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Verónica Fumanal

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Hombres corruptos

Bien sea por un porcentaje estadístico, bien sea por una cuestión de habilidad, bien sea por una forma más honesta de entender lo público, cuesta encontrar a mujeres condenadas por corrupción

Foto: El exiministro de Transportes y diputado del PSOE José Luis Ábalos. (Europa Press/Pérez Meca)
El exiministro de Transportes y diputado del PSOE José Luis Ábalos. (Europa Press/Pérez Meca)
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La mayoría de las organizaciones políticas de este país están lideradas por hombres. Debe ser por ello, que la mayoría de los casos de corrupción están protagonizados por ellos. Tramas que siempre son lo mismo: cargos que, aprovechándose de su posición de poder, se enriquecen ilícitamente y ayudan a que sus amigos también lo hagan. Esos hombres corruptos suelen disfrutar, mientras no les pillan, no solo del dinero y el poder que nos roban a sus conciudadanos, los mismos que los elegimos para representarnos, sino que además suelen tener querencia por explotación de mujeres y el consumo de sustancias.

Así que la primera conclusión es obvia. Bien sea por un porcentaje estadístico, bien sea por una cuestión de habilidad, bien sea por una forma más honesta de entender lo público, cuesta encontrar a mujeres condenadas por corrupción. Me vienen a la cabeza las condenas de Ana Mato o Antònia Ordinas y varias imputadas por la Gürtel o los ERE. Así que no se me enajenen los señoros, claro que las hay, como primeras ministras en el mundo… Pero cuesta mucho encontrarlas.

Todavía hay muy pocas mujeres líderes y tiene una explicación. Las teorías del liderazgo que han analizado las barreras que tenemos las mujeres a la hora de alcanzar los puestos de responsabilidad versan sobre los estereotipos que padecemos a la hora de ponernos al frente de las organizaciones. Básicamente, afirman que a las personas cuando pensamos en un líder se nos viene a la cabeza un hombre, blanco, encorbatado, de mediana edad. A esta teoría se le llama thinklider- thinkmale.

Sin embargo, no se han dado cuenta de que resulta tremendamente habitual ver a mujeres gestionar crisis reputacionales. La lógica que aplica es la siguiente: ponemos a una mujer a dar la cara en esta situación y, si sale mal, es ella quien capitaliza el error, y si sale bien, además la organización se hace un pinkwashing. Esta forma de proceder es mucho más habitual de la que parece y también tiene un nombre: thinkcrisis- thinkfemale.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Jalal Morchidi)

Resulta muy duro tener que ver cómo a las mujeres les cuesta tanto llegar a puestos de responsabilidad, pero les resulta muy fácil tener que dar la cara en las gestiones de crisis; y el último episodio lo tenemos en el caso Koldo. Desde que aparecieran las informaciones el pasado miércoles, la mayoría de las personas que han dado la cara por parte del PSOE para exigirle la salida a Ábalos por su responsabilidad política, que no judicial, han sido mujeres. La primera fue María Jesús Montero, la segunda fue Pilar Alegría y la tercera y definitiva, en nombre de la ejecutiva federal, Esther Peña. Es cierto que Pedro Sánchez no eludió el tema en el discurso ante la internacional socialista el pasado sábado. Pero son un tres a uno. Ganan las mujeres por goleada.

Esther Peña es una recién llegada a su puesto de responsabilidad federal. Verla dar un ultimátum a todo un exsecretario de Organización y exministro del PSOE fue todo un golpe de realidad. Su única responsabilidad es la portavocía, no tiene más competencias o poderes que salir ante los medios de comunicación y trasladar un mensaje. Y ya se sabe eso de matar al mensajero.

Además, en este caso, la tensión entre Ábalos y el PSOE no augura una salida fácil ni rápida

Además, en este caso, la tensión entre Ábalos y el PSOE no augura una salida fácil ni rápida. Si ambas partes hubieran llegado a un acuerdo, no se habría dado un ultimátum al exministro responsable del ascenso de Koldo García. Él mismo habría dado la noticia como un gesto de responsabilidad personal y política con la militancia y con la ética. Ahora no. Ahora ya solo le queda irse porque si no, lo echan. No hay final feliz posible. Ni win-win. Solo queda la reducción de daños.

Veremos cuántos capítulos le quedan al caso Koldo y qué implicaciones tiene para los socialistas y para el Gobierno de España. Sin embargo, considero tremendamente desafortunado que fueran hombres los que cometieron los presuntos delitos de corrupción, que sean hombres los máximos responsables políticos y orgánicos socialistas y que sean mujeres las que mayoritariamente sean expuestas para afrontar públicamente la crisis.

La mayoría de las organizaciones políticas de este país están lideradas por hombres. Debe ser por ello, que la mayoría de los casos de corrupción están protagonizados por ellos. Tramas que siempre son lo mismo: cargos que, aprovechándose de su posición de poder, se enriquecen ilícitamente y ayudan a que sus amigos también lo hagan. Esos hombres corruptos suelen disfrutar, mientras no les pillan, no solo del dinero y el poder que nos roban a sus conciudadanos, los mismos que los elegimos para representarnos, sino que además suelen tener querencia por explotación de mujeres y el consumo de sustancias.

José Luis Ábalos PSOE
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