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La nueva pifia electoral de Feijóo
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Verónica Fumanal

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La nueva pifia electoral de Feijóo

Feijóo vuelve a cometer errores que durante la campaña electoral son fatales. Esa mayoría que él veía para mudarse a la Moncloa, es la misma con la que coquetea para sacar adelante una moción de censura

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en un mitin para las elecciones europeas. (EFE/Cati Cladera)
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en un mitin para las elecciones europeas. (EFE/Cati Cladera)
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Últimos días de campaña electoral y Feijóo sigue infalible en el error. Ayer, en una entrevista con Susanna Griso en 'Espejo Público', abrió por primera vez la puerta a impulsar una moción electoral con los votos de Puigdemont, algo que habían negado hasta el momento. Este viraje en su mensaje político es un nuevo volantazo de un partido que parece no saber cómo batir a un Sánchez que sigue recortando distancias en las encuestas ante la nueva meta volante: las elecciones europeas de este próximo domingo.

¿Error o movimiento táctico? No sé si ninguno puede contestar con seguridad a esta pregunta. Lo cierto es que Feijóo va a utilizar los próximos días de la campaña para desdecirse, matizarse, aclarar una polémica que no le suma ni un voto, al revés, mientras el PSOE tiene una estrategia clara: la concentración del voto para parar en Europa a los ultras de Abascal, Meloni, Orbán, Le Pen. Además, de igual modo, que, en el 2019, Sánchez tuvo la foto de Colón que visibilizaba lo que se le llamó el trifachito; en el 24, Vox le regaló un pabellón de Vistalegre, repleto hasta los topes para ver al que inventó eso de “zurdos” y “carajo”, el líder de la internacional ultra: Milei.

Feijóo vuelve a cometer errores que durante la campaña electoral son fatales. Si en la gallega en un off con periodistas afirmó que valoró durante 24 horas la amnistía y que esta no era inconstitucional, en los comicios europeos, justo cuando las encuestas enfrían sus opciones de batir al sanchismo, vuelve a coquetear con la posibilidad de pactar con Junts, en la semana en que se publicará la ley de amnistía en el BOE.

Hay voces que consideran que esto no son errores de Feijóo, ni siquiera se tratarían de esos lapsus que, según Freud, dejarían entrever los verdaderos deseos del subconsciente. Algunos analistas consideran que todos estos mensajes velados tratarían de generar señales de confianza para aproximarse a Junts y así poder recuperar para el futuro el buen entendimiento que PP y CiU demostraron en los pactos del Majestic y que llevaron en volandas a José María Aznar a la Moncloa. Solo que en los 90, Abascal militaba en el PP y Vox no existía.

Foto: Alberto Núñez Feijóo, en un acto de campaña en Valencia. (EFE/Morell)

Pero, aun considerando que esto fuera parte de la estrategia de Feijóo de nadar, con Vox, y guardar la ropa, con Junts, alguien debería pensar que hacerlo a seis días de una votación y a una semana de haber convocado una manifestación contra la amnistía no tiene mucho sentido, porque genera dudas sobre la solidez de los planteamientos. Decir lo uno y lo contrario, con tanta contundencia pueden parecer las brazadas del ahogado que desesperado juega a decirlo todo, cuando lo que se consigue es no decir nada.

El pasado 29 de abril, justo el día que Sánchez volvía de su periodo de reflexión, Feijóo, en la rueda de prensa en Génova en la que valoraba el último giro de guion del líder socialista, fue preguntado por la posibilidad de la moción de censura. El presidente del PP dijo que no, porque Sánchez había comprado el apoyo de sus socios. Justo para esa fecha, ya había empezado la campaña de las elecciones catalanas, en las que Feijóo evitó a toda costa hablar de amnistía o del 'procés'. Se dedicó en todos los mítines y entrevistas a mimetizar el discurso xenófobo de Vox equiparando migración y delincuencia.

Foto: Feijóo en la manifestación del domingo. (Europa Press/Alberto Ortega) Opinión
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Tras las elecciones catalanas, Feijóo retoma el discurso contrario a la amnistía y convoca una manifestación en la madrileña Puerta de Alcalá. Antes de que empezara el evento, el 'speaker' que animaba el acto dijo “que grite la gente en contra de la amnistía” y las decenas de miles corearon al unísono. La ley de amnistía se aprobó la semana pasada, y tras unos días Feijóo ya abre las puertas a negociaciones con Junts para activar el mecanismo de la moción de censura.

Feijóo sigue manteniendo que no es presidente porque no quiere. Esa mayoría que él veía para mudarse a la Moncloa, es la misma con la que coquetea para sacar adelante una moción de censura, y servidora, sigue sin verla. Vox y Junts son incompatibles, no desde el punto de vista ideológico, en la que podrían compartir planteamientos respecto a la migración, a la economía, incluso a ese tradicionalismo rancio que mira al pasado para generar futuro. Sin embargo, les separa un océano en el eje nacional: Vox quiere la supresión del título octavo de la constitución, Junts acabar con ella, separarse del conjunto del Estado y proclamar la independencia de Cataluña. Y aunque a ambos partidos la Constitución les moleste por igual, su concepción de lo que significa ser catalán imposibilita esa moción de censura con la que podría soñar Feijóo.

Últimos días de campaña electoral y Feijóo sigue infalible en el error. Ayer, en una entrevista con Susanna Griso en 'Espejo Público', abrió por primera vez la puerta a impulsar una moción electoral con los votos de Puigdemont, algo que habían negado hasta el momento. Este viraje en su mensaje político es un nuevo volantazo de un partido que parece no saber cómo batir a un Sánchez que sigue recortando distancias en las encuestas ante la nueva meta volante: las elecciones europeas de este próximo domingo.

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