rubiales y el machismo estructural de la Federación podrían tener mucho que ver con la reconfiguración del nuevo ministerio, fusionando de nuevo Educación y Deportes. Pilar Alegría se hará cargo de todos los retos que tiene el deporte femenino, en particular, de la posgestión del caso Rubiales y sus consecuencias. Este ha sido inhabilitado por tres años, pero sus largos tentáculos siguen en el fútbol y se deberán vigilar en las próximas elecciones de la Federación.

Igualdad vuelve al PSOE

La cartera de Igualdad supuso en la pasada legislatura un quebradero de cabeza para el presidente y para su partido. Lejos de ser un ministerio utilizado como ariete contra los retrocesos de la extrema derecha, supuso un elemento de ruptura entre las feministas y dentro de la izquierda. Recuperar este ámbito para el PSOE era importante para el partido, pero, sobre todo, para aunar de nuevo a todo el movimiento frente a los retrocesos argumentales y políticos que impone Vox, ante la pasividad del PP, ahí donde gobiernan. Poner a una ministra muy significada en cualquiera de las facciones hubiera supuesto ahondar en la brecha y decantarse. Sin embargo, Ana Redondo es una ministra con sólida formación jurídica y casi desconocida para el feminismo; algo que puede parecer negativo, pero que en este caso puede ser bueno, porque no está condicionada por ninguno de los sectores enfrentados tras la gestión de Irene Montero. Ana Redondo tendrá que resetear el ministerio y lo puede hacer sin ataduras.

El nuevo Gobierno ya tiene nombres y apellidos. De nuevo, se cumple la máxima de que los que figuran en las ternas se quedan en ellas. Se había especulado mucho sobre la profundidad de los cambios y el porqué de estos, pero ahora, ya con las carteras asignadas, podemos intuir algunas de las jugadas que están detrás de los nombramientos del estratégico Sánchez.

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