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El cansancio de Feijóo y de su electorado
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Verónica Fumanal

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El cansancio de Feijóo y de su electorado

Dentro de esta estrategia de manifestaciones sucesivas podrían decidir ir a otras capitales para extender la ola antigubernamental, pero son conscientes de que en el resto de España el clima anti-Sánchez no está tan exaltado

Foto: Feijóo y Montserrat, en un mitin en Barcelona. (Europa Press/Alberto Paredes)
Feijóo y Montserrat, en un mitin en Barcelona. (Europa Press/Alberto Paredes)
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El PP de Núñez Feijóo acusa el cansancio de tener mucho poder territorial, pero poca influencia nacional. Ser el eterno ganador, pero no llegar al pódium genera un cansancio emocional y político poco soportable que se hace eterno cuando parece que está a punto tocar, pero no llega y las metas no dejan de ser volantes. Hoy el PP está de nuevo en la calle, con una movilización que pretende ser una nueva imagen del descontento contra Sánchez. Pero la estrategia del "antisanchismo" tiene el recorrido que tiene y el PP empieza a estar entre la espada de Vox y la pared del PSOE, atrapado en una promesa de victoria que no se materializa y sin más relato que este, que parece no ser suficiente.

Hoy en la calle, Feijóo volverá a sentir el subidón de la masa. Pancartas, gritos, consignas, Ayuso de telonera y Sánchez como enemigo a batir. El PP es un partido con una gran capacidad de movilización madrileña, de hecho, dentro de esta estrategia de manifestaciones sucesivas podrían decidir ir a otras capitales para extender la ola antigubernamental, no obstante son conscientes de que en el resto de España el clima anti-Sánchez no está tan exaltado. El domingo la manifestación será un éxito de gente, pero el lunes Feijóo despertará con el BOE en manos de un PSOE que está emocionalmente fuerte con la victoria catalana de Illa frente a Puigdemont, todavía en la retina del votante.

Una manifestación es el mejor mitin de campaña para las elecciones europeas. En las cuñas que el PP ha pagado en los medios de comunicación más proclives a movilizarse se escucha que estarán Almeida, Ayuso y Feijóo, nada de Dolors Montserrat, de la que Feijóo presumía en los comicios al Parlament, que era catalana de pura cepa. Ahora estamos en Madrid, esto ya no vende, y aunque ella es la candidata, qué más da, si de lo que se trata es de hacer una manifestación para intentar atenuar la posible desmovilización del electorado conservador hastiado de votar contra Sánchez para que siga en el poder. Para el presidente del PP, esto de las Europeas va de ir contra el PSOE, de tener otra victoria moral con la que apuntalar un liderazgo discutido y discutible.

El PP lleva una semana intentando salir de la pinza PSOE-Milei, Vox es el invitado premiado por esta confrontación, pero sin duda, todo el mérito es del presidente argentino que con tal de mantener su imagen de bocazas bravucón está dispuesto a enemistar a su país con todos los países gobernados por los "zurdos" como los llama él despectivamente. Feijóo está sumido en el dilema del prisionero, si se alinea con el gobierno para defender la imagen pública de España frente al exterior, Vox le acusa de sanchista. Si, por el contrario, se alinea con Milei, legitima el discurso de ultraderecha antiinstitucional, algo que lo desposiciona de su vocación de partido moderado. Y precisamente ese es el principal problema del PP, que si sigue mirando a Vox y siendo preso del miedo a que lo acusen de sanchista, cada vez se parecerá más a quienes están dispuestos a llegar: más rápido, más alto y más fuerte que ellos.

Foto: "Yo soy el león": la actuación musical de Milei cantando 'Panic Show' con cambio de letra e insultos a Pedro Sánchez en Buenos Aires (Europa Press/Matías Baglietto)

Pero el miedo a los ultras, no es una cuestión estrictamente nacional. Ursula von der Leyen en un debate sobre la Unión Europea hizo un giro copernicano a la estrategia de los populares europeos, tendiendo la mano a Georgia Meloni. La primera ministra italiana dijo en un mitin de Vox en Andalucía: "sí a la familia natural, no al lobby LGTBI, sí a la identidad sexual, no a la ideología de género, sí a la cultura de la vida, no a la cultura de la muerte (…), no a la violencia islamista". Este giro estratégico de los populares europeos se debe a que esperan poder tomar prestados los eurodiputados de Meloni para salvar los muebles en las próximas elecciones. Pero lo cierto, es que esta nueva estrategia rompe con el cordón sanitario que había mantenido arrinconados a los ultras en las esquinas de los indeseables.

Feijóo es el pionero en alcanzar acuerdos y pactos de coalición con la extrema derecha en toda Europa. Fue España el primer lugar europeo en el que se rompió el cordón sanitario que ahora podría hacer aguas si el grupo popular europeo finalmente los necesita para mantener su status en Bruselas. El miedo al adversario electoral les hace tomar decisiones como la de mimetizar su discurso xenófobo en materia migratoria, dejar de defender el feminismo y adoptar posiciones machistas acabando con las políticas contra la violencia machista o empezar a poner en cuestión políticas contra la crisis climática o la memoria histórica.

"El miedo al adversario electoral les hace tomar decisiones como la de mimetizar su discurso xenófobo en materia migratoria"

La manifestación de Madrid es otro signo de miedo a Vox. El partido ultra hizo de la calle uno de sus principales bastiones al no tener espacios de representación institucional. Pero el PP sí las tiene. Los populares gobiernan la mayoría de las CCAA, nunca antes tuvieron tanto poder municipal, ostentan la mayoría absoluta en el Senado y tienen una mayoría de bloqueo para no dejar renovar instituciones como el Consejo General del Poder Judicial. El problema del PP de Feijóo es que no hay estrategia, ni un proyecto alternativo con el que poder ir seduciendo a una masa cada vez mayor del electorado.

Se han conformado con poder movilizar a todo el antisanchismo, que suma lo que suma, pero no suma lo suficiente para llegar a la Moncloa. Esta falta de dirección y narrativa propia, que no suene a Vox, que no utilice sus tácticas, es imprescindible para alcanzar la mayoría suficiente del electorado, ese que no se moviliza a la contra, sino a favor. Si el único mensaje es sacar a Sánchez, el 28M, el 23J, en las gallegas, vascas, catalanas, europeas, quien gana es Sánchez, porque ninguna de esas contiendas sirvió para el propósito que proponías. Y remar y no llegar, al final cansa.

El PP de Núñez Feijóo acusa el cansancio de tener mucho poder territorial, pero poca influencia nacional. Ser el eterno ganador, pero no llegar al pódium genera un cansancio emocional y político poco soportable que se hace eterno cuando parece que está a punto tocar, pero no llega y las metas no dejan de ser volantes. Hoy el PP está de nuevo en la calle, con una movilización que pretende ser una nueva imagen del descontento contra Sánchez. Pero la estrategia del "antisanchismo" tiene el recorrido que tiene y el PP empieza a estar entre la espada de Vox y la pared del PSOE, atrapado en una promesa de victoria que no se materializa y sin más relato que este, que parece no ser suficiente.

Partido Popular (PP) Alberto Núñez Feijóo
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