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Nadie quiere leer el 'New York Times' en español y todo lo que eso significa
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Ángel Villarino

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Nadie quiere leer el 'New York Times' en español y todo lo que eso significa

Los grandes medios de comunicación estadounidenses han intentado una y otra vez lanzar ediciones en español. Todas fracasan y, con ellas, nuestros delirios de grandeza

Foto: Imagen: Pixabay/jairojehuel.
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El Washington Post acaba de fulminar sus dos ediciones en español (Post Opinión y pódcast), siguiendo la estela del New York Times, que hizo lo propio en septiembre de 2019. En realidad, es la misma historia que se repite una y otra vez: una prestigiosa empresa de comunicación norteamericana se lanza a la aventura en busca de esa fantasía llamada mercado latino y, al cabo de unos años, decide abandonarla. A lo largo de las décadas, lo han intentado todos y lo han intentado todo: cadenas de periódicos, canales de televisión, versiones traducidas, versiones originales, asociaciones con medios latinoamericanos… Al final, la conclusión es siempre la misma: el mercado es muy pequeño, no hay apenas interés, ni tampoco hay mucho dinero.

Durante algún tiempo, parecía que sí. Univisión (que emite en español, al igual que Telemundo) pasó algunos años mirando de tú a tú al resto de canales gringos, e incluso se colocó dos o tres meses sueltos como líder de audiencias. Lo veían millones de inmigrantes, la mayoría recién llegados. Su parrilla, de hecho, estaba copada por emisiones sobre sus problemas para encontrar trabajo, vivienda, para arreglar su situación legal, etcétera. A su sombra florecían las ediciones digitales de nuevos y viejos periódicos como La Opinión de Los Ángeles, el Nuevo Herald de Miami, El Diario de Nueva York o El Planeta de Boston. Estaban bien posicionados y parecían destinados a comerse el mundo. Pero eso nunca ocurrió. Las proyecciones sobre las que se daba por hecho que el español iba a ir ganando terreno al inglés eran, a fin de cuentas, una estupidez.

Foto: ¿Para qué aprendemos idiomas? (Reuters)

Poco antes de cerrar sus operaciones en español, uno de los últimos gigantes en dar marcha atrás encargó a una gran consultora internacional un estudio sobre las preferencias del mercado latino. Los resultados, que nunca se hicieron públicos, son deprimentes. La primera pregunta ya hacía presagiar lo peor. Los encuestados podían elegir si respondían en español o en inglés, y más del 90% optó por lo segundo. Al ser interrogados sobre el idioma en el que preferían leer o ver la televisión en casa, solo el 7% decía que en español. Incluso en el apartado identitario, el 60% admitían sentirse ya más “estadounidense” que “latino”.

Sobre sus canales favoritos para informarse, no había casi diferencias con el resto de la población del país: los preferidos, según su ideología, eran la CNN y la FOX, seguidos por la MSNBC. Univisión no aparece hasta la cuarta posición. “A medida que estos medios intentan adaptarse lingüísticamente a un público local en otras lenguas [en español, en este caso], este público, especialmente los jóvenes, cada vez se adapta más a dichos medios aprendiendo inglés”, comenta un lingüista que lleva años estudiando la evolución del español fuera de España.

Otra de las grandes frustraciones a la hora de rentabilizar los medios latinos es que resulta extremadamente difícil conseguir publicidad de una realidad fragmentada y menos sólida en el mundo real que en los análisis de salón. Muchos de sus planes de negocio incluían la pretensión de lograr un volumen considerable de anunciantes en América Latina, lo cual es directamente una disfunción cognitiva. Por si fuera poco, las versiones en español de estas grandes compañías se encuentran con que, a la hora de hacer recortes, son los primeros en caer. Uno de los extrabajadores lo resume así: “Si en una empresa hay que prescindir de algo o de alguien, lo fácil es cargarse lo que te suena más lejano. Nuestros directivos no eran capaces de saber si lo que hacíamos era bueno o era malo, porque ninguno hablaba español”.

La anécdota es, a su vez, una buena metáfora de lo que significa el universo latino en EEUU y de la pérdida de peso de América Latina en el país: cada vez menos cátedras de estudios latinoamericanos, cada vez menos programas en español, cada vez menos menciones en la prensa... En su autobiografía, Una tierra prometida, Barack Obama le dedica menos atención a sus vecinos que a ninguna otra región del globo, con la excepción de Oceanía.

Foto: Entrevista a David Fernández Vítores. (S. B.)
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El desplome de los medios norteamericanos en español tiene una lectura que trasciende el diminuto nicho de la industria periodística. Viene a subrayar lo inconveniente que resulta dejarse seducir por esa idea tan aparentemente seductora de hacer negocios con “los más de 60 millones de hispanos de EEUU”. Puede que cada vez haya más taquerías, más peluquerías con la bandera de Colombia y más trap latino, porque todo eso forma parte de la fusión cultural, como la pizza en Nueva York. Pero no va a haber ya mucho más negocio para editar periódicos en español, ni para fundar despachos de abogados en español, ni para ofrecer servicios de inversión en español. Ni mucho menos para la publicación de artículos científicos en español como lengua de referencia, otro clásico delirio de grandeza. A medida que las familias latinas ascienden en la escalera social y económica, adoptan mayoritariamente el inglés. Algo que, por otra parte, siempre ha sido así.

El Washington Post acaba de fulminar sus dos ediciones en español (Post Opinión y pódcast), siguiendo la estela del New York Times, que hizo lo propio en septiembre de 2019. En realidad, es la misma historia que se repite una y otra vez: una prestigiosa empresa de comunicación norteamericana se lanza a la aventura en busca de esa fantasía llamada mercado latino y, al cabo de unos años, decide abandonarla. A lo largo de las décadas, lo han intentado todos y lo han intentado todo: cadenas de periódicos, canales de televisión, versiones traducidas, versiones originales, asociaciones con medios latinoamericanos… Al final, la conclusión es siempre la misma: el mercado es muy pequeño, no hay apenas interés, ni tampoco hay mucho dinero.

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