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Alien vs. Predator: el laboratorio político argentino nos avanza el duelo definitivo
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Ángel Villarino

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Alien vs. Predator: el laboratorio político argentino nos avanza el duelo definitivo

Después de 80 años de peronismo, el laboratorio argentino ha engendrado una nueva bestia política que promete emociones. La situación es chistosa, pero no tiene ninguna gracia

Foto: Milei y Massa, en un debate televisivo. (Reuters/Tomás Cuesta)
Milei y Massa, en un debate televisivo. (Reuters/Tomás Cuesta)
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En España nos hemos enterado de quién es el candidato argentino Javier Milei observando vídeos cortos que circulan por las redes sociales. Pero esto no nos aboca a una impresión superficial del fenómeno, sino a una comprensión cristalina del mismo. De hecho, es exactamente así como se han enterado también los argentinos de que Milei existe, y como muchos han llegado a la conclusión de que quieren que sea presidente. Escuchándole gritar barbaridades ante las cámaras, monólogos desquiciados y escaladas de insultos que sus interlocutores no saben cómo frenar.

Entre todas esas joyas de hemeroteca que hacen fortuna, uno de los más citados es el siguiente:

Por si no les apetece poner el vídeo, transcribo lo que dice el candidato: "Si yo tuviera que elegir entre el Estado y la mafia, yo me quedo con la mafia. Porque la mafia tiene códigos, la mafia cumple, la mafia no miente. Y, sobre todas las cosas, la mafia compite. En cambio, el Estado no admite competencia. Quiere el monopolio de la fuerza, quiere el monopolio de la emisión monetaria… Y son cosas que a la postre nos generan mucho daño".

Se trata de un corte estupendo porque sintetiza, porque resume con exactitud, el mensaje. Lo que Milei promete es, sencillamente, despedazar el sistema político argentino. Agredirlo, humillarlo, aplastarlo, partirle los huesos y reventarle los órganos. Una vez muerto, propone abandonar las exequias al sol en el claro de un monte para que se lo coman las aves rapaces, como en un entierro tibetano.

Ocurre que es muy difícil asustar con el espantajo del populismo en Argentina, un país que prácticamente ha inventado el asunto. El peronismo es la "más eficiente máquina populista del mundo", dice Diego Fonseca, "con 80 años ganando y perdiendo elecciones y mutando para hacer lo que mejor sabe: morder el hueso del poder". Que ese ecosistema haya acabado engendrando el turbopopulismo de derechas más desquiciado del planeta era cuestión de tiempo. Una mutación que se adapta al medio y que podría servir de anexo a la teoría de la evolución de las especies de Darwin.

Foto: Diego Fonseca en una entrevista en Ciudad de México. (EFE/Sáshenka Gutiérrez)

Una de las columnas de análisis político más leídas en Buenos Aires es la que publica Alejandro Borensztein en la edición dominical de Clarín. Cae bajo el genérico de humor político y es básicamente eso: unos chistes encadenados que te dejan pensando. La de esta semana la ha titulado "Esto recién empieza", porque la sensación extendida es que Milei podría estar abriendo una nueva dimensión: una polarización con gafas de realidad aumentada, una feria del histrionismo para los años venideros que deje los excesos de Silvio Berlusconi a la altura de las misas en latín y de espaldas. Milei, cara a cara con el peronismo. Alien vs. Predator.

Cada vez que estas cosas ocurren en Argentina nos parecen divertidas, o fascinantes, o las dos cosas al mismo tiempo. Como cuando ayer miles de votantes recibieron al candidato Milei en su colegio electoral como si fuese Maradona tras haber ganado el Mundial. Estaban cumpliendo con su tradición caudillista arraigada, con esa mitomanía fanática que tanto nos entusiasma desde lejos.

Las familias argentinas aspiran a que sus eximios salarios valgan más o menos lo mismo de un mes para otro

Pero destruir un país no es gracioso, ni tiene nada de admirable. A finales del siglo XIX, Argentina llegó a convertirse en la nación con mayor renta per cápita del mundo. Muchos años después, mi abuelo aún tenía en su estantería un libro que explicaba por qué pronto iba a ser la primera potencia mundial. Las expectativas se han ido truncando hasta disolverse y hoy las familias argentinas aspiran a que sus eximios salarios valgan más o menos lo mismo de un mes para otro.

La hiperinflación, la inseguridad, el deterioro salvaje de los servicios públicos y otras 12 plagas han convertido el país en un lugar lleno de personas rabiosas. Millones de votantes exigen responsables y quieren que esos responsables sufran. Como explicaba el político liberal Yamil Santoro en este reportaje de Carlos Prieto, "el odio de Milei es de verdad, entonces empatiza con la gente que está enojada".

Foto: Javier Milei. (Reuters/Matias Baglietto)

Si quieren saber cómo piensa la gente que votó anoche a Milei, les recomiendo este otro vídeo:


El mayor drama de todo esto es que siempre hay margen para agravar cualquier cosa. Si un populismo engendra otro populismo aún más delirante y homeopático, el resultado no puede ser virtuoso. No se contrarresta una idiotez con un delirio. Por el contrario, lo más normal es que el enfermo empeore. Todo esto se entiende bien en un libro precioso, una autobiografía de niñez y adolescencia escrita por una politóloga albanesa hoy asentada en la London School of Economics.

Durante la primera mitad de Libre, Lea Ypi rememora su infancia en la pesadilla orwelliana que fabricó Enver Hoxha en Albania, una ortodoxia estalinista solo comparable a la de los Kim en Corea del Norte. Durante la segunda parte del libro, describe algo aún peor: su adolescencia en una transición igualmente fanática hacia una nueva utopía, la de la desregulación extrema y fulgurante que protagonizaron, entre otros, los propios padres de Lea Ypi. El país quedó sumido en la bancarrota, el caos y la violencia. Y su familia, que había sido represaliada por Hoxha y participó del entusiasmo de la nueva etapa, fue cruelmente separada por la inercia de la Historia y terminó hundida.

Hagan caso a Borensztein. Gane quien gane la segunda vuelta, esto recién empieza.

En España nos hemos enterado de quién es el candidato argentino Javier Milei observando vídeos cortos que circulan por las redes sociales. Pero esto no nos aboca a una impresión superficial del fenómeno, sino a una comprensión cristalina del mismo. De hecho, es exactamente así como se han enterado también los argentinos de que Milei existe, y como muchos han llegado a la conclusión de que quieren que sea presidente. Escuchándole gritar barbaridades ante las cámaras, monólogos desquiciados y escaladas de insultos que sus interlocutores no saben cómo frenar.

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