Es noticia
El 'chapapote' llega a Doñana
  1. España
  2. Tinta de Verano
Agustín Rivera

Tinta de Verano

Por

El 'chapapote' llega a Doñana

La arena servida con fuel conquista la playa de Sevilla. Tranquilidad, los bañistas se pueden bañar sin problemas, nadando junto a galletas de chapapote, la palabra

Foto: El 'chapapote' llega a Doñana
El 'chapapote' llega a Doñana

La arena servida con fuel conquista la playa de Sevilla. Tranquilidad, los bañistas se pueden bañar sin problemas, nadando junto a galletas de chapapote, la palabra que conocimos el año del Prestige. Se lo está llevando crudo la Punta de Malandar, frente a Sanlúcar de Barrameda, el límite de la provincia de Cádiz con Huelva, la desembocadura del Guadalquivir, el Macondo de José Manuel Caballero Bonald, un andaluz antitópico Canal Sur: culto, serio, irónico.

En Sanlúcar (algún periódico se refirió una vez a “San Lúcar” o mucho peor, la aberración de “San Lucas de Barrameda”) se fragua un desastre como el del barco griego que azotó al amigo Bushero (el cachas Aznar) y al huido Jaume Matas, fichado como asesor de PricewaterhouseCoopers en Manhattan antes de inaugurar las vacaciones en su apartamento de la mallorquina Colònia de Sant Jordi.

Ni Pepe Griñán ni el ‘campeón’ Arenas quieren saber nada de la marea negra de Doñana. Griñán ya sólo piensa en retirarse unos días a Galicia con sus hijos y nietos para meditar si se presentará a las elecciones de 2016. Arenas sigue obsesionado con Chaves -políticamente no puede vivir sin él- y reforzando los fines de semana su naturalísimo bronceado. La Junta de Andalucía minimiza el desastre ecológico, y da nombres de playas sin mencionar el parque nacional, el retiro semanasantero de Rodríguez Zapatero, el Camp David que se inventó Felipe González.

Ya han retirado 60.000 kilos (60 toneladas, que suena más), 300 bidones de arena con chapapote. Los ecologistas gritan, pero no hay mucho interés en escucharles. “Esto es Doñana”, proclaman. El vertido zarpó de la refinería Cepsa de Palos de la Frontera, la misma localidad onubense donde ayer se conmemoró la partida de Cristóbal Colón con las tres carabelas, embutida en samba resaca del concierto del sábado de Carlinhos Brown en La Rábida.

Tampoco se puede descartar que el crudo alcance Cádiz, la ciudad más antigua de Occidente antes de que descubran las tumbas fenicias de Villa Berlusconi, y capital financiera de Andalucía por un día: Unicaja celebró su consejo de administración para ratificar su absorción con Cajasur mirando de reojo la urbana Playa de la Victoria por si el chapapote salpicaba a La Habana gadita.

Sanlúcar, la Zona Cero del chapapote andaluz, espera que el presidente abandone unos días La Mareta y aparezca por la playa sanluqueña, donde ya se dejó fotografiar por El País en el verano de 2007. Gafas de sol, camiseta negra, calcetines blancos y zapatillas Nike. Una imagen radicalmente diferente a la del uniforme Prestige: aquella indumentaria que parecía diseñada para los astronautas de la NASA.

La arena servida con fuel conquista la playa de Sevilla. Tranquilidad, los bañistas se pueden bañar sin problemas, nadando junto a galletas de chapapote, la palabra que conocimos el año del Prestige. Se lo está llevando crudo la Punta de Malandar, frente a Sanlúcar de Barrameda, el límite de la provincia de Cádiz con Huelva, la desembocadura del Guadalquivir, el Macondo de José Manuel Caballero Bonald, un andaluz antitópico Canal Sur: culto, serio, irónico.