Takoma
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El problema para la defensa de Taiwán que pronto se extenderá a otros países
La isla tiene problemas para reclutar militares y ya hay escasez de pilotos. Las autoridades plantean reclutar mujeres y alargar el servicio militar. Las previsiones demográficas son desastrosas
Se han publicado en las últimas semanas muchos pronósticos acerca de lo que ocurriría si Taiwán fuese invadida algún día por China. Sobre la entrada de Estados Unidos en el conflicto, pero también sobre la capacidad de la isla para resistir las primeras embestidas gracias a su sistema de defensa antiaéreo y a la llamada 'estrategia del erizo', que consiste en resistir haciendo el máximo daño posible.
Hay algo que se suele dejar fuera de los análisis y que los diplomáticos llevan años advirtiendo: las desastrosas proyecciones demográficas de la isla. En Taiwán viven algo más de 23 millones de personas en uno de los territorios más densamente poblados del mundo. Lo que preocupa no es que haya demasiada gente para tan poco terreno. El problema es el contrario: que cada vez hay menos y que cada vez son más viejos. En 2011, el Ministerio de Defensa taiwanés describió el asunto como “el preocupante secreto de nuestra defensa nacional”.
Taiwán aparece en varias clasificaciones como el lugar con las peores tasas de fertilidad de todo el mundo (en torno a un hijo por mujer de media). Su Gobierno es, además, uno de los primeros en experimentar los desafíos que ello conlleva. Van algunos datos. La esperanza de vida se ha disparado y se encuentra entre las más altas de Asia (81 años). A pesar de ello, en 2020 empezaron a perder población. En concreto, se registraron 173.156 fallecimientos y 162.249 nacimientos. Esto, en un país donde la inmigración es anecdótica, significa que lo que está por venir es un auténtico desplome.
El hundimiento demográfico y el envejecimiento acelerado entrañan riesgos enormes para cualquier país. Pero mucho más para un país en peligro. Taiwán es uno de esos territorios que, como Israel, Polonia o Corea del Sur, han organizado su sociedad en torno a una amenaza existencial. Desde 1949 hasta 2008, el servicio militar obligatorio se alargaba entre dos y tres años. Luego pasó a un año y en 2013 se convirtió en un simple entrenamiento de cuatro meses.
Actualmente, el taiwanés es un ejército profesionalizado en el que los reclutas juegan un papel auxiliar y menguante. En 2010, el número de hombres en edad de hacer el servicio militar ascendía a 123.465, una cifra que se espera que caiga por debajo de los 75.000 en 2025. El modelo está en constante revisión y el tema vuelve a ponerse de actualidad cada vez que hay una crisis con Pekín. Es un tema que ocupa a los taiwaneses, pero también a sus aliados. Mark Esper, secretario de Defensa con Donald Trump, recomendó en una entrevista a mediados de julio que se recupere la mili “superior a un año” y que su obligatoriedad se extienda a las mujeres.
Varias encuestas recientes subrayan que la población de la isla empieza a pensar en términos parecidos. Un estudio del canal TVBS situaba en el 58% el apoyo al reclutamiento de mujeres, y un 80% se mostraba partidario de que la duración del servicio militar se triplique o cuadruplique. En marzo, otra encuesta resaltaba que el 70% de los taiwaneses está dispuesto a ir a la guerra para defender la isla de una invasión. La evolución es significativa: en diciembre del año anterior, el ardor guerrero no superaba el 40%.
Los cálculos demográficos están en el centro del asunto. Primero, porque la decisión de acortar el servicio militar estuvo motivada, entre otras cosas, por la necesidad de liberar mano de obra para sectores productivos que permitiesen aliviar la escasez de jóvenes en el mercado de trabajo. Segundo, porque las Fuerzas Armadas taiwanesas cada vez tienen más problemas para atraer trabajadores. Y tercero, porque el Estado está obligado a destinar más y más recursos a los mayores, al tiempo que se reduce el número de contribuyentes con los que financiar su Ejército.
El culto a la educación y a desarrollar una carrera profesional exitosa fundamenta el notable desempeño económico taiwanés. Pero, al mismo tiempo, ha contribuido a tumbar los datos demográficos —casi un 40% de las jóvenes asegura no tener ningún interés en formar una familia—. Pero, además, ha alejado a los hombres de la vida militar. Enrolarse en las Fuerzas Armadas en un territorio amenazado por una superpotencia atómica no es una opción muy atractiva. Aún menos en un país con altas tasas de educación superior y grandes oportunidades laborales.
Un ejemplo elocuente de todo lo anterior es lo que ha ocurrido con los pilotos de avión, cuya escasez ha motivado titulares en las últimas semanas. Las Fuerzas Armadas son incapaces de formar suficientes pilotos para manejar los aviones de combate adquiridos. Un trabajo de Bloomberg achacaba el problema a dos factores: la demografía y la miopía. Sucede que alrededor del 80% de los estudiantes universitarios sufre de lo segundo, debido a las largas horas de clase y los altos niveles de tiempo de pantalla en dispositivos electrónicos. En respuesta a la escasez de alumnos, las escuelas de vuelo han comenzado a aceptar estudiantes con calificaciones académicas más bajas. Las Fuerzas Aéreas también han relajado las reglas, e incluso han llegado a ofrecer cirugía ocular correctiva en algunos programas de entrenamiento.
Como sucede con muchas otras derivadas del ‘invierno demográfico’, lo que ahora es un problema en Taiwán lo será pronto en muchos otros países.
Se han publicado en las últimas semanas muchos pronósticos acerca de lo que ocurriría si Taiwán fuese invadida algún día por China. Sobre la entrada de Estados Unidos en el conflicto, pero también sobre la capacidad de la isla para resistir las primeras embestidas gracias a su sistema de defensa antiaéreo y a la llamada 'estrategia del erizo', que consiste en resistir haciendo el máximo daño posible.